domingo, 19 de diciembre de 2021

BELÉN


                                   

                                    Al llegar los pastores al portal de Belén,

                                        mientras un coro de ángeles danzaban por el viento, 

                                        se encontraron a un niño que tan solo era un niño

                                    dejado en un pesebre a la luz del invierno. 

 

                                        Se acercaron despacio, sin hacer ningún ruido.

                                        Se miraron atónitos, temblorosos e inquietos,

                                        como decepcionados, o como confundidos,

                                        pensando que no había allí ningún misterio.

 

                                        Porque en medio de aquello se hallaba un hombre humilde, 

                                        con la mirada azul, envuelto en el silencio.

                                        Y una mujer sencilla, con la sonrisa clara.

                                        Y, entre ambos, soñando, la quietud de un pequeño. 

 

                                        “Es un niño tan solo, como todos los niños. 

                                        Es un niño desnudo, de carne, sangre y huesos.

                                        Es un niño sin magia, sin poder ni riqueza.

                                        Es un niño cualquiera…” Los pastores dijeron. 

 

                                        Mas cuando, tristes, iban ya a salir del lugar, 

                                        un pastorcillo anciano, cansado, pobre y ciego,

                                        dijo –abriendo los ojos más allá de la noche–:  

                                        “Yo no veo a ningún niño. Yo es a Dios a quien veo”. 

 

                                        Y sonaron aplausos y glorias y aleluyas.

                                        Y se abrió el corazón y alumbró al pensamiento.  

 

                                        Y el Niño se hizo Dios y Dios quedó en el niño.

                                        Y Dios y niño juntos juntaron tierra y cielo.

 

 

                                     FELIZ NAVIDAD A TODOS DE TODO CORAZÓN 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

ALMUDENA Y EL TÍTULO DE HIJA PREDILECTA

A la escritora Almudena Grandes le han negado ser hija predilecta de Madrid a título póstumo. Y lo han hecho los políticos, en este caso los de centro derecha y derecha, manifestando estos que otros muchos con tanta o más valía que ella no lo han recibido, y exponiendo el alcalde que para un nombramiento de esta categoría las cosas han de hacerse sin moción de urgencias y siendo necesario el consenso y la unanimidad.

Y qué pena que se llegue a esto. Que tengan que ser los políticos, siempre mirando con las gafas del mismo color, en guerra sin cuartel entre ellos, intransigentes, partidistas y miopes..., cuando no incultos y medio analfabetos, los que tengan que valorar y consentir o no consentir hechos como el que nos ocupa. Y más cuando se trata de una persona intelectual, escritora premiada, columnista, tertuliana…, de ideas, capaz de mojarse. 

Jamás se podrá llegar al verdadero consenso y unanimidad entre políticos cuando la persona a la que se la ha de distinguir con este título ha expresado o expresa con valentía sus ideas y pensamientos en libertad y democracia, porque lo que diga, si siempre es del gusto de la izquierda, disgustará enormemente a la derecha, y si siempre es del gusto de la derecha, enfadará terriblemente a la izquierda, y si unas veces le parece mal a la izquierda y otras a la derecha, cabreará a los dos…, por lo que váyase usted al quinto pino, que no recibirá título oficial de honor ninguno.  

 

Le podrán dar, en este caso, dicho título oficial a personajes con ciertos méritos artísticos, sociales, deportivos… que se hayan mantenido en la ambigüedad o en el silencio ideológico y no hayan molestado de ninguna de las maneras a ningún grupo.

 

De todos modos, hay que reconocer que en esta guerra siempre suele ganar la izquierda. El conglomerado progresista, en la inmensa mayoría de los casos, impone su veredicto a favor de los suyos. De lo contrario, ya saldrán ellos y sus troles agradecidos y subvencionados exponiendo que ya tenemos a los fascistas, retrógrados, meapilas, reaccionarios, sectarios, intolerantes y mil descalificativos más metiendo la pata y rompiendo la paz social, mientras, de paso, desde la superioridad moral que los caracteriza y su particular visión de la paja en el ojo ajeno, les exigirán airadamente menos tensión y crispación, menos rabia y odio…, más unidad y apoyo. Cuando es la derecha la que, como es lo normal, pierde con respecto a los suyos, lo critica por lo bajini, pero lo acaba aceptando sin mucho ruido, no sea que el complejo de inferioridad los hunda aún más en la miseria. Y cuando el propuesto no es ni de unos ni de otros, porque, desde la independencia, habla de los dos, critica a los dos, expone lo que duele a los dos…, porque ve en ambas partes trigo y paja, luz y oscuridad, verdades y mentiras…, bueno, no, entonces no hay proposición que valga. Se guarda silencio sobre el don nadie. No tiene mérito alguno. Es indiferente. Y todos de acuerdo: no existe.

Y esto ha sucedido con Almudena. La izquierda, que la admira y la considera extraordinariamente porque era de los suyos a muerte, la ha propuesto tras su fallecimiento para el título de hija predilecta de Madrid, pero la derecha (PP,VOX y CIUDADANOS), a la que ha criticado con voracidad, despreciado, vilipendiado y de la que hasta se ha burlado, se lo ha negado…, pero, para curar su dolor de espíritu tras el voto en contra, y que tan dura decisión no aumente aún mas el peso de los complejos que carga, ya ha dicho que reconoce su valía, que se le pondrá su nombre a una calle y que se le hará un homenaje público. Que no es poco. Y si continúan las presiones…, y se vuelve a presentar la propuesta por parte de la izquierda tenaz, puede -y así lo ha dejado dicho también el señor alcalde popular- que de nuevo se abra la puerta y, de llegar al consenso, concedérselo.  

 

Como si no hubiera en España y en Madrid temas de mayor trascendencia, importancia y necesidad. Pues que se lo concedan ya, qué más da. Si después de todo la derecha va a quedar como Cagancho en Almagro. Y aquí paz y después gloria. 

 

viernes, 19 de noviembre de 2021

EL GRAN APAGÓN

Prepárense. No será que no nos los andan diciendo. Sí, sí, que vamos a tener cualquier día un apagón de aúpa que nos va a dejar helados. 

 

Pero a mí lo que me deja helado en verdad es lo poco que somos. Ya nos lo ha hecho saber el dichoso coronavirus. Y como no hemos aprendido suficientemente la lección, ahora va a venir un corte de electricidad que nos va a poner en nuestro sitio.  

