miércoles, 22 de marzo de 2023

LA NUEVA GUERRA CIVIL

Estamos en guerra. 

 

En España llevamos tiempo inmersos en una nueva guerra civil. Una dura guerra en la que, por el momento, no se usa armas convencionales, no hay tanques por las calles, ni escuadras de aviones revoloteando sobre las azoteas, ni fragatas merodeando nuestros puertos… Es una guerra con armamento más sofisticado, con el de la palabra centrifugada en laboratorios de precisión, publicidad refinada, gestos estudiados, hechos puntuales…

Una guerra civil espantosa, en la que hay dos grandes bandos de españoles cada vez más radicalizados, extremistas y fanáticos, los llamados con orgullo Progresistas y los llamados con orgullo Liberales (que ambos eufemismos visten más que las manoseadas izquierdas y derechas, sociatas y peperos), y no hay más, lo que podría llamarse centro, ha desaparecido, y los que podrían ser los extremos se han convertido en brigadas aliadas con unos y con otros. 

 

Y se han atrincherado. Y ambos bandos militarizados buscan ganar, no España, concepto antiguo, sino tomar espacios de rehenes civiles, territorios de ciudadanos que se decanten hacia uno u otro lado. Quien consiga mayor número de PRO o LIB irá ganando batallas. Y, al final, ganará la guerra, constituyéndose entonces una especie de victoriosa dictadura que durará por muchos años.

 

Y en ello andamos. Escuchando las sirenas alertando del peligro, temblando ante el silbido de las balas, viendo estallar bombas muy cerca, corriendo a los refugios para evitar en lo posible ser heridos o muertos. 

 

Y los oficiales, suboficiales y tropa a las órdenes del general, ciegos por el triunfo, andan, tanto por uno como por el otro bando, dispuestos a todo con tal de vencer. 

 

Y las luchas se dan por todas partes disparando fusiles. Con ametralladoras en puntos estratégicos. Incluso con sonoros cañonazos. Y nos odiamos. 

 

Los más miedosos o pusilánimes se callan, mientras se esconden entre el barro de la zanja. Los atrevidos, asoman las cabezas y disparan para volver a ocultarse. Los más valientes, los que más tienen que ganar, los que ocupan cargos de cabos o de suboficiales, salen de ella a cuerpo descubierto, corren hacia la trinchera enemiga, que no adversaria, sin cesar de disparar y se vuelven a meter en otro cualquier agujero para aguantar las réplicas del contrario, recuperar fuerzas y seguir de inmediato el avance. Mientras que sus oficiales dan indicaciones desde sus despachos y asientos tribunales, así como consignas y advertencias…, proponiéndoles como recompensa: ascensos, condecoraciones, insignias… y cargos y carguillos.

 

Y claro, los unos disparan sobre los otros, con municiones de diferentes tamaños que buscan herir el corazón. Pero los PRO tienen mejor armamento, de ahí sus innumerables y refinados proyectiles: facha, derechista, retrógrado, fascista, nazi, carca, beato, franquista, conservador, reaccionario, machista, rancio, ultra, meapilas, cavernícola, trasnochado…; contra apenas: rojo, izquierdista, comunista, pijoprogre…

 

Y van ganando los PRO, sus alianzas son mayores, tienen a separatistas, golpistas, bilduetarristas, podemitas, comunistas, izquierdaunidistas, izquierdarrepublicatalanistas, maspaiscompromistas, teruelexististas, cantabristas, cupistas, republicanistas, feministas, sindicalistas… Controlan y riegan mejor las televisiones, las radios, la prensa, las redes sociales, la fiscalía, el Tribunal Constitucional... Dominan las calles y las algaradas. Anulan y ridiculizan la religión. Además, dan títulos en la academia militar fundada y subvencionada por ellos mismos de autoridad ética. Y cuentan en la retaguardia con la inmensa mayoría de publicistas, asesores, guionistas, cartelistas, compositores, cantores, escritores, cinecistas-goyistas y artistas en general. A los que saben enriquecer, promocionar, mimar, cuidar, premiar, distinguir, dar relevancia y revestir de modernidad, con toques de aparente mal vestir, sin dar importancia a la doblez, camuflando la incoherencia o la hipocresía en la que casi todos ellos andan.   

 

Los LIB, no tienen apenas alianzas, todo lo más cuenta con voxeros que, a veces, más que ayudar, complican los avances. Son también algo más cobardes, disparan con pies de plomo. Aman las treguas tanto que mejor no remover demasiado las cosas. Paso a paso, sin prisas, con moderación. Dicen ser gente de bien. Aunque tampoco son ya de iglesia, ni de Dios. No son abortistas, pero lo son. Una de cal y otra de arena. Mejor no saben lo que son. Y envidian la superioridad moral de los otros, tanto que cuando ganan alguna batalla y se apoderan de cualquier reducto, se dedican a reconstruir los edificios de la economía derrumbados y poco más, dejando el resto de las cosas como están, para qué queremos líos, y de inmediato premian, ensalzan, abrazan y siguen subvencionando a los de la retaguardia enemiga que ahí y alrededores han quedado. Veis cómo en el fondo nosotros también somos modernos y progresistas. Parecen querer decirles, a ver si de paso los hacen desertores y se los llevan a su bando. Y claro, ellos se ríen y, en el fondo, los desprecian aún más. Así que como este adversario acomplejado es débil y necio, sigamos…, se dicen por lo bajini. Y brindan por ello.

