martes, 23 de mayo de 2023

SER DE IZQUIERDAS


De izquierdas eran los de antes, los hombres envejecidos a los cuarenta y las mujeres viejas a los treinta, los obreros explotados de las fábricas, los jornaleros de sol a sol cuando eran llamados a la faena, las sirvientas que servían a los señoritos hasta quedar con las manos hinchadas, las rodillas descarnadas y el pecho seco que ni leche daba para amamantar a sus hijos, los que caían muertos de repente en plena siega y trilla, no por golpes de calor, sino por debilidad suprema, por agotamiento, por hambre física. De izquierdas eran los de antes, los que soñaban con quitarse de encima el yugo de los reyezuelos opulentos, bobos y promiscuos, de dictadorzuelos vivales y aprovechados, de caciques sin alma, de capitalistas codiciosos e insensibles, de mala gente…, para encontrarse con un amanecer de justicia, de igualdad, de fraternidad…, y de libertad.

Y lucharon por ello. Y entre los luchadores más utópicos estaban los anarquistas, los poetas sobre la superficie de la conciencia, los jilgueros del campo sin alambradas, las luciérnagas de las noches oscuras, los amantes de la gran libertad… No querían ni estado, ni partidos políticos, ni poder, porque todo ello suponía opresión, sumisión, rejas, candados en la persona. El hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo corrompe, decía Rousseau, a quien siguieron otros ideólogos anarquistas, como Stirner, Tolstoi o Bakunin. Por ello, para no corromperse, es fundamental una educción exquisita que impida que nadie se malee, y así poder configurar un mundo en el que vivir en paz, en armonía, en justicia, en igualad, en connivencia con la naturaleza, en responsabilidad…, sin perder, por ello, la propia individualidad, lo que lo diferenciaba del marxismo, comunismo o socialismo que aboga por un poder sobre todo poder denominado “dictadura del proletariado”, donde la masa colectiva anula completamente al individuo. Por lo tanto, el sueño anarquista era alcanzar un mundo ideal donde prevaleciera al bien común sin perder por ello la individualidad, de modo que si todos nos comprometían sin falsedad a vivir por el bien de todos, sabiendo que la vida no es más que una parada compartida en el tiempo, no había entonces necesidad de policías, ni de jefes de gobierno, ni ministros, ni alcaldes, ni de nadie que dirija la vida de nadie, ni perturbe ni maneje la libertad personal.

Luego, el anarquismo se fue fragmentando en variadas tendencias, especialmente en anarquismo individualista y anarquismo colectivista, éste más próximo al comunismo. Pero ambos, en teoría y según sus partidarios, no supone desorden, sino todo lo contrario, consideran que al surgir de la base y no ser dirigidos, la organización será de plena armonía, de primer orden, tal como marcaba el ideólogo Henri Lefebvre.

Pero el anarquismo, tan idealista, tuvo que ser perseguido por peligroso e irrealizable. Y lo mejor para ello fue etiquetarlo de violento y subversivo, aprovechando que algunos impacientes por imponer el régimen usaron la fuerza tanto en sus reivindicaciones como en su equivocada y sangrienta estrategia de derrocar al poder.

Y a mí me hablaron, dentro de lo poco que nuestros padres quisieron hablar de estas cosas con sus hijos, de un hombre de la familia, de ideas próximas al anarquismo y partidario del movimiento obrero a través del sindicalismo de la CNT,  de los de izquierdas de verdad, partidario en su día de la república, no por traer ella en teoría el ideal anarquista de igualdad, fraternidad y libertad, sino en cuanto quería ver con su llegada un paso para salir del estancamiento social, cultural y económico que asfixiaba a la mayoría de la población de entonces, creyendo que traería trabajo para todos, formación, enseñanza de calidad, igualdad hombre y mujer, libertad de pensamiento y de expresión, virtud cívica y honesta… Llegando incluso en plena guerra civil a crear una colectividad de trabajadores del mismo oficio en el que daban todo y se repartían las raquíticas ganancias en equidad.