 

Y en nuestro sitio quiere decir que vamos a descubrir una vez más lo mucho que hemos avanzado y, a la vez, lo poco. Porque los avances no nos han hecho más fuertes, sino más débiles. Mucho creernos dioses…, pero de barro. Con tan solo faltarnos la electricidad unos pocos días estaríamos perdidos. Y si nos faltara por mucho tiempo (y no digamos por siempre), sería el fin de muchos. Todo se paralizaría. Los medios de comunicación. Internet. El transporte. Las empresas. Los bancos. Los ordenadores. La calefacción. Los comercios. Los hospitales. Los electrodomésticos… Y por más hornillos de supervivencia y mas latas de conservas y papel higiénico que tuviésemos guardados en la alacena… de poco servirían… Bueno, tal vez para ganar unos días y acabar aún más tocados del ala.

Los que sobrevivieran volverían a los pueblos, a las aldeas, a la choza, al horno de leña, a la agricultura y ganadería de subsistencia…, mezclado con el desorden, el pillaje, la ley del más fuerte, el desgobierno más absoluto…  

 

Pero no perdamos la fe ni la esperanza. Por lo pronto son solo amenazas de periodismo amarillo. No creo que se llegue a tanto. A nadie, en esta sociedad globalizada y capitalista, le interesa ni le conviene que el mundo retroceda a las cuevas. Pero también es cierto que debemos, aprovechando el bulo y la evidente dependencia de los combustibles, hacer un alto en el camino y reflexionar acerca de lo que somos y tenemos.

 

Porque, aparte de que somos nada, tenemos cada vez menos. Todo lo más: cuatro cosas, un ordenador y un móvil. Un par de aparatos que nos conectan al mundo, y en los que guardamos todo: correspondencia, escritos, cuentas, recuerdos, fotografías, periódicos, música, películas… Sin saber quién es el dueño y señor de todo esto. Quién es el poderoso mago que conoce todo lo mío, incluyendo dónde estoy, de dónde vengo y a dónde voy, y cuando quiera me deja sin nada, me borra cuanto tengo, me desconecta.  

 

Hasta no hace mucho nos enviábamos cartas. Yo conservo algunas de mis padres, amigos y alumnos… Poseo un álbum de fotos que puedo tocar. Guardo algunos escritos y poemas manuscritos de hace años. Tengo recortes de prensa de sucesos que me han interesado. Conservo infinidad de libros y revistas… Quiero decir que si me tengo que alumbrar con la llama de un candil, podré ver, leer y tocar… Ahora, cuando envío un verso a “la nube”, y no lo imprimo, me da vértigo… Vértigo sí, porque, ¿qué es la nube?, ¿dónde está?, ¿quién la tiene y la maneja? ¿Y si la dichosa nube se disipará por algún extraño viento…?

 

Ya sé, cosas de hacerse mayor, de tener miedo a los nuevos tiempos. Pero los nuevos tiempos, por más que nos parezcan fabulosos, también son inciertos. Tan inciertos que si los poderosos o el poderoso que tiene todo el mundo de la electrónica, electricidad e informática en sus manos, le da por cortar un simple cable, nos vemos con una mano delante y otra atrás, cuando no hechos polvo.  

 

Creo que pasar no va a pasar… Pero… ¿y si pasara? Por lo pronto avisos estamos teniendo… Y yo me mosqueo, por aquello de que el que avisa, ya saben

martes, 9 de noviembre de 2021

FUERA DE TIEMPO

Está todo tan embarrado, acelerado y desquiciado que hasta el tiempo ha perdido su sentido.

Salgo a la calle a mediados de octubre y me salen al paso por varios sitios instándome a comprar mantecados. 

 -¿Mantecados? ¿Pero cómo se pueden comprar mantecados en pleno mes de octubre? 

 

-Claro que sí, como que ahora es cuando más gustan. 

 

-Pues a mí me parece absurdo. A mí me gusta comer mantecados y polvorones en Navidad, junto al calor del hogar, con la familia y los amigos. Y me niego a llegar a esas fechas ya ahíto.

 

-Tú es que eres muy raro. Estás loco, tío.

 

Lo que me faltaba, después de llevar colgadas no sé cuántas etiquetas al cuello, me encasquetan ahora también las de raro y loco.

 

Raro y loco por optar comer mantecados en Navidad y no en octubre. Por querer disfrutar de las estaciones del año con sus peculiaridades, condicionamientos y fiestas. Por ser de los que prefieren un suculento cocido en invierno y no en verano. O un helado en julio antes que en noviembre. O un puñado de castañas asadas en otoño en lugar de en primavera… 

 

A mi me gusta, porque así lo he vivido desde niño, que cada ciclo temporal y festivo se conmemore y celebre en su momento. Soy partidario de que la Navidad se viva entre diciembre y enero. Que el Carnaval sea en febrero y la Semana Santa a comienzos de la primavera. Las romerías después del domingo de Resurrección. El Corpus a los 60 días tras la Pascua. La feria de Úbeda en septiembre. Y todos los Santos en Noviembre…, con sus huesos de santo, sus buñuelos de viento y sus gachas. Y las hogueras de San Antón en San Antón y la noche de San Juan en San Juan y no en San Cirilo de Jerusalén. Y disfrutar de la diferente gastronomía que históricamente ha venido dándose dentro de cada momento en concreto.  

 

Pero no, ahora andamos fuera de tiempo, en puro anacronismo, tan puestos en revoluciones que hay un afán desmedido por adelantarnos y variar y cambiar los acontecimientos, cegados por intereses comerciales, ansias enfermizas, pretensiones de llamar la atención y urgencia de innovaciones sin sentido. 

 

Pues nada, a seguir innovando y adelantando el tiempo. Y así, los villancicos se cantarán en octubre, las procesiones saldrán en diciembre y nos iremos a la playa en abril… Y si no, que cada cual celebre las fiestas tradicionales e históricas cuando les salga de las narices. Y olé por los de Cádiz, que van a celebrar el Carnaval en junio, cuando los comparsistas, chirigoteros y demás disfrazados se derritan en sudor bajo las máscaras y estén a punto de estallar por culpa de los cuaresmales hornazos, torrijas y borrachuelos que, fieles a la costumbre, se deberán zampar con sus correspondientes licores, mientras los demás, si no nos da por imitarlos, andaremos abanicándonos sentados en las terrazas bebiendo cerveza fresquita… Aunque lo mismo, por eso de seguir adelantándonos, podemos estar celebrando Halloween, que es algo parecido para más tétrico. ¡Madre mía, qué lío!   

