El juego
de ajedrez no es otra cosa
que una
historia de lucha inevitable
del hombre con
la muerte. Salen blancas,
el
color de la vida cuando naces.
Y
avanzas. Mueves ficha. Los peones
–pequeños
salteadores incansables–
buscan
abrir caminos. Los alfiles
divisan
las distancias que nos salen.
Mientras,
las torres miran hacia arriba
tal
vez soñando un sueño inalcanzable.
Los
caballos bien saben cómo hacer,
y
saltan por encima, y son cobardes,
y
atrevidos también, y solidarios...
La
reina vale mucho, cual la sangre,
como
la libertad o la esperanza,
como
el amor que prende y que nos arde.
A
veces nos parece que ganamos,
movemos
y comemos insaciables...
Superamos
heridas, amenazas,
escapamos
del mar de los embates...
Pero
por más que andemos resistiendo
y
buscando estrategias que nos salven,
al
final mueven negras rodeando
la
figura del rey...
Y
jaque mate.
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