viernes, 27 de enero de 2012

LA FALSA IZQUIERDA

Cada vez me cuesta más entender a esta sociedad nuestra. Cada vez entiendo menos a la derecha política, capaz de mentir nada más llegar al poder, pese a que se escuden en que ellos también habían sido engañados. Pero a quien entiendo cada vez menos es a esta izquierda capaz de no aceptar nada que no sea lo que ellos quieren. Hablan de libertad y son los que menos la aman. Cuba es una isla de esclavitud, prostitución y cárceles en manos de un dictador maniático, y no sólo lo defienden sino que le ayudan. Corea del Norte es un campo de concentración militarista en donde el pueblo muere de hambre, de miseria y de miedo, al tiempo que llora a gritos, no de pena, sino de ceguera y desesperanza, y ni una sola voz de la llamada progresía se alza para condenarlo. Dicen estar con la justicia y no están de acuerdo en la despolitización de la misma ni con la separación de poderes. Si juzgan a uno de los suyos van y se manifiestan escandalosamente para presionar a los jueces. Si sale inocente, imponen el lema de que los veredictos han de ser acatados, y si alguien expresa una opinión opuesta no es demócrata. Si, por el contrario, sale condenado, van y se rajan las vestiduras y despotrican contra todo y todos. Mas cuando el imputado no es de su color, todo lo que no sea condenarlo es mafia. Tampoco, tan dados, dicen, a la igualdad de la mujer y sus derechos, hacen nada a favor de las mujeres que andan denigradas y condenadas por ciertas religiones y regímenes. Y ahí va siempre un grupo entre socialistas y comunistas, muy orgullosos de serlo, que se las dan de artistas, cantantes, poetas, escritores e intelectuales, alimentados a base de talonarios con la firma de la subvención, muchos de ellos tan hipócritas y poco coherentes que a la hora de la verdad no sólo viven en los barrios de los ricos, al mismo nivel y derroche que ellos, sino que son capaces de dejarse seducir por los cargos que les ofrecen los fachas cuando no por los destellos de largarse a vivir a todo tren en el reino imperialista que tanto dicen despreciar.

            A mí, desde hace mucho tiempo, las palabras me dicen muy poco. Lo que me convence son los hechos. Y ellos, los de esta izquierda adulterada que ha traicionado los verdaderos valores de nuestros abuelos que andaban oprimidos por el hambre y el caciquismo, cuando no por la humillación constante del poderoso, no me convencen por muchas películas partidistas que hagan y muchas canciones protesta que canten y muchos poemas ininteligibles que compongan y muchas novelas interesadas que escriban y muchas soflamas a favor del aborto que expresen y mucho laícismo que profesen... Ellos no convencen ni a ellos mismos, por muchas ropas de marca, estilo andrajoso, carísimas por cierto, que se pongan, y poco se afeiten ellos, y muchos pelos en los sobacos se dejen ellas. Pero lo peor es que algún día la Historia, esa Historia que se escribirá desde la sensatez y rectitud de la perspectiva del tiempo, los despreciará y los expondrá como ejemplo de lo que nunca debió ser la izquierda, no ésa de Rusia, China, Corea del Norte, Cuba, Laos o Vietnam..., y menos esa suya, de la que se aprovechan y viven como reyes, sino ésa verdadera en la que creían y por la que luchaban honestamente muchos de nuestros antepasados y que les hacía soñar con la vida, la libertad, la justicia, la fraternidad y la igualdad... Igualdad no por abajo, desde la penuria, la incultura y la mediocridad para todos, sino desde las más altas cimas de la individualidad para hacer una humanidad más sabia y mejor.                 

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