 

Y luego van y dicen que el raro y el loco soy yo. 

 

  

 

jueves, 21 de octubre de 2021

IGLESIA Y CULTURA

La grabación del videoclip de C. Tangana y Nathy Peluso, perreando, en la catedral de Toledo, ha provocado la dimisión del deán así como el enfado del arcipreste, que ha pedido perdón a los fieles.

 Y una vez más, la sociedad se ha dividido ante los hechos y sus consecuencias. Unos se han sentido ofendidos posicionándose totalmente en contra de que se usen los espacios sagrados de los templos para actos de este tipo. Otros, sin embargo, lo ven con buenos ojos. El mismo deán lo justificó diciendo que: Aunque el vídeo utiliza un lenguaje visual provocador, no afecta a la fe. Añadiendo que es positiva la grabación en cuanto: El lenguaje es propio de la cultura de nuestro tiempo y se ha atendido al bien que pueda producir en los alejados. Y, de este modo, la catedral primada ha procurado mantener un diálogo sincero con las manifestaciones culturales del momento, tratando de responder a lo que hoy nos pide la Iglesia.

 

¿Pero qué es lo que nos pide la Iglesia? ¿Quién lo sabe? Y como nadie lo tiene claro, surgen entonces estas polémicas que incluso llegan a radicalizarse. Y aquí aparecen los renovadores. Los que, creyentes o no, con tal de dárselas de modernos y avanzados, aprueban totalmente este tipo de montajes y cualesquiera otros dentro de los templos. Y aparecen también los puritanos, que se sitúan en contra totalmente de cualquier acto en el interior que no sea otro que el estricto culto religioso. 

 

Yo, ante el hecho, considero que, como suele pasar en tantas ocasiones, lo que sucede es que las ramas no dejan ver el bosque. Porque si presto atención a lo dicho por el deán, así de principio, hasta creo que lleva razón, que el lenguaje es propio de nuestro tiempo y que, concediendo permiso para grabar este tipo de vídeos, no ha pretendido otra cosa que fomentar un diálogo sincero con las manifestaciones culturales de hoy, creyendo además que así se atraía al sendero de la fe a los alejados…; pero después, fríamente, creo que está en un error. 

 

Pienso que el deán se equivoca, en cuanto a los alejados no se les atrae mezclado churras con merinas. Ni con músicas impías. Ni con bailes impúdicos. Ni uniéndose a sus manifestaciones mundanas y carnales. Ni pretendiendo ser guay ante los guays que te detestan. Se convence con ejemplaridad y coherencia. Se convence mostrando tus armas a sus armas, con respeto y bondad. Se convence con seriedad, honradez, dándose a los demás, hablando de Jesús de Nazaret, viviendo su mensaje, amando. 

 

Se convence, no apegándose a la cultura del incrédulo, sino creando y fomentando una cultura propia. Porque he aquí el grave pecado de la Iglesia de hoy, el gran pecado de omisión, el pecado de que, tras ser la pionera y la más vanguardista a lo largo de los siglos, salvando del fuego y la destrucción obras, libros y escritos, creando escuelas y  universidades, hospitales, asilos, comedores, casas de acogida…, así como dando todo tipo de ayuda a los necesitados, fomentando la música, la poesía, la literatura, el teatro, la pintura, la escultura, la imaginería, la danza, la arquitectura…, y levantando obras asombrosas como son las iglesias y catedrales…, se ha venido quedando paralizada, al tiempo que, ante las críticas, basadas en querer juzgar el pasado con los parámetros del presente, haberse mezclado más de lo debido en política, ser más terrenal de lo conveniente y las leyendas negras, se ha sumido en un complejo atroz y sangrante. 

 

Y esta parálisis y este complejo le está haciendo a la Iglesia perder el rumbo desde hace años. Y se ha quedado en un tremendo inmovilismo apoyado en que así lo querrá Dios, ya cambiará esto, es el signo de los tiempos, el Señor proveerá…, mientras se vacían las iglesias y los seminarios y se cierran
conventos, mientras se dejan de recibir y valorar los sacramentos, mientras millones se declaran ateos o agnósticos y mientras cientos de miles de creyentes cada año dicen que han perdido la fe.

 

En definitiva, que ni la Iglesia sabe qué le pasa… Y lo que le pasa es que tiene que acabar con el inmovilismo y los complejos. Ser libre e independiente. Ir a las raíces y marcar con claridad sus líneas básicas. Y, junto a liturgias, cultos y servicios, crear cultura, cultura suya, de fe, de hondura evangélica, de valores, ética, atractiva, literaria, teatral, musical, plástica, limpia… La Iglesia tiene que volcarse sin ambages con sus artistas verdaderos, con sus pintores, escultores, escritores, dramaturgos, poetas, novelistas, cineastas, músicos…, y apoyarlos, animarlos, considerarlos…, abriles caminos, como lo hizo en siglos pasados, con valentía, seguridad y generosidad, sin hipocresía ni envidias, lo que dio lugar a que surgieron en todos los campos grandiosos creadores que nos legaron obras sublimes e inmortales. 

 

Y entonces sí, para que ellos, para que las grandes obras surgidas de la fe y presentadas para sembrar cristianismo, tanto las de entonces como las de ahora, tengan campo, tengan espacios que los gobernantes del presente niegan, ábranse de par en par las puertas de los templos y glorifíquese a Dios desde el ARTE con mayúsculas, con respeto y dignidad, sin obscenidades ni ignominias.  

 

Y entonces, estoy seguro, viendo las grandezas que los artistas cristianos pueden crear, ante la lluvia de obras caídas de sus manos y su talento, es cuando las palabras del deán adquirirán su verdadero sentido: el bien que puede producir en los alejados, y poder mantenerse un diálogo sincero con las demás manifestaciones culturales del momento… Tratando así, ahora sí, en verdad, realmente, de responder a lo que hoy nos pide la Iglesia. 

 

¿Pues a qué espera?

 

martes, 12 de octubre de 2021

CIVILIZACIÓN DECADENTE

Cada vez que miro, como a vista de pájaro, esta sociedad nuestra, me entristezco y quedo más desconcertado.

