jueves, 20 de febrero de 2025

EL HOMBRE POSEÍDO POR EL DEMONIO

Hay una película impresionante que apenas ha sido proyectada en las salas de cine y que ahora han dejado que se pueda ver, al parecer por poco tiempo, en un canal de pago de la televisión. No sin antes (para que el público no vaya a verla, o, confundido y decepcionado por la temática que pensaba ver, deserte antes de la mitad) catalogarla dentro del género de “terror” y con un cartel anunciador que “espanta”. 

Y de terrorífica y espantosa, nada de nada. Es solo que la proyección no solo se aleja de la nueva ideología falsamente progresista, sino que la contrarresta. La trama es muy simple, un preso es condenado a pena de muerte y solo se necesita, unas horas antes de ser conducido a la silla eléctrica, para evitarla, que un siquiatra certifique que el reo está loco. El dialogo que se establece entre condenado y doctor en siquiatría, ateo, es excepcional, aparte de la actuación gesticular de ambos, merecedores, dicho sea de paso, del óscar ex aequo.  

El preso, a quien ajusticiarán a los once de la noche de ese mismo día del encuentro entre ambos personajes, expone que es un demonio dentro de un cuerpo humano que domina para hacer el mal, con el que disfruta. No rehúye de su culpabilidad, de sus horrorosas hazañas, de sus muchos crímenes, muy al contrario, se enorgullece de ello, por lo que espera y desea ser ejecutado para dañar y hacer sufrir aún más al pobre hombre en el que habita que ni siquiera está bautizado y a quien ha poseído aprovechándose de su constante debilidad espiritual. 

El demonio expresa ser un ente rebelado, junto a otros muchos, contra quien los ha creado, haciéndolos espíritus puros dotados de voluntad, pero que llegan a sentirse esclavos en el contexto de verse obligados a adorarlo por toda la eternidad. Luego, al ver la aparición del ser humano, espíritu dentro de la materia corporal, dotado de voluntad y libertad, su lucha consiste en confundirlos y destruirlos para que no amen a quien les ha dado la vida y los ama profundamente, y ganar así la batalla de la maldad y dañar a su máximo enemigo que es Dios.  

Bien es cierto que todo esto puede parecer la típica alegoría que viene a darnos una explicación subjetiva para comprender lo incomprensible, pero lo que es asombroso es que el demonio le hace ver al doctor que la batalla del bien y el mal la están ganando. Y aunque este le presenta esta sociedad que parece, a primera vista, luminosa y avanzada, no racista, tolerante, igualitaria, libre…, aquel le contrarresta mostrándole que está llena de sombras, penumbras, oscuridades… y retrocesos. Y le expone, directa e indirectamente, el declive moral, la falsedad entre lo que se predica y se hace, la tremenda esclavitud infantil, social y sexual que se ha creado, la insensibilidad ante los sucesos, el adoctrinamiento mediante películas, programas de televisión y demás medios, maldad por todas partes sin que le importe a nadie…, el odio creado, los abortos, la eutanasia, las separaciones, el hambre…, las nuevas ideologías de género, el desconcierto mental…, la ceguera de llegar a creer, cuando menos, que no existe infierno tras la muerte, que nada es pecado, que Dios todo lo permite…, incluso que todo es mentira, materialismo puro, y por lo tanto que los demonios son simple invención nuestra…, doctrina que ya hasta los sacerdotes de la Iglesia –como nos muestra también la película con absoluta claridad– han aceptado en su gran mayoría. 

