martes, 27 de abril de 2021

EL LIBRO MÁS VENDIDO

Es sábado por la tarde. Llego con el coche hasta la salida de Úbeda. Aparco en la Carralancha. Andando, busco, un día más, el camino de la antigua vía. Me adentro en él contemplando el bellísimo paisaje que me muestra los mares de olivos, las sierras, el valle del Guadalquivir y la ciudad de sueños. Cruzo túneles y puentes. Después de las lluvias el sendero se muestra muy irregular. Espero y deseo que, algún día, los gobernantes hagan de este camino un hermoso y adecentado paseo por el que caminar y hacer deporte, algo así como una especie de senda verde o trayecto de recreo en el que disfrutar los padres con los hijos, los mayores, los enamorados, los soñadores, los deportistas, los poetas… El esfuerzo costará algo, pero merecerá la pena.

No llevo reloj ni móvil. Pierdo la noción del tiempo. Voy pensando y medito. No hay ni un solo campesino por los alrededores. Solo escucho el silbo del aire al roce con las ramas de los árboles y el canto de los pájaros, hasta escucho el batido lento de las alas de algunas mariposas pequeñas que se cruzan por entre los matorrales. Me siento feliz, alegre. Todo está en armonía serena.

La quietud en la lejanía, junto a la soledad, también es cierto que impone. La población queda lejos. Ayer fue el día del libro y fiel a la tradición me compré una pequeña antología poética de Vicente Gaos que llevo en el bolsillo y me pongo a leer bajo un olivo. Gaos es un extraordinario poeta, además de ensayista y estudioso de las letras. Dio clases de Literatura en varia universidades del mundo. Y murió joven, a los sesenta y un años. No muy conocido por el gran público porque tuvo la mala suerte de nacer en 1919, por lo que le tocó vivir de pleno la guerra y la posguerra, así como realizar la mayor parte de su obra literaria durante el franquismo. Algo que para los gobernantes y etiquetadores despóticos e intolerantes de hoy es todo un pecado que condena, en mayor o menor medida, al ostracismo y la exclusión. Y más aún si, como él, compone poemas religiosos, sin tener en cuenta siquiera el contenido, la hondura o el significado. 

Cierro el libro. Camino de nuevo. Gran poeta este Gaos, me digo. Uno más de entre los grandes poetas de siempre. Geniales escritores. Excepcionales artistas… Y así, pensando en todo esto, veo a lo lejos el coche. Me acerco a él. Llego cansado, sudoroso, fatigado. Respiro hondo. Me repongo. Me monto y arranco. Y, al hacerlo, como siempre va la radio encendida, escucho la noticia: Con motivo del día del libro se han vendido más de un millón de ejemplares. Me alegro, aunque lo que hace falta es que de ese millón se lean, al menos y en verdad, la mitad, y no sirvan solo para adornar alguna de las estanterías de la casa y llenarse de polvo.

Salgo de la Carralancha y me adentro por las calles de Úbeda. Ahora, de entre los libros más vendidos, vamos a decirles los que ocupan los primeros puestos. Permanezco atento. Vamos a ver si alguno de los diez primeros libros más vendidos es de poesía. Pero nada. Ni el diez, ni el nueve, ni el ocho… Me da pena. Cómo puede un género literario tan bello tener tan pocos lectores. La poesía no vende. Me respondo. Tampoco hay interés por comercializarla. Lo mismo es también porque la poesía que hoy se hace no interesa, la han desvestido de esencias para convertirla en prosaica, fría, jeroglífica y aburrida, sin musicalidad ni emoción ni sentimiento ni elegancia.

El locutor dice una serie de títulos y autores que, la verdad, apenas si conozco. Hasta que escucho decir: Y el libro que ocupa el primer puesto en el ranking de más vendidos es de un autor muy conocido por todos… Y quien habla hace una pausa larga. Me da  tiempo a pensar. Vamos a ver, será… y por mi mente pasan, a cámara rápida, como fantasmas con pluma y papel en las manos, imágenes de grandes escritores del pasado y del presente, intelectuales prestigiosos, doctores filólogos, miembros de la Real Academia, arquitectos de las letras con alta formación… ¿Quién será el que ocupa ese trono de honor del primer puesto…? ¡Qué emoción! ¡Qué nervios! Hasta que por fin oigo decir:

El libro más vendido no es de un autor, sino de una autora: ¡Paz Padilla!

Y de golpe escucho un tremendo: ¡¡Zas!! Mi coche se ha salido de la calzada y se ha estrellado contra una farola. La broma me ha salido cara. ¿La broma? Menuda broma.

Y luego decimos que cómo puede alguien querer salir en los programas basura de la televisión.

¡Madre mía, cuánto bobo en esta sociedad de cínicos!

sábado, 10 de abril de 2021

COMO PARA VOLVERNOS LOCOS

Esto cansa y aburre y, sobre todo, agobia.