Y es que, por más que intento ver en positivo la película de este presente tan deformado, no hay manera de contrarrestar tanta decepción. La edad. Debe de ser la edad que me hace sentirme cada vez más lejos del engranaje que nos mueve. Y así, muy pocas cosas veo bien. Me parece un horror la forma de vestir, desde pantalones rotos y sucios a camisas negruzcas, presencias como desaseadas, lenguaje vulgar y obsceno, mala educación, groserías, insolidaridad, violencia, robos, intimidaciones, agresiones, asesinatos, violaciones, pobreza, paro, infidelidades, corrupción, caos… Y arte denigrante, rayando no pocas veces más que el absurdo la estupidez, hasta el punto de alcanzar no hace mucho una lata con excrementos del propio artista Piero Manzoni (que en su tiempo vendió las noventa latas en las que defecó, “Mierda de artista”, a precio de oro), la cantidad de 124.000 euros.

 
Estamos perdiendo el rumbo, si no lo hemos perdido ya del todo. Y en todos los ámbitos. A nivel político y social nadie entiende el cachondeo que nos traemos en pueblos, comunidades y naciones, con gobernantes y dirigentes falsos y embusteros, de bajo nivel, vende-humos, populistas… A nivel judicial, de risa, con jueces perdidos, prevaricadores, con fiscales y abogados del estado cual voces de sus amos… Y cuando creemos que esto solo sucede en España, vemos que hasta la Unión Europea es un globo de aire desinflándose, y si no que me expliquen cómo el que lidera un golpe de estado separatista, que se lleva a efecto, en una nación perteneciente a esa unión se puede pasear, riéndose y burlándose, por los demás países miembros sin que se le detenga y extradite pese a tener una orden de busca y captura del Tribunal Supremo, dejando a la Unión Europea desnuda ente el espejo para que refleje, más que unidad de naciones, amasijo de interesados luchando por sus propios intereses. 

 

De vergüenza. Aquí todo vale. Sin que casi nada nos una. Sin valores que nos aglutinen, sin moral ni ética ni filosofía que nos configuren. Sembrando mentiras para que no tengamos verdades. Y picaros por todos lados. Pícaros de sandalias rotas y de guante blanco.

 

Nos dicen los plataneros de la isla de La Palma que a ellos les siguen pagando el kilo de plátanos al mismo precio que antes de la erupción del volcán, por lo que la subida experimentada en los mercados, con las correspondientes consignas de ayuda y solidaridad a la isla y a ellos, no les llega en absoluto, que las ganancias se quedan en aquellos que manejan los hilos desde los despachos, engrosando aún más sus correspondientes cuentas bancarias. 

 

Y hasta la Iglesia ha perdido el oremus totalmente. Pobres curas de iglesias-cortijo semivacías, de fieles de cumplimiento, de estúpidas rencillas parroquiales. Pobres obispos encorsetados por una curia de vivales aprovechados de poca fe. Pobres arzobispos, como el de Toledo, que no se entera de que el deán ha permitido grabar, nada menos que en el interior de la histórica catedral, un videoclip vulgar, provocativo y ofensivo, “perreando” (previo pago al Cabildo de varias decenas de miles de euros), que puede ser una canción divertida y un gran montaje, pero no digno de realizarse en un lugar sagrado para el cristianismo, como lo es la gran mezquita para los musulmanes. El próximo que lo graben allí, a ver si los dejan. Seguro que entonces no saldrán los progres periodistas, presentadores y tertulianos a criticarlos por intolerantes, carcas, retrógrados y fascistas. 

Y por favor, que estos artistillas de poca monta dejen ya de embadurnar, parasitar y denigrar el campo de las creencias cristianas y dejen de aprovecharse de ellas para ganar un dinerillo y ser conocidos, aparte de en su casa, en la casa del vecino de enfrente. ¿No tenemos las bocas gastadas de pedir respeto? Pues eso. 

 

Lo dicho, que ya está todo tan enredado, tan embarrado, tan encenagado…, que ni sabemos a lo que pertenecemos, ni dónde tenemos los pies ni dónde la cabeza. La decadencia de esta civilización es ya tan incuestionable que hasta la naturaleza anda cada vez más rebelde, desquiciada y rabiosa.   

 

La única esperanza es que esto, necesariamente, tiene que cambiar algún día… Ojalá sea pronto.   

 

 

lunes, 27 de septiembre de 2021

CARTA A LOS JUANCABALLOS

Temidos Juancaballos:

 

Hoy quienes os niegan. Pero se equivocan. Vosotros, los Juancaballos existís. Dicen los sabios y entendidos que solo sois viejas leyendas. Mas no es verdad. Vivís de cierto, desde hace milenios, cerca de los humanos, escondidos, donde difícilmente pueden veros. Muchos hombres antiguos nos han hablado de vosotros, y hasta el abuelo de Antonio Muñoz Molina decía que muy hereje tenía uno que ser para no creer en vuestra existencia. Y la mayor de las pruebas, añadía, era que hasta en la fachada de la iglesia del Salvador de Úbeda aparecía un relieve donde se veía a uno de vosotros, seres extraños y peligrosos, terroríficos, mitad hombre y mitad caballo, luchando contra otro ser poderoso. Luego, los estudiosos de academia, explicaban que esta escena simboliza la lucha de Hércules con un centauro. Como si los centauros y los Juancaballos no fueseis lo mismo. 

Vosotros existís y, frecuentemente, una y otra vez, con sigilo, salís de vuestros escondrijos, y no sólo robáis alimentos y destrozáis cosechas, sino que, como siempre ha sido, incluso devoráis a las personas. 

 

Y es cierto. No hay dudas. Vosotros, los Juancaballos, existís. Lo sé a ciencia cierta porque yo mismo os he visto con mis ojos. Lo que ocurre es que ahora sois más listos, habéis sabido adaptaros a los tiempos y habéis aprendido a ocultaros de manera extraordinaria por todo el mundo. Y es por eso que, pese a estar muy cerca, pasáis desapercibidos. Pero hacéis mucho daño, porque vuestra única misión es destruir, asolar, aniquilar, aterrorizar, provocar cataclismos y catástrofes…, matar. 

 

Yo os vi un atardecer al bordear un camino y sorprenderos impasibles sobre un pequeño cerro. Os miré absorto. Me mirasteis como estatuas. Hasta dudé de que estuvierais vivos. Os hice cara pese al miedo. Segundos después, como con desprecio, lentamente, girasteis sobre vosotros mismos y os perdisteis por el terraplén. 

 

Ya sé que quien ve a un Juancaballo y queda con vida, esta condenado al ostracismo. Si lo calla, quedará aislado en su propio silencio. Si lo divulga, acabará habitando en el reino de los insensatos.