A mí la película, estrenada en abril de 2023, y que ya cuando se filmó contó con numerosas manifestaciones demoniacas, accidentes, fallos y alarmas, me ha dado que pensar. Porque a todo lo que expone el señor poseído yo añado la tristeza de ver a esta sociedad nuestra ciertamente en derrumbe. Basta con acudir a los medios de comunicación y redes sociales y mirar a nuestro alrededor y ver la corrupción que nos invade, las guerras, las injusticias, las grandes diferencias sociales, las mentiras, las calumnias, los egoísmos, las ambiciones, los miedos, las desconfianzas, las violaciones, los acosos, las persecuciones, los genocidios, la pornografía, la pederastia, la lujuria, el ansia de poder…, toda una inmensa degeneración de la moralidad… Ver en qué manos estamos, empezando por contar con los más desquiciados al mando de las naves de la mayores potencias mundiales, demagogos deseosos de nuevas conquistas y posesiones, de invasiones, de dominaciones…, dictadores sin escrúpulos, asesinos…, con seguidores, políticos y periodistas que hablan de democracias y libertades y son al mismo tiempo sus serviles vasallos, vivales en el fondo, apesebrados, capaces de hacer como que luchan por el blanco y apoyan el negro, de hablar de transparencia y andar embarrados…, tan sucios todos y todo y tanto que hasta el fútbol, ese bello deporte que debería servir para la mera diversión y el entretenimiento, lo han encenagado hasta el punto de que los árbitros, jueces humanos limitados, por el mero hecho de equivocarse a favor o en contra en un partido, no son ya solo criticados, sino investigados, perseguidos, analizados, castigados… y, para colmo, hasta amenazados de muerte y puestos en la picota por prensa, radio, televisión, X, facebook, mar y aire… 

Y es que el demonio, cuya paciencia es infinita, como así también lo testifica en la misma película, lo tiene todo revuelto y estudiado… y controlado hasta la solución final. Así que de mejora, nada.

miércoles, 5 de febrero de 2025

UNA MANERA RÁPIDA DE TRIUNFAR

¿Quiere usted triunfar rápidamente, ser conocido, tener fama, ganar dinero…?

 

Nada más fácil para ello que dar un golpe y hacer que su tren se salte todos los semáforos.

 

Para triunfar ahora no hace falta ser un genio, tener talento, haber entregado su vida al estudio, sacrificarla en bien de los demás... Basta con hacer alguna buena payasada y estar en el momento adecuado para hacerla. 

 

Y anda que no hay personas pensando qué hacer para que la televisión, la radio, la prensa, las marcas… las llamen y las eleven a los altares del éxito… Pues nada, no encuentran la manera.

 

Y mire que es fácil. Le doy alguna pista a modo de ejemplos. Ahí tiene a una desconocida, llamada “Lalachús”, burlándose del Sagrado Corazón de Jesús (para rimar con su nombre, supongo) nada menos que en la televisión pública, la que dicen es de todos (de todos los apegados al poder y demás camaradas, claro), en las uvas de nochevieja, para que todo el mundo hable de ella. Desde ese momento, ha llenado las portadas con su presencia hasta salirse por los laterales, y, ante tan sublime bombazo, su caché se ha multiplicado. Todos hemos hablado de ella, todos ya sabemos quién es el personaje, todos nos hemos quedado con su gran imagen. 

 

Otro ejemplo es el de Bianca Censori, que acudió a los premios Grammy completamente desnuda y dando la espalda, el lado y el frente, algo así como contaba mi gran amigo Baltasar Cobo en nuestros buenos tiempos del Grupo “Sembradores de la Alegría” al relatar la parodia de una chica tan delgada, tan delgada, que al entrar en el cine y escurrirse cayendo a todo lo largo que era en el pasillo de la sala, le dijo el acomodador al acompañante: “señor, que se le ha caído el bolígrafo”, para añadir a continuación: “y es que era campeona de natación, nada por delante y nada por detrás…”

Pues ya ven, todos los medios de comunicación del planeta han sacado su figura con mucho por delante y mucho por detrás, en bolas, junto a su pareja, un rapero, según cuentan, cuyo nombre no se me ha quedado porque a él no se le veía nada, ya que apareció totalmente vestido de negro (¿es correcto decir esta palabra?, me refiero a la ropa) hasta los ojos. ¿Alguien sabe quiénes fueron los galardonados? Madre mía, qué pregunta más tonta después de habernos puesto morados con el premio gordo. 

