domingo, 12 de febrero de 2023

LO QUE ERA FRAN

                                                            En reconocimiento a todos los que son como Fran.


Cuando se encontró con su amiga de siempre en la cafetería “Nova”, le dijo que, a su edad, se había enamorado locamente de un hombre excepcional, llamado Fran.

 

Lo puso por las nubes: era alto, apuesto, delicado…, con un pico de oro y un carisma sobrecogedor. 

 

Y lo más importante, era un artista. Escribía, actuaba, se disfrazaba, bailaba, hacía reír y hacía llorar… Y viajaba por el mundo llevando su arte a pequeños y mayores.

 

Estaba cautivada. Nada de él le parecía imperfecto, banal, indecoroso… 

 

La amiga la escuchaba tan sorprendida y asombrada que no se atrevía ni a abrir la boca no fuera a despertarla del mayor y más hermoso sueño de su vida. 

 

Además, añadía ella con vehemencia, era literato, un trovador, un escritor muy reconocido, un genio. Y allí donde iba era recibido por autoridades, alcaldes, directores y empresarios. Su trabajo, por consiguiente, estaba muy bien remunerado, tanto que después de la gira, que iba a realizar en la próxima primavera, al acabar la temporada de ferias, seguro que se comprarían un chalé en las afueras de la ciudad donde gozar juntos de la naturaleza, el amor y la existencia. Cerrojazo por lo tanto a su vida bohemia, a su soledad de noches, a su fama no compartida… Gracias a Dios, por fin, ambos habían encontrado su otra media naranja perfecta. 

Luego, a solas los dos, para mayor asombro y admiración de ella, él le contaba que, de cierto, en sus actuaciones, se vestía de un modo muy particular, como salido de un cuento de niños, aunque sus guiones, sus historias, clásicas unas veces y otras originales, no tenían edad, gustaban tanto a los de corta edad como a los ancianos. Y disfrutaba. Allí donde llagaba era un espacio abierto a sus sueños. Recorría el pueblo o la ciudad, visitaba los lugares más considerados, se perdía por los rincones más inverosímiles, degustaba los platos típicos, descansaba, y luego actuaba, lleno de ilusión y entrega, en plazas, en rincones monumentales, en salas educativas, en bellos escenarios al aire libre…, en bonitos teatros.  

 

Y le pagaban ayuntamientos, diputaciones, colegios y hasta particulares. Y le aplaudían, con fuerza, con entusiasmo… Y se hacían fotos con él, y firmaba autógrafos, y le regalaban recuerdos… 

 

Todo perfecto. Sin embargo, no tenía suerte con las mujeres. Bueno, hasta ahora no había tenido suerte con las mujeres.

 

La primera, una chica a la que conoció en el instituto. Se lo dejó porque no fue capaz de aguantar, tras casarse, meses de trasiego, de no saber dónde se despertaba cada mañana, de tanta mudanza. 

 

La segunda, una peluquera a quien acudió cuando tuvo que interpretar un personaje inventado por él mismo, inspirado en el protagonista de la obra La venganza de don Mendo, para que le hiciera una peluca. Se río tanto, le sorprendió tantísimo, que de la risa pasó a las lágrimas un año después de irse con él de gira. 

 

Pasado un tiempo, hubo una tercera, y dicen que hasta una cuarta… Y nada, que se lo dejaban, sin que ella, su actual pareja, su enamorada hasta el tuétano, cuando escuchaba a Fran confesárselo, pudiera entender cómo podía ser eso. Porque, vamos a ver, ¿tú qué eres, qué clase de artista, qué papeles interpretas, que coreógrafos te conducen, que escenógrafos te asisten, que músicos te componen y acompañan, qué luminotécnicos te secundan, qué obras teatrales representas, qué novelas has escrito, en qué restaurantes comes, que libros has publicado, en qué teatros monumentales actúas, cuáles son los grandes hoteles en los que te alojas, qué premios, distinciones y honores has recibido…, ah, y cuántos miles de euros ganas al mes…? Conmigo puedes tener confianza, te amo más que a mi vida, y nada debes ocultarme… 

 

Cuando de nuevo, algunos meses después, se encontró con la amiga en la cafetería “Nova” y le dijo que ya no salía con Fran, que se lo había dejado tirado como una colilla, esta, extrañada, se atrevió a preguntarle la causa. La respuesta fue tan breve y contundente, como verdadera: 

 

-Muy sencillo, Fran es un cuentista.

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