Yo he tenido que decidirme. Y lo he hecho por la segunda opción. Ya sé que me expongo al menosprecio, a que todos vosotros haréis piña por la causa y me lo pagaréis buscando devorarme. Sois, además de partidistas, intolerantes y rencorosos, vengativos inmisericordes. De ahí también que cuando no os salís con la vuestra soltáis coces y relincháis. Y es que en el fondo no sois otra cosa que salvajes.    

 

Y nada más, sólo deciros por último que los pueblos están llenos de gente buena que, con sus virtudes y defectos, trabaja, se esfuerza, construye, sueña… y que por más que vosotros, los Juancaballos, seáis muchos y logréis destrozar espacios y vidas, no lo conseguiréis del todo, porque de igual modo son muchos los hércules dispuestos a haceros frente y no desfallecer hasta salir victoriosos.

 

Y esto es algo que no debéis olvidar. 

Un saludo.    

 

 

 

 

 

 

 

 

 

martes, 14 de septiembre de 2021

ACTO DE ACCIÓN DE GRACIAS A LA VIRGEN DE GUADALUPE

Cuando a las ocho de la tarde del pasado día 8 de septiembre, Festividad de la Natividad de la Virgen María, se abrieron las puertas de la basílica menor de Santa María de los Reales Alcázares, y apareció la imagen de Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe, después de tantos meses de pandemia, entre los sones de tambores y trompetas de su banda, el sentimiento fue extraordinario. Nadie de los allí presentes, que llenábamos la plaza y los alrededores, dejó de sentir en su alma la emoción y la dicha de vivir un gran acontecimiento histórico. 

 

Se cumplían exactamente 640 años de su aparición junto al arroyo del Gavellar y, pese a tantas persecuciones, guerras, incendios, terremotos e incredulidades…, ahí estaba, ahí seguía estando, la pequeña imagen haciéndose luz en nuestra pupilas y brisa de amor en nuestro corazón. Ahí estaba la Patrona de Úbeda, la alcaldesa perpetua, la más chica y la más grande, la pastorcilla de Santa Eulalia, la reina de los cerros y de los cielos, la Madre de Dios, la Santísima Virgen de Guadalupe caminando hacia nosotros, como un sueño que enamora, como un abrazo que conforta, protege y nos cuida. 

Durante muchos siglos ella ha sido testigo de la fe de nuestros mayores. Ha significado su consuelo. A ella han acudido generaciones enteras en busca de fortaleza, de protección, de amparo…, de salud. En todas las desgracias y calamidades ha sido implorada. En todas las epidemias ha sido fuente de esperanza. En todas las angustias y naufragios ha sido tabla de salvación.  

 

Hasta que llegó al centro de la plaza y se situó cerca de los dos leones de piedra que la custodiaban frente a la emblemática portada del palacio de Vázquez de Molina. La Asociación Musical Ubetense le dedicaba sus mejores sones. Desde el estrado, situado a su izquierda, presentó el acto de acción de gracias uno de sus horquilleros, Alfonso Miranda. Desde ahí recibieron diplomas de reconocimiento por su ejemplar labor durante los peores momentos de la pandemia, diversas personalidades en representación de colectivos: sanitarios, fuerzas y cuerpos de seguridad, Unión de Cofradía, Cáritas, Municipio… También hablaron desde la plataforma, el Hermano Mayor de la Real Archicofradía y la señora Alcaldesa de la ciudad. Pero el privilegio de dirigirse a ella, en nombre de todo el pueblo de Úbeda, para agradecerle los muchos favores recibidos y decirle lo que ella significa y cuánto supone para todos nosotros, fui yo. 

 

Y lo hice con todo el amor y toda la humildad posible, porque desde el primer momento supe que nadie me había elegido para hacerlo sino ella. Son muchos los ubetenses, hombres y mujeres, los que podían haberle agradecido públicamente a Nuestra Madre los infinitos favores recibidos y los numerosos milagros regalados… Pero alguien inspiró a Miguel, presidente, y me llamó… Y yo acepté, porque solo ella, mi Virgen que llevo en el alma, y yo, sabemos las razones y los motivos. 

 

Y ya, finalizado el acto de acción de gracias, fue la imagen trasladada, bajo el protocolo Covid19, al templo de San Pablo. Al pasar por la puerta principal sonaron de nuevo los toques de su banda; y el entrar al interior del recinto sagrado por la puerta de los Carpinteros, la banda de música, con el himno a Úbeda, la despidió.

 

Y ahí ha quedado la Virgen de Guadalupe, Madre de Cristo, cuyo Hijo nos muestra, invitándonos a seguirlo y hacer lo que Él nos diga. Ahí ha quedado, serena y luminosa, como un faro prodigioso para seguir alumbrándonos en las noches de tormenta y en los días azules, como un sagrario místico ofreciéndonos el alimento eterno, como una lumbre para nunca perdernos ni congelarnos de frío. 

 

Ahí ha quedado, sencilla, cercana, haciéndose chiquitilla para que Úbeda sea grande. 

 

Ahí ha quedado, pequeña, para poder sembrarse como semilla de mostaza en el corazón de los ubetenses y florecer cual árbol inmenso donde vengan a anidar todas las aves del mundo. 

 

Gracias, Virgen de Guadalupe, y no dejes de rogar por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. 

martes, 31 de agosto de 2021

EL CAMINO DE SANTIAGO

Caminar sabiendo a donde vamos es la grandeza del Camino de Santiago. Uno sabe al partir, sea del lugar que sea, que la meta es una plaza amplísima, presidida por una catedral impresionante, en cuyo interior hay un pórtico de la gloria que nos lleva a un abrazo soñado. Lo demás es la vida. 

 Y la vida tiene altibajos, pasos cansinos, amaneceres exquisitos, subidas y bajadas, rincones mágicos, cansancios, descansos, amores, amistades, posadas para pasar la noche, albergues donde compartir esperanzas, lavaderos donde lavar la ropa sucia, ermitas para rezar, templos en los que meditar y reponer fuerzas espirituales con las misas del peregrino…, paz y bien…, recuerdos y nostalgias, silencios y músicas, risas y lágrimas, dolor y fiebre y luchas…

Y venga, adelante, a cargar con la mochila, a levantarse temprano, a sentir el aire frío de la mañana, a cruzar los arroyos cristalinos, a respirar el aire puro, a confundirse con el verde del paisaje, a saludar a todo el que se cruza contigo, “buen camino”. Venga, sin parar, con la mirada puesta en el horizonte y el alma en las torres que ya el monte del gozo te muestra nada más alcanzar su cima. 

