El ser humano, como decía Aristóteles, está llamado a la felicidad. Pero cada vez es más difícil conseguirla. En este mundo tan globalizado e industrializado es casi imposible. Salir a la calle es como adentrarse, insisto, en una selva, penetrar una espesura de ramajes y fieras que desconcierta y aterra. Poca educación, malos modos, egoísmos, suciedad, excrementos, puertas cerradas, porteros automáticos sin nombre, cerraduras inteligentes, servicios de seguridad con aviso a policías, desavenencias y odios por la política, polarización, corrupción, desconfianzas, irresponsabilidades, engaños, falacias, mentiras, zancadillas, ingratitudes, malas caras, envidias, móviles que nos separan, nos vigilan, nos traicionan y nos esclavizan, computadoras que nos someten, redes sociales que nos engañan, publicidad que nos agobia… y ahora la inteligencia artificial que nos volverá locos…
Y es que no. A muchos no nos gusta este mundo que hemos hecho tan materializado. Como no le gustaba a Theodore Kuczynski, un personaje que llegó a odiar con todas sus fuerzas el mundo industrializado en el que vivía. Kaczynski (alias Unabomber), un ser más que superdotado, nació en Chicago en 1943. Con dos años antes de lo habitual aprobó el bachillerato. Con 16 años ingresó en la Universidad de Harvard. Posteriormente, en la Universidad de Michigan, se doctoró en Matemáticas. Y ya con 25 años era profesor en la Universidad de Berkeley, en California. Todo un talento con un coeficiente intelectual de 169. Algo excepcional si tenemos en cuenta que el promedio, lo normal, oscila entre 90 y 109. Y el muy superior en 130. Llegar a 140 ya se considera genio. Einstein según se estimaría hoy tendría 160. Es decir, este señor incluso lo superaría.
Tras ejercer dos años como profesor universitario lo dejó todo y se marchó a vivir lejos de la civilización, en una cabaña que él mismo se construyó en un remoto bosque de Lincoln (Montana), sin luz ni agua, viviendo de la caza, la recolección y la agricultura ecológica. Para ser feliz el individuo y la comunidad debían ejercer comportamientos más naturales, destruir la sociedad alienada y esclava y sustituirla por otra de pequeños grupos sociales más en contacto con la naturaleza y menos agresiva y destructiva. Pero su gran error fue querer imponer sus ideas por la fuerza mediante atentados terroristas, con el balance de tres muertos y veintitrés heridos.
Después de casi dos décadas de atentados sin poder dar con el terrorista, Kaczynski cometió un error. Envió una carta a varios periódicos de Estados Unidos, una especie de manifiesto titulado “La sociedad industrial y su futuro”, con la intención de que fuera publicado. De ser publicado cesarían los ataques de las cartas bomba. Pero la prensa se negó a publicarlo, no se fiaba de la palabra de un terrorista y además consideraba la petición como un chantaje. En ella Kaczynski afirmaba que la revolución industrial había supuesto un desastre para la humanidad y llamaba a la sociedad a revolverse contra ella para regresar a patrones de comportamiento más naturales y vivir más felices. Finalmente, los dos grandes periódicos americanos, The Washington Post y The New York Time cedieron al chantaje y lo publicaron.
Y miren por donde el mismo hermano de Kaczynski, llamado David, junto a su esposa, leyeron la carta manifiesto publicada y reconocieron que esa manera de expresarse, de exponer algunas frases, eran muy semejantes a otras expresadas en cartas que el mismo Kaczynski les había estado enviando a ellos. La policía cotejó los textos y los consideró afines. El terrorista había sido descubierto. Tan solo había que buscarlo en su cabaña perdida en el bosque de la lejana Montana y detenerlo. Hecho que tuvo lugar el 3 de abril de 1996. A Kaczynski lo consideraron esquizofrénico y paranoico, pero él se negó a que lo consideraran loco y solicitó defenderse a sí mismo en el juicio al considerarse traicionado por sus abogados. Para evitar la pena de muerte, se declaró culpable de todos los cargos formulados en su contra, siendo finalmente sentenciado a cadena perpetua en la prisión de alta seguridad de Colorado. Allí permaneció durante veinticinco años, realizando una intensa actividad epistolar con más de cuatrocientas personas, a las que exponía sus ideas de felicidad perdida por culpa de la sociedad materializada, esclavizada e industrializada que habíamos creado. Finalmente, el 14 de diciembre de 2021, por motivos de salud, fue trasladado a la prisión de Butner, en Carolina del Norte, donde, el 10 de junio de 2023, hace tan solo un par de años, fue hallado muerto en su celda. Se había suicidado.
No. A muchos no nos gusta este mundo repleto de máquinas que parece que dominamos y nos dominan. Este mundo que se ha convertido en superficial, lleno de tensiones y conflictos, de mentiras e hipocresías…, triste. Un mundo de miedos, envidias, injusto, destructivo, sin amor. Kaczynski tenía razón, pero, pese a ser el gran matemático que fue, erró en la solución. No se puede tirar las torres de hierro y de cemento a huevazos. Hay que picarlas a base de educar y formar, hasta concienciar y llevar a la humanidad a saber servirse de ellas y no ellas de nosotros. Tarea, por cierto, nada fácil en esta selva que ya hemos construido y habitamos.

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