 

Dicen que, ante la actuación de esta chica, no hay que alarmarse, que otras ya lo han hecho antes, lo han seguido y lo seguirán haciendo. Pero es un decir, las otras han podido salir en ropa interior, con los pechos al aire tras algún tul, bajo transparencias, enseñando más de la cuenta…, pero así, sin nada, en una gala mundial, delante de cientos de fotógrafos e incluso de niños…, ninguna. Bueno, no, dicen algunos periodistas que son habladurías, que de desnuda nada, mal pensados que somos, que llevaba sobre su cuerpo totalmente depilado un minivestido de malla transparente en color carne… Dejando camino por recorrer, así que la que quiera ser más famosa que ella, ya lo sabe, solo tiene que dar un paso más, algo así como salir sin minivestido alguno, ya sin nada de nada, ni sandalias siquiera, y si es sin depilación…, ya para qué, éxito máximo. 

Y cuando me estoy reponiendo de no haberme enterado de quienes han sido los galardonados de los Grammy, me salen en todas las noticias que en el Teatro Falla de Cádiz ha actuado una chirigota llamada “Abre los ojos”, con coplas negacionistas que ha sido abucheada hasta no dejarla cantar, bueno, más que cantar, vociferar o ladrar desafinando, un desastre…, pero lo suficiente como para que le hayan salido cientos de contratos para cantar a lo largo del año en teatros, salas y auditorios… 

 

Quién lo diría, del más rotundo de los fracasos al mayor de los éxitos. Mire internet y verá las visitas que han tenido y las fotos del grupo llenando páginas enteras. Se van a forrar. Y los tontos de las demás chirigotas que se gastan un dinero en vestuario, ensayan durante todo el año y conjuntan textos con música y voces al máximo…, quitando el primer premio, no se comen ni una rosca.  

 

Y de este modo, si aquella chirigota que causó asombro, por buena, y que nadie que vivió el carnaval de 1996 puede olvidar, la titulada “Una chirigota con clase”, con aquellos alumnos traviesos y un tal don Adolfo a la cabeza como maestro sufriente, tampoco nadie olvidará, por mala, la de este carnaval de 2025, “Abre los ojos”, con un montón de mamarrachos mal vestidos, el reverso de la moneda… Cara y cruz para nunca ser borradas ya de la historia carnavalera. Todo un éxito el de ambas.

 

Son los tiempos de sensacionalismos que vivimos. El hambre de información llamativa. Lo que la gente quiere, noticias cada vez con más marcha, más fuego, más madera, más fuertes…, hasta que arda la máquina y estalle en mil pedazos.

 

Solo hay que esperar sentados a ver la próxima. 

 

 

 

lunes, 20 de enero de 2025

ME CANSA LA VIDA


Me cansa la vida. 

 

Nada nuevo sentimos que no lo hayan sentido ya los grandes poetas. 

 

El mes de enero, en su segunda quincena, se nos hace demasiado cuesta arriba y el desánimo nos invade.

 

Me viene entonces a la mente los tres cantares que Antonio Machado envió a Unamuno en 1913, tan sencillos como geniales. 

 

Señor, me cansa la vida, 

tengo la garganta ronca 

de gritar sobre los mares, 

la voz de la mar me asorda. 

Señor, me cansa la vida 

y el universo me ahoga. 

Señor, me dejaste solo, 

solo, con el mar a solas. 

 

II 

O tú y yo jugando estamos 

al escondite, Señor, 

o la voz con que te llamo 

es tu voz. 

 

III 

Por todas partes te busco 

sin encontrarte jamás, 

y en todas partes te encuentro 

sólo por irte a buscar.