 

Y así un día y otro. Y hay lugar para conversar, para inspirarse, para mirar a las estrellas, para coleccionar experiencias personales, para arrepentirse, para prometer ser mejor, para comprobar lo pequeño que es uno, para dejar en algún lugar la piedra pesada del pasado, para saber que al final solo llegaremos a una tumba sobre la que un botafumeiro plateado y enorme danzará su apología de incienso con la mística intención de que se eleve el espíritu entre la blanca humareda sagrada y perfumada. 

 

Y flechas amarillas e hitos y conchas de vieira… señalando el destino, y la distancia, y los kilómetros que vamos desgastando… Y, al paso, monasterios, hospitales, aldeas, refugios, mesones, animales…, y cementerios. Infinidad de cementerios, como pretendiendo no olvidemos lo que somos y seremos. 

 

El camino de Santiago, por más que queramos hacerlo intrascendente, por más que lo programemos desde la frivolidad, nos atrapará y nos envolverá con su hado de misterio. Y hasta puede que al llegar a su punto final queramos obviar la fuerza espiritual que lo creó y lo mantiene, pero jamás podremos eludir la impronta que, como un hierro candente, no deja de marcar su huella azul en la clara piel del corazón.

Yo acabo de hacer el camino de Santiago. Y he llegado después a Finisterre. Al kilómetro cero. Allí dejé mis zapatillas desgastadas y perdí la cruz de madera que colgaba en mi pecho. Allí se quedaron también mis ambiciones y vanidades. Ahora, ando descalzo y la cruz la llevo levantada en el calvario de mi alma, y desde ella pido a Dios perdón con la misma fuerza que perdono a quien me ha ofendido. Y miro con templanza el camino que me va quedando para llegar de nuevo a Santiago, a su plaza mayor, al obradoiro, al taller donde se pula definitivamente la piedra que me conforma para que el apóstol me lleve de su mano, definitivamente, a la presencia de quien, al fin y al cabo, más que buscarlo, nos busca. De ahí que una mañana de sol, me detuviera en el camino y escribiera con el viejo cayado que me acompañaba, en el pergamino sediento de la tierra, estos humildes versos:  

Entre miles de pisadas, veo las que yo dejo.

Las demás van buscando, aun sin saberlo, a Dios. 

Las mías son las de Dios buscándome a mí. 

 

Y el camino de Santiago sigue ahí. Andándolo todos irremediablemente. Es solo que unos lo hacen a sabiendas y otros solo se darán cuenta de que lo han hecho cuando vean frente a ellos la asombrosa fachada de la eternidad.   

lunes, 23 de agosto de 2021

PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA VILLA DE LA RODA, UNA NOCHE INOLVIDABLE

Fue una noche inolvidable. En el Parque Adolfo Suárez de La Roda, tuvo lugar la entrega de los premios de poesía. Noche mágica, de luminarias y elegancia, de damas y reina, de fiesta y acogida. Y no pudo ser mejor porque el terrible Covid no nos deja vivir los sueños al completo. 

La organización fue extraordinaria. El colorido lo inundó todo. La fantasía dejó huellas imborrables. Nada quedó el azar. Incluso una pantalla gigante mostraba de cerca los detalles y las formas.

 

Hubo desfile del cortejo, música en directo, mantenedora capaz de dar un mayor sentido al acto, intérprete de lenguaje de signos… Hubo presencia de autoridades, del señor alcalde, de concejales, de personas cultas, de amantes de la literatura, de gente noble y leal…

 

Se dieron lectura a los trabajos premiados. Primero los poemas ganadores del año 2020, ya que no pudo celebrarse el acto por motivos de la pandemia. A continuación, el poeta premiado con el Premio “Tomás Navarro Tomás”. Y, por último, yo, como ganador del Premio Internacional de Poesía Villa de la Roda con el trabajo titulado “Carta a La Roda para el regreso”. Pero antes de hacerlo, quise agradecer a los miembros del jurado, al Ayuntamiento de la ciudad y al público presente el haberme regalado este reconocimiento que me ha llenado de gozo. Y añadí que, en Úbeda, de donde procedía, había recibido numerosas felicitaciones por ello.

Y como no tengo Facebook, ni participo en redes sociales, ni tengo móvil, aún sabiendo el gran invento y lo útil que es…, quiero, al menos, desde este blog mío, agradecer a todas esas personas que me ha dado la enhorabuena, de todo corazón, sus palabras tan llenas de ánimo y generosidad. 

 

Finalmente, tras el baile en la pista central de toda la cohorte de honor, vinieron las entrevistas y la cena, la convivencia y las amistades… Concluyendo todo con el honor de hacerme una fotografía con la reina de las fiestas que había presidido la gala poética que lleva numerosas décadas celebrándose en esta villa mágica de La Roda, ya, para mí, inolvidable.  

 

Gratitud para todos.
 


martes, 27 de julio de 2021

LA NUEVA EDUCACIÓN

Desde siempre, los seres humanos han considerado necesario establecer unos valores que favorecieran la convivencia y los hicieran alejarse del mundo de la animalidad, hasta el punto, no hace tanto, de constituirse una sociedad basada en el exagerado refinamiento y pulcritud, sobre todo en las altas esferas, a las que, a su modo, intentaban imitar también los menos pudientes. 

 

Aún recuerdo las enseñanzas recibidas en mi casa de niño, donde no había riqueza material alguna. Cómo sentarse a la mesa, cómo usar los cubiertos, cómo comportarse en la calle, en la escuela, con los vecinos, en los medios de transporte… Esto no se hace, esto no se dice, esto no se coge… Tienes que ser bueno, cumplidor, veraz, amable, servicial… En definitiva, pobres pero honrados. 

 

Sin embargo, hoy, todo esto importa poco. Lo importante es ser hábil para mentir, engañar, ganar dinero, hacerte camino en medio de la selva que nos hemos tristemente creado. Y nada de estilo, ni cortesía, ni corrección. Poco en las formas y nada en el fondo. El mundo al revés. Donde antes, ser educado, amable y respetuoso eran llaves que abrían puertas, ahora son candados que las cierran. Si llegas a algún lugar con humildad, prudencia y buenas maneras… ni te atienden. 
 

