miércoles, 28 de febrero de 2024

CRÓNICA DE LA PRESENTACIÓN DE MI LIBRO "SONETOS DE PASIÓN Y GLORIA"

El día 23 de febrero de 2024 amaneció frío. Veníamos disfrutando de una primavera adelantada adornada con esplendidas “aladas rosas de los almendros de nata” y un calor casi veraniego. La tarde fue empeorando, y hacia las siete, la lluvia irrumpió con fuerza desmedida hasta dejar desiertas las calles.

 

La hora de la presentación del libro era las veinte. Todo dispuesto en el Auditorio de Hospital de Santiago. Antonio Moral y su hijo Miguel Ángel habían adornado el escenario -un retablo de piezas de la antigua sillería con sabor de siglos-, con luces de colores serenos y delicados. La mesa presidencial, en el centro de la escena, sobria y elegante sostenía tres micros para tres asientos: presentadora del acto, presentador del libro y el autor. No contábamos con ningún representante político gobernante. El Ayuntamiento nos había remitido cinco horas antes del acto un escrito excusando la asistencia de la señora alcaldesa por encontrarse en la Asamblea de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, sin añadir ningún nombre que la representase.

Pero, pese a los muchos actos organizados ese tarde-noche y demás contratiempos, de golpe, empezaron a acudir en masa hasta abarrotar la sala en pocos minutos. Algunas personas tuvieron que buscar acomodo en los laterales, permaneciendo otras de pie al fondo. 

 

A punto de comenzar, apareció don Pedro Jesús López, concejal de Educación, diciendo que lo hacía, sobre todo y, en primer lugar, como amigo. Ocupó lugar de honor en la tribuna, como debe ser para quien representa a la ciudad de Úbeda. 

 

Inés López presentó el acto. Su voz dulce y su perfecta dicción, sobre un contenido breve pero intenso, abrió la puerta para una noche inolvidable. A continuación, José Ramón Molina, mi hijo mayor, habló más que del libro, de la vida misma, de los valores, de la felicidad como fin último. Y habló de mí, del momento que vivo, de la contemplación que me cobija, de la esperanza que me alienta. Y habló de Juani, su madre, en su labor callada, fructífera, sacrificada…, hasta hacernos llorar de emoción. Fue la figura que sorprende, que asombra, que hace enmudecer, recibiendo un aplauso unánime, sonoro y larguísimo. Acto seguido tomé yo la palabra y hablé de gratitud, de las magníficas fotos que lo ilustran, obra de Diego Godoy Cejudo, de lo que significa crear un libro, de la necesidad de no venderlo, de lo que entraña dejar ahí sonetos escritos y recitados por mí mismo con música de marchas de fondo, fáciles de escuchar mediante un código QR adjunto dibujado bajo cada uno de los poemas, concluyendo mi exposición con la recitación de cuatro sonetos. Puso punto final al acto el concejal de Educación. Habló desde la amistad y la consideración, con sencillez y altura, ganándose muchos corazones que le eran ajenos.

 

Se regalaron ejemplares a la salida y yo firmé a prisa y lleno de satisfacción no pocos, en especial los de aquellos que se desplazaron de fuera, entre otros, de Jaén, Villacarrillo, Sabiote, Baeza, Rus…, e incluso de Daimiel. 

Todo quedó recogido en una grabación realizada por Domingo Barbero que circula por internet. Las redes sociales ardieron de bellas palabras esa misma noche y a lo largo de los días. A la salida, el tiempo seguía siendo frío, e incluso nos regaló una tormenta con relámpagos mientras yo recitaba los sonetos dedicados a mi Cristo Yacente y a mi Virgen de Guadalupe, cuyos estandartes estaban colocados a cada lado de la mesa por gentileza de sus dos cofradías y haciendo unidad con el incensario de la cofradía del Cristo de la Buen Muerte que creó, antes de comenzar el acto de presentación, una grata y perfumada atmósfera. 

 

En definitiva: poesía, misticismo, amistad, gratitud, amor…, como una pequeña antesala que lleva a la vida eterna.

 

No tengo palabras para agradecer tanto como recibí. 

Que Dios os lo pague a todos. 

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