Me da pena y dolor este mundo nuestro de las editoriales. Empresas que
lo único que buscan es el dinero. Lo de menos es si se crea o no literatura, si
los autores tienen o no talento, si son justas o no con las decisiones que
toman. Dinero y nada más que dinero es lo que las mueve, lo que las motiva, lo
que les interesa.
Aquí se escriben muchos libros. Nada más que al premio Planeta se
presentaron el pasado año 453 novelas. De las que se han publicado dos. Casi
todas las demás no verán la luz, acabarán
en un cajón después de ser despreciadas una y otra vez por no interesar.

Porque si haces esto, si te acuestas con el primero que pasa y lo
grabas y lo ve todo el mundo, y encima tu pareja lleva la cornamenta del toro
watusi y para colmo eres tertuliano o político deslenguado, entonces sí,
entonces no es que te publiquen el libro que tenías escrito y guardado en la
estantería cubierta de polvo, sino que te piden, te imploran que lo escribas, y
ponen a tu disposición a todos los “negros” que quieras, y te lo rematan encuadernado
en piel, y te lo presentan con todos los honores, y te hacen una campaña
publicitaria que alucinas, y te lo venden en todas las librerías que existen, y
te lo colocan además en primera línea, en el mejor escaparate, en la más
privilegiada estantería… Como ha sucedido con muchos famosillos. Como le ha
sucedido a la genial Olvido Hormigos, prudente y educada maestra de escuela además
de honrada concejal socialista de toda la vida, abnegada madre y esposa,
heredera de Cervantes, Quevedo y Juan Ramón Jiménez, inteligentísima narradora
y poeta… Como le ha sucedido a este dechado de virtudes que tiene la cara más dura
que el cemento. Que debido a sus impresionantes méritos en al arte de la baja
carne ya tiene su novela a la venta y puesta en todas las librerías del mundo,
esperando le concedan además, al menos, el Premio Princesa de Asturias de las Letras.
Y viene ahora el pobre e ignorante Pérez Reverte a quejarse porque la han
puesto a su lado, detrás de ella, rogándole al Corte Inglés que, al menos, no
se la pongan encima; a lo que ella le responde que no se crea superior y que es
un machista. ¡Toma ya! Para que aprenda el analfabeto, mediocre, retrógrado y
facha creador del Capitán Alatriste. Y es que Hormigos no podía haber soñado
llegar tan alto ni Reverte llegar tan bajo… Ni la Literatura Española llegar a
tocar el fondo tan putrefacto de las cloacas. Pues nada, que sigan.