Hace unos días en la sala de espera de un hospital llegó un hombre mayor con su esposa. Ella estaba pálida, mareada, respirando con dificultad, con un pañuelo en la boca en el que se entreveía ciertas manchas rojas. El hombre se acercó y se dirigió al funcionario de turno. Por favor, señor, perdone las molestias, le ruego que en cuanto sea posible atiendan ustedes a mi mujer que esta muy enferma, la pobre. El funcionario, un ser como un armario, con ojos de lagartija, ni respondió. Sólo hizo un gesto con la cabeza como afirmando mientras mascaba chicle. Y así pasaron, y no exagero, más de dos horas. Hasta que llegó un vocinglero maleducado con un niño que se había torcido el pie. Oye, dile al médico que salga y vea a mi niño que tiene el pie hinchado como una bota. Espere ahí y ya lo llamaremos. ¿Pero qué dices? ¿Que espere a qué? Que salga el médico, coño, que sois todos unos vagos cuentistas. ¿No pago yo mis impuestos? Pues entonces. ¡Porque es que si le pasara algo a mi Cristóbal le pego fuego al hospital entero! Y atendido al instante.  

 

Luego están los comerciales. Importunando cualquier hora de todos los días. La amabilidad de quien responde, para ellos, es señal de mayor acoso e insistencia, solo una grosería puede poner punto final. 


Y así, miles de casos. Una lucha constante. Todos con las uñas afiladas. No hay claridad, no hay delicadeza, no hay consideración. Nadie dice que no a lo que no quiere hacer, te da largas, te cansa, te aburre. Nadie es claro, tienes que interpretar los gestos, las palabras, la mirada. Y a tanto hemos llegado que nadie se fía de nadie, ni nadie quiere saber nada de nadie. Los malos modales, los insultos, los desprecios están a la orden del día.

 

Último caso vivido. En el aeropuerto de Madrid, al ir a pagar el parking, me indica la máquina, después de introducir el tique, que no admite billetes. En el cajero adjunto, un señor paga su estacionamiento. Por favor, señor, ¿tendría usted cambio de cinco euros? Ni se inmutó. Como creí que no me había escuchado, insistí. Es que como solo admite monedas y solo tengo este billete… ¿No tendría usted cambio, por favor? Recogió su tique y unas monedillas que habían caído y se marchó sin mirarme siquiera, mostrándome una indiferencia absoluta, hablándole a su perro. Vamos, José Luis, bonito, que nos está esperando la mami.

 

Y helo ahí, los perros por encima de las personas. Los animales tienen preferencia. A eso nos está llevado la nueva educación. Hasta que nos precipitemos por el abismo de la estupidez y la barbarie. 

viernes, 9 de julio de 2021

LA SUPERIORIDAD MORAL DE LA FALSA IZQUIERDA

Vuelvo a recordarlo. Cuando era estudiante en la SAFA, ya a finales del franquismo, un grupo de compañeros solían reunirse con ciertas inquietudes políticas en torno a una mesa en el interior del bar Martos. En una ocasión, fui invitado a una de las reuniones en la que uno de los cabecillas proponía vestir todos pantalones vaqueros por aquello de parecer más revolucionarios, al tiempo que exponía con insistencia que había que cambiar el rumbo de la historia posicionándonos a favor del comunismo. Recuerdo que tomé la palabra y dije que eso de comprar todos pantalones vaqueros era un contrasentido, ya que suponía hacerles precisamente la hoya gorda a los yanquis que, teniendo excedente de estas prendas de granjeros, rudas, ásperas y poco estéticas, trataban de abrir el mercado y endosárnoslas a nosotros y al resto del mundo para forrarse aún más. De modo que si entrábamos por el aro de adquirir sus pantalones no estaríamos haciendo otra cosa, aparte de aborregarnos y perder nuestra propia identidad personal, que favorecer su imperialismo capitalista. A continuación se me ocurrió también una idea tan brillante como peligrosa para empezar a poner en práctica el verdadero comunismo, y propuse que desde ese día, cuando nos juntáramos en el bar con la intención de debatir posiciones y estrategias político-sociales, por cada caña que nos tomáramos, pondríamos el mismo dinero en una hucha para, con la cantidad final ahorrada, poder ayudar a algunas de las familias necesitadas que los jesuitas tenían apuntadas en sus listas de socorro. Una cerveza para mí y otra para los necesitados. ¿Qué os parece?

Ni que decir tiene que jamás volvieron a invitarme a sus fiestas. Y lo mismo sigue pasando en la sociedad presente. Todo aquel que se posiciona en contra de la demagogia y la hipocresía reinantes, es inmediatamente etiquetado de estar fuera de la superioridad moral y quedas marginado. No existes.

Y de nada vale que te rebeles, que te indignes ante tanto atropello, ante tanta mentira, ante tanto populismo publicitado. Aquí, además, quienes se posicionan en contra de estas ideologías de izquierda ficticia, totalitarias y demagógicas, han de sufrir el calvario de sentirse considerados social, política y moralmente inferiores. 

Pero, vamos a ver, ¿estamos ciegos? ¿De qué superioridad moral hablamos? ¿Qué superioridad moral cuando los falsos adalides de izquierdas dicen estar con los pobres y los obreros, y viven en la opulencia de los ricos. Cuando dicen no querer sanidad ni educación privadas y los vemos ir a clínicas de pago y llevar a sus hijos a escuelas elitistas. Cuando hablan de libertad y bienestar social, y apoyan y quieren que vivamos como los que viven en países dictatoriales donde no hay más que hambre, opresión y miseria. Cuando no son capaces de tolerar otras formas de ser y de pensar, llamando fascistas a todos los diferentes. Cuando reparten el dinero público de manera arbitraria favoreciendo en grandes cantidades a los que se declaran enemigos de España y solo pretenden destruirla. Cuando votan por correo para que no los vean votar en sus distritos de lujo y acompañan a los padres porque viven en los barrios humildes...?

¿Qué superioridad moral cuando quieren corromper la justicia, nombrando fiscal general a quien ha sido ministra, y ayudando a asesinos quien ha sido un juez de prestigio, y atacando además al Tribunal Superior y al Tribunal de Cuentas. Cuando la que es directora de la guardia civil hace campaña de partido. Cuando se comete una y otra vez malversadoras manipulaciones demoscópicas. Cuando se quiere expresar ideas y denunciar desmanes y te atacan con violencia. Cuando los etarras y los golpistas se sientan en los sillones del poder. Cuando persiguen nuestra propia lengua en nuestra propia tierra. Cuando se amnistía a quienes no se arrepienten y dicen volver a delinquir. Cuando dicen una cosa y hacen la contraria. Cuando compran los medios de comunicación...?