Este camino que estamos tomando no lleva a buen puerto. Esta casa que estamos construyendo no tiene ni cimientos ni base ni estructura. Aquí todo lo andamos cogiendo con papel de fumar. Aquí, llamar negro a un negro es racismo. ¿Lo es también llamar rubio a un rubio? ¿Y a un blanco, blanco?... Decirle guapa a una chica guapa es machismo. Insistir en invitarla a tomar una copa puede ser acoso. Declarar una mujer, a la que no conoces de nada, que le has dado un golpe es acabar de inmediato en prisión. Pensar mil veces lo que voy a escribir, poner, borrar, volver a poner, cambiar… es la prueba de que uno ya no sabe ni a qué pertenece ni dónde se halla.

Aquí, hay ya creado un ambiente tan a flor de piel que, hay que ver la que se ha liado con el jugador de piel oscura del Valencia que se marchó del campo junto a sus compañeros porque escuchó que otro de piel clara del Cádiz le llamaba “negro de mierda”, pidiendo un castigo ejemplar, cuando este asegura que nunca le llamó “negro”, y diciendo que va a denunciar a quien le llame racista. Y hasta han tenido que contratar a expertos en sonido y lenguaje de labios para aclararlo. Y no han encontrado pruebas. ¿Y qué pasa ahora? Es el jugador del Valencia culpable de falso testimonio y un mal compañero? ¿Es el jugador del Cádiz un racista mentiroso? Y si es cierto que el jugador del Cádiz no le llamó así, ¿quién le quita ahora la etiqueta de racista? De todos modos, ¿y el beneficio de la duda?, ¿y la presunción de inocencia? ¿No habíamos quedado que en un estado de derecho uno no es culpable mientras no se demuestre lo contrario?

Y así en todo. El mundo desquiciado. Víctimas culpables y culpables víctimas. Como ha sucedido en una empresa de mi pueblo, donde ha llegado a suspensión de pagos tras diversas irregularidades, corrupción y robo, y donde un asociado, tras luchar para que se aclaren los hechos y se depuren responsabilidades, ha acabado siendo denigrado, injuriado y maltratado, y no solo por los directivos sino por muchos de los otros socios que hasta le han retirado el saludo, viéndose, finalmente, no solo destrozado al no poder recuperar el dinero invertido, sino hundido al exigírsele pagar lo que no está escrito .

Y si tengo hijos, los trato con todo tipo de mimos y regalos, como a reyes, porque ellos para mí son lo primero, lo más importante de mi vida y por ellos todo. Pero ya llevo no sé cuántas separaciones y no sé cuántas nuevas parejas y no sé cuántas excusas para estar el menor tiempo a su lado.

Y si voy a dar un mitin o una charla en un lugar determinado, como ha de hacerse en democracia sin que a nadie se le ponga impedimento alguno, y unos descerebrados me apedrean, la culpa será mía por ir y no haberme quedado en mi casa haciendo abanicos. Y al día siguiente van además las mujeres y las niñas, y ningún varón, para limpiar con lejía, no la sangre de los heridos en las aceras, sino el polvo invisible que han dejado en la plaza los zapatos de los mitineros.

Y si odio a los demás y siembro odio, proclamo que los demás me odian y están sembrando odio. Y si me pillán con el puñal a punto de atravesar el corazón de mi hermano, es que no entienden que mi hermano me estaba doblando el pulso para que se lo clavara.

Y me llamo antifascista con el puño en alto mientras golpeo, incendio, desprecio, destrozo y hasta mato. Y me defino como tolerante al tiempo que pido quemar iglesias y fusilar a los cristianos. Y me catalogo de feminista exclamando que la mujer ni se depile ni se maquille mientras me pongo silenciosamente el burka en cuanto se presenta la ocasión. O nada digo cuando el presidente turco discrimina y menosprecia a la presidenta de la Comisión Europea mandándola al sofá. Y te llamo xenófobo porque criticas los comportamientos de algunos en las carrozas del orgullo gay y guardo silencio cuando ahorcan a un homosexual, por tan solo el hecho de serlo, en el país vecino.  

Y si se permite la llegada de extranjeros a los aeropuertos en vuelos regulares para visitar ciudades, la culpa no es del gobierno, es de los dirigentes de las comunidades que no cortan las calles.

Y si dicen de vacunar…, bueno de esto mejor no hablar. Bastante confundidos y nerviosos estamos ya. 

Y el que se declara adalid de la igualdad vive en el lujo y se baña en dinero. Y el que quiere acabar con las libertades dice que lucha por la democracia. Y los separatistas son los tolerantes y los no separatistas los intransigentes. Y el que quiere romper España y quema la bandera nacional declara ser un patriota. Mientras que el que despliega la bandera roja, amarilla y roja, es un nazi. Y ahora los buenos son los de ETA y los malos los familiares de los muertos y heridos. Y el que insulta dice que es insultado. Y el que manipula manifiesta que es justo y cabal… Y el que expone ser pacifista emplea cada vez que habla más palabras llenas de belicismo y de terror… Y la democracia está quedando en un simple mentir, engañar y liar a la gente para ganar votos… Y uno acaba loco… Y cuando tú y yo acabemos locos y llenos de rencor, lo mismo no nos soportamos más y nos liamos a garrotazos hundidos en la tierra, como dibujo Goya, porque ya no hay sitio para los dos aquí.

¿Que esto no es creíble? Tampoco nadie podía creer que iba a venir un virus e iba a joderle la vida al mundo entero… Y ya lo veis, nos la ha jodido y bien jodida. Y por mucho tiempo.