Este familiar, recién acabada la guerra, fue denunciado, para ganar méritos ante los cabecillas franquistas de la dictadura, por una trabajadora que no quiso pertenecer al colectivo, siendo detenido por sus ideas y juzgado sin garantías, hasta el punto de que, al no tener delito de sangre, fue condenado a cadena perpetua, noticia que recibieron su esposa, hijas e hijo con dolor y lágrimas. Pero era tan poco el valor que tenía una persona de izquierdas en estos juicios sumarísimos, que en la relación hecha pública su nombre apareció equivocadamente en la lista de los condenados a muerte. Enterada la familia tuvo que luchar con todas las fuerzas del mundo contra aquellos gerifaltes que poco interés tenían en subsanar el error, hasta que encontraron a uno que se apiadó de los llantos y las súplicas de rodillas, y haciendo un esfuerzo, tras comprobar las sentencias, corrigió el fatídico error que lo libraría de ser fusilado. Y cumplió su condena en cárceles miserables, no hasta la muerte, pero sí hasta quedar roto, hundido, enfermo y ciego. Y ya en la calle, seguir luchando en su creatividad por construir anhelos que hicieran sacar a flote a sus cinco hijos, de los cuales, cuatro –yendo, para asombro de muchos, en un principio a Baeza a estudiar, andando, y copiando a mano los libros que les prestaban los más pudientes, y presentándose luego a exámenes de estudios superiores por libre–, obtuvieron al final las carreras que el régimen permitía a las mujeres: una maestra y dos comadronas, y un practicante (le faltó unas asignaturas para recibir el título).

Lo nunca visto. Pero este salir adelante de aquellos hijos tenía sus raíces en el campo del pensamiento del padre soñador que encontró un gran apoyo en el sacrifico silencioso de su esposa que, pese a no saber leer ni escribir, se hizo unidad con él para ambos salir de las penurias, y hacer que sus hijos no las sufrieran de igual modo, soñando con la formación de calidad, el bien común, la igualdad, la fraternidad, el amor, …, y la libertad. Y no cesó hasta su muerte de inventar, de construir carruseles en los que los niños dieran vueltas para que no dejaran de encontrarse con ellos mismos, haciendo además fotos, retratando, con ayuda, de feria en feria, con su cámara minutera, a personas que quedaban así inmortalizadas en instantáneas de quietud, caminando también, en sus horas perdidas, con tristeza, de un sitio a otro, buscando una isla perdida entre la decepción y la esperanza…, llevado de la mano de este lazarillo, su nieto, que hasta el presente ha guardado todas estas cosas en su corazón, y que en este día de mentiras y falacias políticas, vísperas de elecciones embarradas por tantos egoísmos hipócritas, le quiere dedicar este trabajo en este humilde blog, para que sea como un postrero homenaje de cariño y recuerdo a su persona, y sepan, de paso, los sucedáneos oportunistas de izquierdas de ahora lo que es ser de izquierdas, de izquierdas de verdad.

lunes, 8 de mayo de 2023

EL DOLOR DE NO IR EN NINGUNA LISTA ELECTORAL

Estoy triste y decepcionado. Dentro de unos días van a tener lugar las elecciones municipales y ningún partido político me ha pedido que vaya en sus listas. 

 

Y es para estarlo, porque uno no es que sea una lumbrera, pero comparado con algunos y algunas de los que aparecen en los listados puedo estar a nivel. Tengo ligeros estudios, experiencia en la docencia, e incluso en la dirección, se algo de leer y también puedo escribir una carta o un documento para que se paguen los impuestos, e incluso puedo declamar algo en verso si fuera necesario. También puedo actuar, pasar como que no te he visto, hacerme el tonto, aparentar que trabajo hasta el límite, reírme de mi sombra y hasta llorar de pena, aunque para esto no es necesario fingir mucho, basta con mirar alrededor o asomarse a la tele o a las noticias. 

Pensé que podía ir en la lista de “Con Andalucía-Izquierda Unida-Podemos”. Ahí tengo –aunque muchos no lo crean– buenos amigos. No se lo voy a perdonar. Pero lo mismo también tengo algún enemigo, no lo sé, que lo ha impedido, por eso de que uno va a misa y acepta a Jesús como líder indiscutible de su partido. Una pena, porque a mí eso de estar del lado de los trabajadores, los explotados, los humildes, los necesitados, los pobres, los presos, los perseguidos, los oprimidos, los usurpados, los parados…, que es con los que ellos dicen estar, me mola mucho. Baste también con decir que las bienaventuranzas y las obras de misericordia son mi programa favorito. De igual modo, hubiera estado dispuesto a dejarme la coleta, vestir camisa tricolor y darle algún carguete a la madre de mis hijos para una mayor unidad en la lucha contra la casta, si bien me hubiera negado, eso sí, a disuadir a los ubetenses de que coman jamón con aceite de oliva y cervecita, pobrecillos, como aconseja Garzón que hagamos, aunque luego él lo incumpla en las fiestas. 