¿Qué superioridad moral tienen los que están haciendo una ley de seguridad donde, cuando lo decida el presidente, sin aclarar circunstancias, este tendrá poderes absolutamente dictatoriales y hasta los medios de comunicación habrán de ponerse a su servicio, pudiendo confiscar cuanto considere...?

Qué superioridad tienen quienes no cesan de subir impuestos y quieren cobrarnos hasta por viajar por las autovías, quienes destrozan derechos individuales, quienes solo subvencionan a los suyos, quienes pertenecen a sindicatos, asociaciones y demás grupos y la lían sin descanso cuando no están los suyos en el poder y desaparecen cuando lo están. Como en mi pueblo que, cuando gobernaba Rajoy, cada dos días teníamos en la plaza del reloj a un buen puñado de personas con simbolismos y pancartas en las manos vociferando pensiones justas, y desde que llegó Sánchez no están ni se les espera... ¿Es que ya sí son justas las pensiones, ya nadie las está robando, ya no son pagas de mierda? ¡Dios míos, pero si es que además el Ministro de Seguridad Social ha dicho que van a ser recortadas! Entonces, ¿por qué no siguen manifestándose? ¿Pero de qué superioridad moral hablamos?

Ya lo ha dicho también el prestigioso economista Daniel Lacalle: “La batería de escándalos y tropelías que se está cometiendo en España es tan inmensa, que si la hubiera llevado a cabo un gobierno de centro-derecha estarían ardiendo las calles”.

Pues nada, siguen sintiéndose moralmente superiores. ¡Qué suerte! Pero yo, como cuando estudiante, pido menos apariencias de pantalones vaqueros, menos palabrería y más hechos. Aunque no me inviten a sus fiestas.

 

 

miércoles, 23 de junio de 2021

JESÚS, POR FAVOR, DESPIERTA

En el evangelio del domingo pasado, se nos dice, por boca del evangelista Marcos, que Jesús subió a una barca pidiendo ir a la otra orilla y que otras barcas lo acompañaban. Para añadir que, ya de camino, se levantó una fuerte tempestad hasta el punto de que las olas llenaban de agua la nave y poco faltaba para que se hundiera.

Asustados los discípulos y viendo que su Maestro seguía placidamente dormido en la popa sobre un cabezal, decidieron despertarlo. “¿Es que no te importa que perezcamos?” Le dijeron. El Señor se levantó, increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio, enmudece!” Y el viento cesó y vino una gran calma. Jesús entonces les dijo a sus discípulos: “¡Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?” Pero ellos, tremendamente asustados, llenos de miedo, se decían unos a otros: ¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!

Después de leer infinidad de comentarios al respecto y escuchar alguna homilía, en todos los casos se nos viene a decir más o menos lo mismo, que lo importante es aquello de ir a la otra orilla, de que la Iglesia es la barca que zozobra en determinados momentos de la historia pero nunca se hunde, de la falta de fe y confianza de los discípulos, del poder divino de Jesús, de que yendo con él, en su misma embarcación, no hay por qué tener miedo...

Pero nadie dice nada de las otras barcas, nadie aclara qué fue de ellas, si llegaron a alguna otra orilla, se hundieron en el lago o sufrieron idéntica inclemencia con la posterior calma. Y ese silencio es preocupante en cuanto no eran ajenas, sino seguidoras también de Jesús, a quien acompañaban.

Tampoco habla nadie de la necesidad de que Jesús, el Maestro, deje de dormir en el día de hoy, se levante y detenga la tempestad. Porque falta que hace.

Ya sé que el cristianismo desde su mismo comienzo ha estado en crisis permanente. Pero la de ahora es exagerada. Y más en Europa y Estados Unidos, y ya empieza a serlo también en América Latina. Y, generalizando, este es el desolador panorama: Las familias no siembran la fe en sus hijos. Los templos andan cada vez más vacíos. Los conventos se cierran a diario. Las vocaciones son mínimas. De cada diez bodas que se celebran solo una es por la Iglesia. Los confesionarios están llenos de telarañas. La Eucaristía se pone en duda. Los textos bíblicos suenan a antiguayas. La doctrina eclesial no se sabe cómo adaptarla a los nuevos tiempos. Las tradiciones religiosas son más festivas que vivenciales. Los cardenales andan en luchas de poder, enfrentados. Los sacerdotes en disputas protegiendo sus parcelas de cargos y sus territorios parroquiales, rodeándose de afines y excluyendo a los menos dóciles. Los obispos metiéndose en política a favor de los intolerantes, supremacistas y violentos para ver si, dentro de sus complejos, les perdonan la vida. Los medios de comunicación pagando con indiferencias, burlas y críticas. Y los cristianos que van quedando, cada vez más solos, incoherentes, individualistas, haciendo de su capa un sayo, divididos, más fríos, con más dudas, sin apoyos ni amor entre ellos. Y la Iglesia, en su conjunto, mal vista, desprestigiada, mundanizada, hablando de todo menos de quien deben hablar porque no tiene mancha por donde cogerlo: de Jesús de Nazaret. Con papas a los que los mismos creyentes y la misma jerarquía despotrican. Y cada vez con mayor vehemencia, como lo están haciendo con Francisco, a quien llaman, no pocos, despectivamente, Bergoglio y lo catalogan de todo, desde masón a hereje, deseándole incluso la muerte.  

Y el mundo, mientras tanto, en su colorista predicación televisiva, lloviendo violencia, contaminación, destrucción, divorcios, abortos, eutanasias, pandemias, concupiscencias, desenfreno, adulterios, traiciones, engaños, injusticias, egoísmos, desigualdades, odios, robos, asesinatos, confusión... Carpe diem.

Y la barca se hunde. Ya hay un prestigioso intelectual que ha vaticinado que dentro de cien años el catolicismo será una religión de museo. Donde los niños de las escuelas irán para ver cálices, patenas y casullas. No creo yo que se llegue a tanto, pero sí creo que es hora de que vayamos a despertar al Maestro y se levante para parar un poco tanto viento y tanta lluvia y tantas olas que nos hunden... Porque si bien es verdad que hemos de tener confianza en él, tampoco estaría de más que se hiciera notar en medio de tanta niebla y dejara de guardar tanto silencio y tanto ahí os apañéis como podáis.

 Así que, Maestro, ¿es que no te importa que perezcamos? Por favor, despierta, porque ya no es solo cuestión de fe y de no tener miedo, sino de simple supervivencia.