jueves, 11 de diciembre de 2014

NAVIDAD SIN DIOS

Café sin cafeína. Pasteles sin azúcar. Leche sin lactosa. Vino sin alcohol. Chocolate sin cacao… Navidad sin Dios.

Navidad sin Dios. Es decir: fuego sin calor, abrazo sin amor, canto sin música, felicidad sin gozo, vida sin esperanza…

Cada año resulta más triste la Navidad. No llena de ilusión salir a la calle. Y cuando se sale no se regresa lleno de paz, ni de alegría, ni de bondad. Muchas luces de colores, grandes parafernalias gigantescas en medio de las plazas, numerosos escaparates con arbolitos y bolitas de colores, infinidad de tiendas con montañas de mantecados, licores y productos para comer…, pero frialdad en el ambiente, egoísmos camuflados, indiferencias consentidas, pobreza disimulada, soledades entre la multitud, crisis económica, pérdida de valores… Y en medio de ello, todo lo más, felicitaciones mediante mensajes cargados de erotismo, política, ironía, crítica, doble intención…

Y es que nada nos trae a Dios. Dios no cuenta. A Dios se le ignora. A Dios se le aparta. Colores llenos de formas pero sin mensajes. Luces y destellos pero sin sentido. Comidas pero sin convivencia. Regalos pero sin cariño. Ya casi nadie habla de que nace el Niño Jesús, el Niño Dios. Ya nadie canta villancicos a las figuras de un Belén construido en familia, con trabajo compartido. Ni siquiera los niños tienen ya que esperar la llegada de Reyes Magos para recibir los regalos, se los dan antes, para que los disfruten en los días de vacaciones. Todo buscando el pragmatismo, lo tangible, lo práctico… Aquí lo que importa es qué día es la gran comilona de la empresa o del grupo, qué marisco hay, bueno y barato, para cenar en Nochebuena, qué bromas vamos a gastar el día de los inocentes y qué me voy a poner para divertirme en Nochevieja hasta que amanezca…  
 
Pero, pese a todo, Dios sigue naciendo, como siempre lo hizo. Y sigue naciendo en una cueva alejada de la ciudad, de la posada, del sueño de los acomodados, de los palacios de los poderosos, de las alcancías repletas de riquezas. Lejos de todo y todos aquellos que por cobardía, por intereses, por comodidad se hacen los tontos y nada saben. Por no saber ya no saben los niños de la escuela, pese a tanta Navidad que se celebra, en qué lugar nació Jesucristo. No lo saben. Hagan la prueba. Yo la realicé en los años de mi docencia y quedé impresionado.  

Qué vacías se nos van presentando ya las navidades en muchos pueblos y ciudades. Qué pena de iglesias con misas del gallo a las siete de la tarde y cerradas a las doce de la  noche. Qué triste que los adornos se alejen de los mensajes cristianos, todo informe, geométrico, todo vistoso, todo superficial, como huyendo de la verdad, sin imágenes, sin ángeles, sin Virgen María, sin San José, sin Niño Dios…, no sea que se molesten los de otras religiones, los agnósticos, los ateos, los incrédulos…

Pero esto es lo que hay… De todos modos, todavía quedan algunos pastores que se levantan en la noche y se dirigen al portal para ver y adorar al Niño Dios nacido, al Mesías prometido, al Salvador del mundo… Pastores llenos de barro de los caminos, heridos por los pinchos de los cantones, arrepentidos de sus debilidades, cansados de bregar con sus rebaños…, que se acercan hasta allí en silencio para adorarlo. Pastores que saben escuchar en estos días la música dulce de la paz que nos llega en medio de tanta guerra. Pastores que viven y sueñan y regalan una FELIZ NAVIDAD.  

2 comentarios:

  1. Se podrían añadir más cosas, pero no más claras ni mejor. Simplemente diría que esas panderetas, esos villancicos, esas charlas en familia al calor de un fuego, seguramente ahora y en los tiempos que vivimos, no se "llevan". Lástima que así sea y que vivamos en un mundo carente de valores morales. Afortunadamente, siempre existirán personas que vivan interiormente ese Nacimiento que cambió el curso de la historia y que ha marcado y sigue marcando a millones de familias por mucho que algunos quieran acabar con ello. Te deseo lo mejor en estas fiestas y que sigas conservando siempre ese verdadero espíritu de la Navidad. Un abrazo.

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  2. Querido Ramón. qué bien expresas lo que con lástima vemos en la calle, en las ciudades...
    Pero, ¡fíjate, Ramón¡ lo que a mí me viene al pensamiento cuando salgo a la calle en Barcelona, en el País vasco, en Úbeda : no se puede puede pasar la Navidad sin Dios. No, no se puede porque cuando se acercan los días en que nació Jesús, el Hijo de Dios, el mundo entero se estremece: ¡llega la Navidad¡,¡Feliz Navidad¡,etc.Y no saben porqué esos días existe un clima especial de más felicidad. Y celebran la cena de Navidad en colegios, empresas, etc...y la Nochebuena. Las calles se adornan con luces, estrellas, colores ;y los más humildes, las tiendas, comercios, más humildes, aún ponen el Belén, Y en muchísimas ciudades también lo ponen, además de las iglesias...Y en las escuelas.¡ No pueden vivir sin la Navidad aunque no sepan bien qué celebran.
    Porque en estas fechas, todo se estremece: las familias se juntan, todo, todo es más festivo. Celebran el nacimiento del Mesías aunque no conscientemente. Incluso hay treguas, paros en situaciones de guerra...
    Cuando yo veo los adornos en las calles, los belenes en muchos comercios humildes, las estrellas, los árboles de Navidad ( que son de tradición cristiana),me lleno de alegría porque dentro del corazón de las gentes, presiente que algo sublime se celebra en estas fechas, no solo la llegada del solsticio del invierno. ¡ Un abrazo querido Ramón¡

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