jueves, 15 de agosto de 2019

LA ASFIXIA DEL PODER


El poder es ambicioso. El poder quiere más poder. Cuanto más abarque y más controle, mucho mejor. Y en democracia, cuanto más domine el poderoso y más se dependa de él, más votos a su favor.

Y hasta tanto llega esta obsesión por dominarlo todo, que cada vez deja menos espacio para la libertad individual y casi nula para la colectiva.

Por lo que eso de querer ser libre e independiente es como pretender suicidarse. No encontrarás apoyos. Aquí, o entras por el aro de los que mandan o estás perdido.

Se acabaron las personas con creatividad que ponían en marcha proyectos sociales, culturales, deportivos o de cualquier otra índole, y que la misma sociedad rechazaba o apoyaba en mayor o menor medida. Se creaban publicaciones, periódicos, revistas, clubes, grupos culturales de investigación, cine, tertulias, patrimonio, teatro, música, danza, canto, poesía, pintura, artes… Y solían ser muchos. Cada uno con su lucha por superarse, por sufragarse, por subsistir…

Ahora no. Ahora son los gobiernos y, sobre todo, las diputaciones y los ayuntamientos los que se han adueñado de todos estos espacios. Y de ellos, irremisiblemente, dependen todos aquellos que tienen algunas inquietudes.

Las diputaciones se han apoderado de infinidad de agrupaciones y personas, en diferentes y numerosos niveles, siempre afines, que envía por los pueblos subvencionándolos. Y deciden qué obras, según qué autores, han de publicarse. Y patrocinan todo aquello que consideran conveniente. Y los ayuntamientos, mediante las llamadas escuelas municipales, de música, danza, teatro, cine, literatura, deportes, pintura… y hasta de poesía, todo lo manejan. Porque además,
de ellos son también los salones, las salas de exposiciones, los espacios escénicos, los auditorios, los campos deportivos, las bibliotecas… De ellos los festivales, los certámenes, las conmemoraciones, las ferias…, y todas las fiestas, desde el Carnaval hasta la Navidad. Por lo que ellos son los que dicen quiénes han de participar, intervenir o actuar, cómo y dónde. Y si alguien se dispone a crear alguna asociación, entidad o grupo, bien sabe que está obligado a arrimarse al poder y subyugarse al poderoso si quiere subsistir. Por lo que sabrá de paso que, para llevar a cabo sus actividades, habrá de contar no con quienes él crea conveniente, sino con aquellos que son de la onda del gobernante de turno y de paso no criticar ni perjudicar en nada a quien te financia.

Y si algún quijote apareciera creando algo contra esta corriente absolutista, caballero andante por su cuenta y riesgo, sepa que los molinos que se encontrará a su paso serán tantos y tan gigantescos que por muchas embestidas que lleve a cabo, acabará a los pies del caballo con la lanza partida en mil trozos. 

Tiempos los nuestros de libertades y de progreso, dicen. Pero yo veo cada vez más cadenas y más retroceso por todas partes.    

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