 

Después pensé que podrían venir los de VOX. No es raro por lo mismo, porque como soy cristiano y creo en Dios pues debo ser un facha de los de aúpa, un fascista de libro, un reaccionario de primera. Además, soy valiente, digo y escribo lo que pienso y no me vendo ni por un yate de los de Puerto Banús. ¡Qué buen voxero hubiera sido! Abascal a mi lado un mindundi afónico. Además, nada más llegar al cargo, como dicen ellos que harán cuando lleguen al poder nacional, aniquilaría chiringuitos y quiosquillos, paguillas y pagazas, ayudillas y ayudazas, adiós a los chupopteros, los subvencionados, los vendidos, los pelotas, los palmeros, los fariseos de una vela al santo y otra al demonio… Pero nada, se ve que hasta ellos me tienen miedo, no sea que me pase y recorte excesivamente gastos y reduzca sueldos, complementos y gratificaciones, y los reparta en los que de verdad trabajan por el pueblo y se vean entonces sin poder comprar gambas ni ramones bilbaos.

 

Pero para decepción decepción, el no haberme dicho nada el PP. Imperdonable. Porque es que la inmensa mayoría de los políticos ubetenses que se dicen de izquierdas y parte de los del mundanal ruido, si creen que puedo ser de algún partido… ese es el Pépé. No me hubieran hecho falta muchos esfuerzos para demostrarlo. En el fondo todos saben que vivo en la moderación, que huyo de los conflictos y los enfrentamientos, que soy cobardica y acomplejado. Vamos, que soy incapaz de matar una mosca, por lo que hubiera dejado todo como está y gobernado para todos, es decir, para los mismos de siempre. Ahora, eso sí, de haberme llamado a filas hubiera hecho, al menos, una precampaña algo mejor de la que se está haciendo. Con más calidad, más ánimo, más redes sociales, mejor dramatización y puesta en escena, más amplia publicidad, mayores denuncias, porque los peperos saben muchas cosas que dicen por lo bajini pero que se las guardan después en al bolsillo interior de la memoria…, porque son así, porque no quieren hacerse destacar y les tomen manía. Son tan buenos…

 

Mas el mayor dolor, lo confieso como buena persona que soy, es que los del Partido Socialista Obrero Español Andalucista Jiennense y Ubetense no me hayan invitado a tomar parte en su lista de listos. Qué hubiera dado yo por ir en ella, por ver mi nombre impreso en su relación de oro, por saberme de fijo, así me hubieran puesto en el último lugar, uno de los ganadores-ganadoras indiscutibles. Tonto de mí que no ha hecho tampoco por donde para meterme, como sí han hecho otros más de cultura y trepadores. “Señor don Ramon Molina Navarrete, concejal del Excelentísimo Ayuntamiento de Úbeda, Ciudad Patrimonio de la Humanidad.” ¡Suena bien! Qué orgulloso se hubiera sentido mi abuelo, condenado a cadena perpetua por Franco y encarcelado por muchos años, viendo que su nieto ha progresado dentro del progresismo y sin necesidad de ninguna memoria democrática. ¡Qué grandeza! ¡Cuánto honor! Y me hubieran distinguido poniéndome, en el solemne salón de plenos, en la solapa de la elegante chaqueta, la insignia dorada, y en el pecho la medalla brillante y esmaltada con su corona y sus doce leones que ya no recibiré nunca. He dejado pasar el tren y los trenes que se pierden no regresan y menos si el maquinista te ha puesto la cruz. Pero así son las cosas de la libertad y la independencia, no se puede hacer nada si no te quieren. 

 

Y querer querer, lo que se dice querer, para qué nos vamos a engañar, no me quiere ningún partido. A la vista está. 

 

Pero lo mismo me da un pronto y fundo un partido y me presento en las elecciones del 2027 y doy el golpe… ¡Capaz soy! Pero no, no, no… Que me machacarían entre todos y entre los mismos míos y me endurecerían el alma hasta el punto de ser el último muñeco de anidación dentro de otros muñecos mayores, vamos lo que se dice una vulgar matrioska sin poesía. Lo dejo para ellos y ellas que de prosas saben mucho. Enhorabuena. Y que lo disfruten.