miércoles, 5 de marzo de 2025

CUARESMA

El mundo cristiano entra en tiempo de Cuaresma. Cuarenta días de espiritualidad basados en que Jesús, antes de comenzar su vida pública, se retiró al desierto, donde estuvo por tiempo de cuarenta días sin comer. Toda una invitación para más unirnos a él. 

 

En un principio, la duración de la Cuaresma variaba. Fue en el siglo IV cuando la Iglesia fijó el tiempo en cuarenta días, comenzando el domingo de las seis semanas anteriores al Domingo de Pascua, llamado “domingo de cuadragésima”. Siglos después se consideró de gran importancia el ayuno de los fieles, encontrándose con el inconveniente de que, desde los comienzos del cristianismo nunca se ayunó en domingo por ser el día festivo de la gloriosa resurrección del Señor. Se acordó entonces que el tiempo de la cuaresma se adelantara cuatro días, comenzando el miércoles, llamado de ceniza.

 

Así pues, la cuaresma comenzaba el miércoles de ceniza y finalizaba el Sábado Santo. Cuarenta días justos de preparación sin contar los domingos. Tras el concilio Vaticano II se decide que la Cuaresma concluya a la hora nona, las tres de la tarde del Jueves Santo, considerándose ya el resto del jueves, Viernes Santo y Sábado Santo como tiempo de Pascua. La Cuaresma, como consecuencia, ya no son cuarenta días.

Mas lo importante no es en realidad la medida del calendario, sino la esencia de su significado, la hondura de los comportamientos.

 

La Cuaresma era entonces momento de reconsideración, de reflexión, de penitencia, de sacrificio, de renuncia, de oración, de caridad, de amor…, en definitiva, de encuentro con uno mismo en los demás para salir a la alegría de saberse salvados por la pasión y muerte de Jesús.

 

Y hoy lo sigue siendo, pero de un modo más superficial y, sobre todo, menos colectivo. La fe, en líneas generales, anda muy debilitada, el agnosticismo, el ateísmo y el relativismo han avanzado en el campo de la existencia. Pocos ayuna y casi nadie cumple la abstinencia, “una bobada todo eso”, decimos. Pero es que tampoco se reflexiona, se ora, se leen los textos bíblicos, se hacen esfuerzos por ser mejores, por ayudar, por buscar una mejor convivencia…, por cambiar de vida perdonando y pidiendo perdón. 

 

Siempre, la verdad, ha costado mucho esfuerzo para el cristiano revestirse de honestidad y darse a los demás sin pedir nada a cambio, pero hay que reconocer que ahora le ha tocado vivir en una sociedad enferma y desestructurada con apenas valores, sumergida en falsedades, egoísmos y desconsideraciones, donde el lema de sálvese quien pueda parece la norma, arrastrándonos al enfado e incluso a la desesperación cuando vemos que damos y de nada sirve, donde necesitamos una mano y encontramos un desprecio, buscamos un consuelo y hallamos un abandono… Y las puertas se cierran, y los miedos cansan, y los niños andan sonámbulos, y los adolescentes perdidos, y las residencias de ancianos llenas, y los rincones abarrotados de mendigos…, y las calles se embadurnan de luces de fiesta para que el pueblo se divierta en la superficialidad de no saber ni para qué por mucho que alarguen los tiempos y, como el carnaval, ande robándole a la Cuaresma ya no solo días, sino semanas … Y acabas cansado, aburrido, desesperanzado… y hasta embrutecido

 

Y sí, entonces llega un año más la Cuaresma, y buscas aumentar tu fe y adentrarte en una mayor esperanza y empezar de nuevo… y quieres ser mejor pese a saber que este mundo es una selva, y comienzas yendo al encuentro de quien te desprecia para pedirle perdón si algo le hiciste sin querer que le doliera…, y entonces donde esperas un abrazo te clavan un puñal de rencor en el pecho que te atraviesa el alma, y mientras palpas tu sangre derramada miras y ves que tu verdugo se adentra en misa de doce y comulga como un santo que nunca ha roto un plato… Y lloras y decides entonces que tu Cuaresma es irte como Jesús al desierto y esperar al menos poder encontrarte, en mitad de la arena y el silencio, contigo mismo y sentir la calma en la conciencia en el anhelo de que Dios sí te perdona y te regala un abrazo de paz sin alambradas.

 

Hoy, Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma en el universo cristiano…, pero creo que no servirá de mucho…, el Jueves Santo, a las tres de la tarde, se acabará y todo seguirá igual o peor…, todo lo más veremos numerosos destellos de cristos y vírgenes de pasión procesionando que ya ni siquiera conmueven ni escuchas porque el ruido, el jolgorio y la parafernalia pondrán un velo ensordecedor en el corazón… Para después, tras el Domingo de Resurrección, enfrentarte de nuevo el vacío inmenso del sepulcro…, largo, larguísimo…, hasta la próxima Cuaresma.

 

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