lunes, 18 de diciembre de 2017

40 DICHOS ACERCA DE LA NAVIDAD (II)

Cada uno de enero, alguien abre un libro de 365 páginas acerca de lo que nos va a suceder. Entonces, día a día, nos irá leyendo una de ellas, porque de leérnoslas todas de golpe no podríamos resistirlo.

La locura del Altísimo no fue hacerse hombre y morir como un malhechor, sino hacerse niño y dejar de saber que es Dios.

Dios tuvo un dilema: ser pobre y servir a los demás hasta morir por ellos en una cruz, o ser rico y dejar que los demás le sirvan hasta expirar plácidamente en una cama. Pues si optó por la primera, ¿cómo puede llamarse seguidor suyo quien opta por la segunda? 

Ayer, los pastores fueron a adorar al Niño Dios. Hoy, vamos a adorarnos a nosotros mismos.

Dicen muchos sacerdotes que han tenido que dejar de celebrar la tradicional misa del gallo porque son pocas las personas que acuden. Como si en aquella misteriosa noche, a la cueva del Niño Dios hubieran acudido por millares.

Algún día volverá a haber misa del gallo en todas las comunidades. Sólo hay que esperar a que la fe supere a la comodidad y al derroche consumista.  

¿La mujer? Lo más importante en la Historia de la Salvación. Tanto que hasta Dios necesitó de ella para hacerse, en el pleno y total sentido de la palabra, hombre. 

Si todo el mundo dice que el dinero no da la felicidad, a qué vienen esas interminables colas en Doña Manolita.

No hay que ser un genio para llamar a una clínica abortiva “Herodes”.

Uno de los momentos más tristes del año es cuando desmontamos el nacimiento y los adornos de Navidad. Siempre nos sale al paso la duda de si volveremos a ponerlos.

A medida que pasan los años, la Navidad se hace más cuesta arriba. Y es que va aumentando en el alma el peso de las ausencias.

En Navidad, a los ricos les sobran alimentos y piden paz. A los pobres les sobra paz y piden alimentos.

Los pequeños son los que con más ilusión e inocencia viven la Navidad. No les quitemos el Niño porque los haríamos de golpe viejos. 

De tiendas, de comilonas, de bares, de hoteles, de discotecas… ¿Cómo vamos a encontrar al Niño Dios que ha nacido en un establo?

Los ateos, los agnósticos, los incrédulos…,  cuando llega la Navidad hablan de ella y la disfrutan, faltaría más, pero siempre se las ingenian para dar rodeos y meterse en la posada cerrando las puertas a extraños llegados de Nazaret.   

Dicen los políticos que en Navidad, en las ciudades, ponen adornos sin referencias cristianas por respeto a otras religiones. Pero es mentira, lo hacen por miedo a esas religiones o por odio a la nuestra.   

Tras sentirnos perseguidos o agobiados, no hay por qué avergonzarse de haber deseado marchar de donde estamos y comenzar una nueva vida en algún otro lugar lejano. Jesús ya lo hizo. Y nada más nacer.

Comentan que en la noche del cinco de enero hay que ser Reyes Magos para los hijos. Como si no tuvieran que ser muy reyes y muy magos para sacarlos adelante el resto del año.

Algunos ponen los adornos en el árbol de ser mejores.

La estrella que lleva a Dios no es la que brilla en lo alto del árbol o del belén, es la que alumbra en el fondo del corazón. 
  
FELICIDAD PARA TODOS POR SIEMPRE.

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