 

Y en medio de todo esto, discusiones entre los habitantes de los pueblos, rupturas, recelos, rencillas, rencores, persecuciones, desuniones, discriminaciones, odios… y venganzas. Y heridos, muchos heridos… Y muertos. En definitiva, una guerra a la que no le falta de nada. Por no faltar no le falta ni exiliados. Entre los que me encuentro. 

lunes, 6 de marzo de 2023

DE LAS CALLES A ANTONIO Y MARCELO, CON EXPOSICIÓN ABIERTA A LA CORPORACIÓN MUNICIPAL

El pasado mes de mayo, la Comisión de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de Úbeda, apremiada por centenares de firmas recogidas por una plataforma popular, aprobó poner el nombre de Antonio Espadas a un futuro pequeño parque en la parte trasera de las calles Rafael Carrasco y Manuel Orcera, y el nombre de Marcelo Góngora a una esquina confluencia entre la avenida Cristo Rey y la calle 28 de febrero.

Dos ilustres personajes de Úbeda reconocidos, dos pintores excepcionales, dos artistas cercanos y admirables, dos grandes hombres… Y dos espacios para ellos: un recóndito solar para parque por construir y un trivial enlace de paso entre una avenida y una vieja carretera.  

 

Otros muchos, sin embargo, que han aportado bastante menos a nuestra historia y sociedad, han sido merecedores a lo largo de los años de calles, plazas y rincones más relevantes. 

 

Pero como las comparaciones son odiosas, y hay que respetar los hechos con que la historia nos va forjando, no diré nombres, ni expondré méritos de unos y otros, pero sí diré que nuestros munícipes, que tienen una gran responsabilidad ocupando los cargos porque nos representan a todos, no deben actuar jamás desde los personalismos, el sectarismo ideológico, el ciego interés político, el individualismo miope de si este me cae mejor o peor que aquel…, sino desde la altura de miras, la grandeza de nobles ediles y el justo proceder. 

 

Y al recibir la noticia sentí tristeza. Y así lo hice público en su día. Después, advirtiendo que casi nadie más se quejaba, ni los familiares siquiera, guardé silencio, quedándome, como diría Bécquer, con mi dolor a solas. 

 

Ahora, viendo que de nuevo se han levantado voces del pueblo considerando los espacios asignados como impropios, inadecuados e incluso ridículos, destacando a la misma mujer de Marcelo que pide con insistencia se cambie el espacio concedido a su esposo, destapo mi dolor y me uno a ella y a quienes como ella desean un lugar más adecuado para nuestro mejor artista del realismo mágico.  

 

El parque asignado a Antonio Espadas no es lo que a mí me hubiera gustado para él. Puede, aunque los mismos habitantes del barrio andan mostrando su disconformidad, que, tras su finalización, quede aceptable, contando con una travesía bien asfaltada, zona de adultos y pequeños, y, de seguro, con farolas, árboles, bancos y flores. Si la familia de Antonio no pone ningún impedimento…, entonces, nada más tengo que decir al respecto.

 

Pero sí quiero, para finalizar, aprovechar el momento para exponer, con todos los respetos, a nuestra Corporación Municipal que, si bien ha hecho y hace cosas importantes por y para Úbeda, convirtiéndola en más grande y asombrosa, no ha estado, en mi opinión, muy acertada a la hora de asignar a Espadas y Góngora estos emplazamientos indicados, por ser poco significativos. Y menos aún el referido a Marcelo, por lo que, al expresar Salomé, la propia esposa, su descontento, debería atenderse su solicitud de cambio, asignándole al artista un espacio con más enjundia y relevancia, más acorde con lo que representa, que es lo que se le debe asignar y conceder a quienes se les quiere rendir verdadero homenaje póstumo para que su recuerdo permanezca en la memoria colectiva del pueblo.

 

Y, como ya escribí en otra ocasión, ojalá pueda verlo. Ojalá pueda cruzar algún día por esos lugares significativos y emocionarme al ver sus nombres impresos en los rótulos, mientras les digo desde el corazón que me alegro, por ellos, pero ahora también por nuestros ediles que supieron rectificar con humildad, triunfando una vez más la grandeza generosa sobre la racanería, haciendo con ello que alumbre con más esplendor dorado nuestra ciudad inmortal.