 

Señor, me cansa la vida. Y a tanto llegamos que hasta se ha catalogado a nivel mundial el tercer lunes de enero como el día más triste del año. Dicen que porque la Navidad quedó atrás, no hemos sabido poner en práctica los cambios de vida propuestos, la cuesta por habernos gastado el dinero se empina demasiado, la nostalgia de los hermosas días nos invade y la falta de sol viene encima a coronarnos de melancolía… 

 

Puede, pero también puede que influya el rumbo perdido, el desorden de los tiempos, el hartazgo ante tanto amasijo de noticias, la amalgama del calendario… Estamos saturados, agobiados y abrumados. 

 

No puede ser que los tiempos se superpongan, que vayamos por delante de los años y los meses y las semanas y los días. No puede ser que estemos, recién terminado el verano, comiendo polvorones y cantando villancicos; en Navidad preparando el carnaval mezclado con la Semana Santa; en Semana Santa hablando de las romerías y del Corpus y de la feria…, y en la playa, quemados por el sol y achicharrados por el calor, comprando los décimos de lotería del 22 de diciembre… “porque mira que si toca aquí”. Horroroso. 

 Todavía peor, ante esta visión borrosa del almanaque, resulta que ya todo es una sola cosa, todas las etapas se hacen globalidad. Es decir, es Navidad, carnaval, Semana Santa, romería, Corpus, feria… todo a la vez, todo se nos mezcla, todo se junta… y aparte de perder el sentido de la armonía, tanto batiburrillo nos embriaga, enloquece… y nos cansa.

 

Y este cansancio, casi hastío, nos hace no disfrutar de los momentos como se debiera. No los paladeamos ni gozamos…, y hasta nos llegan a pesar. De ahí que no nos extrañemos de que, cada vez con mayor frecuencia, no sean pocos los que huyen de las fiestas y se pierdan por lugares tranquilos, sobre todo los mayores que, aparte de no sentirse con las fuerzas debidas, ante este desbarajuste sienten que este ya no es su mundo. 

 

A mí, la verdad, no me cansa la vida. Me cansa esta locura de no saber dónde tenemos la mente ni dónde el corazón…, y, sobre todo, me cansa el gran vacío que ahora nos muestran todas estas fiestas que antes me resultaban entrañables y llenas de sentido. 

sábado, 4 de enero de 2025

LA BLASFEMIA DE LOS GRACIOSILLOS

No tenía sentido ni venía a cuento ni falta que hacía. Una graciosilla, acompañada de un graciosillo, ambos sin gracia, con un guion elaborado, supervisado y ensayado al detalle, iban a dar las campanadas de fin de año en la televisión pública, es decir la de todos los españoles pagada por todos los españoles. 

 

Desde que la democracia llegó no he comenzado la cena de nochebuena hasta no ver y escuchar el discurso del rey, ni he atravesado la línea de un año a otro en otra televisión que no sea “La primera”.

 

Pero este año, cansado de que me tomen el pelo, me he negado. Cenaremos con la televisión apagada. Un monarca que solo sirve para firmar y leer lo que le pongan delante, ir donde le digan, tragar carros y carretas con la máscara de la sonrisa puesta, como si fuera un robot, sin voz ni voto, aferrado a sus privilegios, que se contradice en sus discursos con sus propios hechos y no arbitra, por más que se lave la cara con el barro de una tragedia en la que ningún político ha sabido estar a la altura y sin exigir medios reales para solucionar la terrible situación, simplemente de cara a la galería, y no poniendo de su parte para que la democracia no siga degenerándose, y quedar así, ahora sí, como un verdadero rey, ya me dice bien poco, o nada. 

 

Y en la nochevieja, pues lo mismo. Dejaré de ver las campanadas en la uno, no quiero que Broncano, puesto ahí por cuestiones políticas, junto a una señora que no sé ni cómo se llama, tenga en los índices de audiencia del día siguiente un voto mío. 

