martes, 11 de abril de 2017

CRÍMENES ABOMINABLES

Comienza la Semana Santa. Es Domingo de Ramos y los cristianos coptos de Egipto, como todos los cristianos del mundo, sean de la rama que sean, van a conmemorar la festividad a sus iglesias. En dos de ellas, la de San Jorge en Tanta y la de San Macos en Alejandría, nadie sabe que la muerte anda esperando en forma de rayo negro cargado con un cinturón de explosivos con olor putrefacto a intolerancia.

Y el cinturón estalla y se lleva por delante a más de medio centenar de mujeres, hombres y niños inocentes, dejando en el suelo a centenares de heridos. Los dos atacantes suicidas fueron los primeros en morir, estallando por los aires para dejar sus cuerpos desperdigados en millares de trozos asquerosos y repugnantes de materia pestilente. Los dos salieron volando derechos al firdaws, nivel séptimo y máximo del paraíso de Alá es grande, para ser recibidos como mártires victoriosos por los ángeles celestiales y poder gozar de toda clase de placeres, desde manjares exquisitos a gran cantidad de huríes de ojos grandes y brillantes, pasando por una gran multitud de vírgenes e infinidad de muchachos jóvenes.

¿Y quién entiende esto? ¿Qué religión puede predicar semejante bárbara locura? Esta locura de ganar el paraíso a costa de matar infieles, y a cuantos más mejor. Es decir de asesinar a traición y a sangre fría a quienes no piensan ni creen en lo que tú piensas y crees. Increíble.

Ya sé, ya sé que no todos los musulmanes piensan, creen y actuan lo mismo que estos yihadistas del demonio. Que la inmensa mayoría de los que viven en nuestros pueblos y ciudades son pacíficos, comprensivos, comedidos, cautelosos… y, eso, prudentes, muy prudentes… Pero deberían ser un poco menos de todo esto que son, porque cuando se producen estas masacres constantes, estos actos de terrorismo que no cesan, estos asaltos abyectos a templos cristianos, estos crímenes abominables…, deberían ser los primeros en salir en masa a protestar, a exponer que están totalmente en contra de esos bárbaros, a manifestarse con pancartas y gritos de desaprobación en las puertas de todas las mezquitas y en todas las plazas de todos los pueblos del mundo libre… Y exigir de paso que también en los países donde se impone la religión que ellos profesan, dejen abrir templos budistas, mandires hinduistas, santuarios sintoístas, sinagogas judías e iglesias cristianas… 

Tener fe es un gozo para el alma, siempre y cuando creer en un ser superior lleve al amor, la paz, la convivencia, el respeto y la vida. Pero si la fe lo que provoca es odio, fanatismo, terror, sangre y muerte, entonces solo te empuja a la locura, y para estos locos, lo diga el dios que lo diga y esté escrito en el libro sagrado o la libra sagrada que tú quieras, no cabe más espacio ni más paraíso que el manicomio o la cárcel, y el infierno para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario