viernes, 21 de marzo de 2025

PRIMAVERA


    
                                Abrió los ojos y era la mañana
                                    del color de la luz, a la manera

                                    de un cristal transparente, sin perfiles, 

                                    de verdes bajo un cielo de candelas. 

 

                                    Abrió los ojos y era el calendario 

                                    un soplo en las pupilas de hora buena. 

                                    El alma se vistió de calentura

                                    y soñaba la luna con ser llena. 

 

                                    Y vio que estaba en marzo, a veinticinco.

                                    Y que en Nazaret de Galilea,

                                    un día, tal cual hoy, un ángel vino 

                                    enviado por Dios aquí a la tierra

 

                                    para a una joven virgen anunciarle 

                                    que sería su madre, pues en ella

                                    halló la claridad de la hermosura

                                    dentro de un corazón lleno de estrellas.

 

                                    Y María aceptó, y rodó el mundo

                                    en eco universal, como una esfera 

                                    azul para romper las rejas de esta cárcel

                                    y hallemos en la fe una puerta abierta.

 

                                    Abrió los ojos y eran los paisajes

                                    acuarelas de lumbre y de cosechas.

                                    Destellos de ilusiones, de esperanzas. 

                                    De pájaros en vuelo, de luciérnagas.  

 

                                    De músicas trayendo entre las nubes

                                    dibujos de color, sueños que sueñan.

                                    De silencios acrósticos dejándonos 

                                    sinfonías de paz en la conciencia

 

                                    Abrió los ojos y era la distancia

                                    un abrazo sin sombras ni tristezas.

                                    El agua era sabor a eternidades. 

                                    Y el aire era de olor a rosa y menta. 

 

                                    Abrió los ojos y era así la vida:

                                    un asombro de alturas sin fronteras. 

                                    Abrió los ojos… y era, en su mirada, 

                                    en medio del amor, la primavera. 

 

 

miércoles, 5 de marzo de 2025

CUARESMA

El mundo cristiano entra en tiempo de Cuaresma. Cuarenta días de espiritualidad basados en que Jesús, antes de comenzar su vida pública, se retiró al desierto, donde estuvo por tiempo de cuarenta días sin comer. Toda una invitación para más unirnos a él. 

 

En un principio, la duración de la Cuaresma variaba. Fue en el siglo IV cuando la Iglesia fijó el tiempo en cuarenta días, comenzando el domingo de las seis semanas anteriores al Domingo de Pascua, llamado “domingo de cuadragésima”. Siglos después se consideró de gran importancia el ayuno de los fieles, encontrándose con el inconveniente de que, desde los comienzos del cristianismo nunca se ayunó en domingo por ser el día festivo de la gloriosa resurrección del Señor. Se acordó entonces que el tiempo de la cuaresma se adelantara cuatro días, comenzando el miércoles, llamado de ceniza.

 

Así pues, la cuaresma comenzaba el miércoles de ceniza y finalizaba el Sábado Santo. Cuarenta días justos de preparación sin contar los domingos. Tras el concilio Vaticano II se decide que la Cuaresma concluya a la hora nona, las tres de la tarde del Jueves Santo, considerándose ya el resto del jueves, Viernes Santo y Sábado Santo como tiempo de Pascua. La Cuaresma, como consecuencia, ya no son cuarenta días.

Mas lo importante no es en realidad la medida del calendario, sino la esencia de su significado, la hondura de los comportamientos.

 

La Cuaresma era entonces momento de reconsideración, de reflexión, de penitencia, de sacrificio, de renuncia, de oración, de caridad, de amor…, en definitiva, de encuentro con uno mismo en los demás para salir a la alegría de saberse salvados por la pasión y muerte de Jesús.

 

Y hoy lo sigue siendo, pero de un modo más superficial y, sobre todo, menos colectivo. La fe, en líneas generales, anda muy debilitada, el agnosticismo, el ateísmo y el relativismo han avanzado en el campo de la existencia. Pocos ayuna y casi nadie cumple la abstinencia, “una bobada todo eso”, decimos. Pero es que tampoco se reflexiona, se ora, se leen los textos bíblicos, se hacen esfuerzos por ser mejores, por ayudar, por buscar una mejor convivencia…, por cambiar de vida perdonando y pidiendo perdón. 

 

Siempre, la verdad, ha costado mucho esfuerzo para el cristiano revestirse de honestidad y darse a los demás sin pedir nada a cambio, pero hay que reconocer que ahora le ha tocado vivir en una sociedad enferma y desestructurada con apenas valores, sumergida en falsedades, egoísmos y desconsideraciones, donde el lema de sálvese quien pueda parece la norma, arrastrándonos al enfado e incluso a la desesperación cuando vemos que damos y de nada sirve, donde necesitamos una mano y encontramos un desprecio, buscamos un consuelo y hallamos un abandono… Y las puertas se cierran, y los miedos cansan, y los niños andan sonámbulos, y los adolescentes perdidos, y las residencias de ancianos llenas, y los rincones abarrotados de mendigos…, y las calles se embadurnan de luces de fiesta para que el pueblo se divierta en la superficialidad de no saber ni para qué por mucho que alarguen los tiempos y, como el carnaval, ande robándole a la Cuaresma ya no solo días, sino semanas … Y acabas cansado, aburrido, desesperanzado… y hasta embrutecido

 

Y sí, entonces llega un año más la Cuaresma, y buscas aumentar tu fe y adentrarte en una mayor esperanza y empezar de nuevo… y quieres ser mejor pese a saber que este mundo es una selva, y comienzas yendo al encuentro de quien te desprecia para pedirle perdón si algo le hiciste sin querer que le doliera…, y entonces donde esperas un abrazo te clavan un puñal de rencor en el pecho que te atraviesa el alma, y mientras palpas tu sangre derramada miras y ves que tu verdugo se adentra en misa de doce y comulga como un santo que nunca ha roto un plato… Y lloras y decides entonces que tu Cuaresma es irte como Jesús al desierto y esperar al menos poder encontrarte, en mitad de la arena y el silencio, contigo mismo y sentir la calma en la conciencia en el anhelo de que Dios sí te perdona y te regala un abrazo de paz sin alambradas.

 

Hoy, Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma en el universo cristiano…, pero creo que no servirá de mucho…, el Jueves Santo, a las tres de la tarde, se acabará y todo seguirá igual o peor…, todo lo más veremos numerosos destellos de cristos y vírgenes de pasión procesionando que ya ni siquiera conmueven ni escuchas porque el ruido, el jolgorio y la parafernalia pondrán un velo ensordecedor en el corazón… Para después, tras el Domingo de Resurrección, enfrentarte de nuevo el vacío inmenso del sepulcro…, largo, larguísimo…, hasta la próxima Cuaresma.