Todo decidido por mi parte y tan feliz. Y más cuando pocas horas después me entero de que estos dos personajes, manejados como guiñoles, montaron una blasfemia delante del reloj de la Puerta del Sol, en la noche de mayores audiencias, mostrando ella una estampa del Sagrado Corazón de Jesús con la cabeza de la vaquilla del Grand Prix que él le había dado. ¡Qué gracia! ¡Qué graciosos! ¡Qué listos! ¡Qué sinvergüenzas! ¡Cuánto me alegro de habérmelo perdido, porque esos caraduras me hubieran entristecido la noche!

 

De nuevo un ataque a los sentimientos sagrados de los católicos. De nuevo una provocación a quienes creemos en los valores y la trascendencia. De nuevo un modo barato de hacerse famosillos los menos que mediocres. De nuevo una cortina de humo para eclipsar la corrupción y el mal gobierno de los que nos gobiernan. De nuevo muchas cáscaras y pocas nueces por parte de la comunidad creyente. Mucho bla, bla, bla, y pocos obispos y sacerdotes y papa y fieles enterrando complejos y llamando al pan ya está bien y al vino estamos hasta las narices. 

 

A mí, de todas formas, estos tristes modos y maneras me pueden doler, pero no enfurecerme ni arrastrarme a la cólera y al odio. Yo soy de los que su fe va más allá de las simples estampicas, imágenes y símbolos. Así que pueden las viles sanguijuelas de esta sociedad llena de suciedad, reírse de ellas, porque por mucho que lo hagan no podrán impedir que los cristianos que queremos serlo de verdad, como nos está mandado, recemos por ellos e incluso intentemos amarlos, lo que no significa tener que comulgar con sus mugrientas ruedas de molino, ni caer en el buenismo de decir que los angélicos no saben lo que hacen, ni meter la cabeza debajo del ala como si no fuera con nosotros… Y, eso sí, dejemos que al final sea Dios, el mayor ofendido de todos, quien tome cartas en el asunto. Que las tomará. No me cabe la menor duda. Lo que ocurre es que no pocos quieren verlo ya, ver la caída, aniquilación y el enterramiento de Pompeya y Herculano, como si de un nuevo Vesubio sobre sus cabezas se tratara. 

 

Así que ellos verán y tiempo al tiempo. Estamos y están advertidos por los evangelios sinópticos: “¡Al que escandalizase a uno de estos pequeñuelos que creen en mí, más le valiera que le colgasen al cuello una piedra de molino de asno y le hundieran en el fondo del mar…! ¡Ay de aquel por quien vinera el escándalo! 

 

Por lo pronto, la vaca del Grand Prix, que no tiene culpa de nada, ya no es ni siquiera un animal, ya es solo un muñeco de peluche sin alma.    

martes, 17 de diciembre de 2024

TERAPIA DE PAREJAS

Soy dichoso cada vez que me adentro en el mundo del teatro. Es sacrificado y duro, pero tan grato como apasionante. 

 

Hacía algunos años que no me veía inmerso en el montaje de una obra teatral. La última fue “Amor sin tiempo”. Entonces, una amiga de la que fui compañero en el colegio Juan Pasquau, que viene realizando desde hace años una labor social extraordinaria en la parroquia de Santo Tomás de Úbeda, consistente en dar vida a un amplio grupo de personas jubiladas mediante clases de lectura, actividades, manualidades, dibujo, gimnasia…, me pidió montara con ellos una obra teatral, puesto que algunos estaban interesados en tomar parte del mundo de la interpretación. 

Pensé que lo mejor para ellos sería una obra graciosa, amena, desenfadada, al mismo tiempo que moderna y atrevida. Y escribí “Tarde de citas”. Durante unos meses estuvimos luchando por sacarla adelante, pero no dio resultado, la obra resultó ser más compleja de lo que debería. Llegado el verano del año 2023, decidí dejarla en suspenso para tomarme un descanso y estudiar la forma de que los componentes del grupo, todos ellos mayores, jubilados, alguno cercano a los noventa, no sufrieran el desaliento de verse incapaces de ser actores. 

 

Y entonces escribí una obra más corta, también amena, desenfada, graciosa…, mucho más fácil de representar e incluso de memorizar. Y surgió “Terapia de parejas”. Una comedia en un solo acto, donde todos los problemas de parejas encuentran solución.  

 

Desde el primer ensayo nos hemos sentido alegres. Comenzamos pasado el verano de 2023, un día a la semana, y vamos a ponerla en escena el próximo jueves, día 19 de diciembre, a las seis de la tarde. Durante este tiempo hemos tenido que sobreponernos a enfermedades, operaciones quirúrgicas, viajes, climatología… Pero todo lo damos por bien empleado.

 

Siete son los actores, cuatro mujeres y tres hombres. Siete gigantes que no han pisado en su vida un escenario y que han puesto su alma entera en superar el reto. Yo los he visto avanzar, equivocarse mil veces, titubear, quedarse en blanco…, y entre frase y frase, reírnos, reírnos mucho, reírnos tanto que ahora no van a poder entender sus vidas sin juntarnos para expresar palabras del guion y muchas propias que brotan del dominio del personaje. 

 

El estreno será en el mismo salón parroquial en el que hemos ensayado y ellos tienen su “escuela” de segunda infancia. Lo haremos así porque sus compañeros, amigos y amigas, han de ser los primeros en verla y valorarla y, después, abrazarse unos a otros y brindar todos juntos por el éxito, porque salga como salga la obra, el éxito será apoteósico, puesto que, aunque es verdad que no son profesionales, nadie podrá igualarlos en voluntad, corazón y amor. 

 

Pues ya lo saben los lectores de este blog: el jueves a las seis y el viernes a las ocho, pondremos en escena la obra “Terapia de parejas”, en el salón parroquial de Santo Tomás. Por el grupo de “Los jóvenes”, porque los años en ellos no son más que ilusiones de futuro. 

 

Al finalizar la obra, brindaremos todos juntos por el éxito entre anécdotas vividas, despistes, coincidencias, sonrisas y risas…, y por una Navidad Feliz.

 

Quedan todos invitados.

 

Feliz Navidad. 

domingo, 1 de diciembre de 2024

HIJO PREDILECTO DE ÚBEDA

Supe la noticia por medio de Radio Úbeda, por voz de Selu Montes, el pasado jueves, 14 de noviembre. Me dio la enhorabuena cuando iba camino de Cartagena. Parado en una gasolinera le respondí a un par de preguntas. Luego, conmovido, la verdad, continué el viaje sin saber la transcendencia que suponía esto de ser nombrado Hijo Predilecto de Úbeda.

La prensa, las redes, los amigos, mis paisanos… daban a conocer la noticia. Infinidad de felicitaciones. Nunca me he sentido tan querido y valorado. Jamás me imaginaba que yo llegase a tanto en mi propio pueblo ni que el nombramiento tuviera tanta repercusión y trascendencia…  

 

Ahora, dentro de la calma, en espera de que llegue el próximo día 5 de diciembre, a las ocho de la tarde, en el Auditorio del Hospital de Santiago, para recibir el título oficialmente y pronunciar mi discurso, miro mi pasado y más que méritos, solo encuentro gozo, ilusión y ganas de hacer por mi pueblo. 

 

He vivió la docencia, la poesía, la escritura y el teatro como una pasión de vida, como un testimonio de fe y de amor, como un camino en el que, sobre todas las cosas, he pretendido ser feliz. 

 

Y aprovecho este comentario que dejo impreso en este humilde blog mío, para desde él invitaros a dicho acto oficial de la entrega del título. Nada sería para mí más gratificante que contar con vuestra digna presencia. Todo un honor. Y agradecer también al pueblo entero, a cuantos me han felicitado por diferentes medios, a los lectores que me siguen desde hace tantos años y a los que se van incorporando, así como a los miembros de la Corporación Municipal, tan generoso regalo que viene a llenarme de emoción y al mismo tiempo a obligarme a ser mejor persona y más lleno de valores.

 

Y sobre todo, agradecer a esta Úbeda nuestra ese misterio suyo que nos hace amarla y admirarla, que nos honra naciendo en ella y viviendo en ella y siendo de ella, porque en su mágica luz nos envuelve a todos y nos hace hijos especiales. Todos merecedores del alto honor, por encima de todos los honores, de ser ubetenses.

 

Gracias y enhorabuena también a todos de todo corazón. 

 

miércoles, 20 de noviembre de 2024

EDUCAR, ¿PARA QUÉ?

Durante cuarenta y un años me he dedicado a la enseñanza y siempre considerando que aparte de enseñar mi obligación era también la de educar. Y ahora, ya jubilado y viendo el panorama de la sociedad que nos rodea, me pregunto si no habré estado y no estarán también los maestros de ahora equivocados.  

 

Porque he y hemos debido de estar perdiendo el tiempo. En los colegios hemos hablado y realizado miles de ejercicios y actividades acerca de la solidaridad, la paz, la concordia, la verdad, el amor, la familia, la convivencia, la unidad, la igualdad, la fraternidad, la libertad, la fidelidad, la generosidad, la honradez, el perdón, el respeto, la bondad… Esfuerzo tras esfuerzo, actos, reuniones, representaciones, concursos, charlas, poesías, redacciones, canciones, dibujos, murales… para poco, para nada.

 

Porque de qué y para qué ha valido y vale tanta estructura si luego el edificio se cae al primer soplo del lobo. Para qué decir esto y aquello y luego los mandamases de la vida: la televisión, los móviles y las redes sociales te lo derrumba a base de colores y músicas repletas de violencia, materialismo, hedonismo, egoísmo y mala educación. Para qué tanto hablar de valores y vemos que aquellos que los recibieron y han de ser espejo y ejemplo no los tienen, muy al contrario, muestran los polos opuestos.

 

Niños, tenéis que decir la verdad y no mentir. Tenéis que ser honrados, sembrar la paz, perdonaros, respetaros, creer en el amor y ser fieles.

Niños, nada de racismo. Hay que respetar a los padres, a los abuelos, a los mayores, a los profesores…  

 

Niños, no se puede maltratar, ni acosar, ni robar, ni matar, que esto es gravísimo…, 

 

Niños, debéis tener buenos modales, ser tolerantes, justos, honestos, demócratas, amantes de la naturaleza, solidarios, comprensivos, 

 

Niños, fraternidad, igualdad y libertad…, 

 

Niños, hay que estar unidos, sin diferencia de razas, cogernos todos de las manos y rodear el mundo abrazándolo.

 

Y luego, sin embargo, a nuestro alrededor: malos modos, descortesías, irresponsabilidades, racismo, violencia, desigualdades, robo, corrupción, injusticia, falta de respeto, intransigencia, odio, infidelidades, muerte…, y más y más.  

 

Y desconcierto absoluto porque todavía no sé si soy hombre, mujer, gay o transexual… 

 

Que no, que en el colegio se dice lo que luego pocos hacen… Entonces, ¿qué?, ¿para qué?..., ¿para perder el tiempo?, ¿quedar bien?, ¿pasar la vida?…

 

En definitiva, si los valores que se enseñan a los niños no se ven luego reflejados y se refuerzan en el mismo centro, en la familia y en la sociedad, de nada sirven. Y quienes más han de dar muestras de esos valores son los que menos los tienen y menos los cumplen. 

 

Y digo yo, ¿no deberíamos de educar no educando?: Niños y niñas, que cada uno haga lo que crea conveniente…, e igual, cuando todo sea un callejón sin salida y una selva, ya veréis cómo decidís, por vuestra propia cuenta, ser educados y educar en todos los sentidos.  

 

Tiempo al tiempo.