miércoles, 25 de diciembre de 2013

A MODO DE FELICITACIÓN

El pasado sábado, día 21 de diciembre, la Asociación Literaria de Alanís (Sevilla) me hizo entrega del Premio Nacional de Poesía Navideña, “Poeta Leopoldo Guzmán Álvarez”. Con el poema galardonado quiero desearos a todos mucha felicidad en estas Fiestas y siempre. Gracias.


                         


     
                               DESDE LA VENTANA EN DONDE VIVO

En cada Nochebuena, cuando cantan
los gallos los silencios infinitos
y los pedros, sentados a la hoguera
del miedo, andan negando por el frío

conocer al Amor de los Amores,
me asomo a la ventana en donde vivo
y contemplo las luces de una estrella
que se acerca, marcándome el camino.

A lo lejos, escucho mil canciones
alegres y serenas, villancicos
que anuncian claridades, y jolgorio
de platos y de brindis y de ruidos...

Y me pregunto: ¿aquí qué se celebra?
Y el niño que yo fui dice que un niño,
que es Dios, en una gruta, en un pesebre,
cual milagro mayor, nos ha nacido.  

¿Y dónde se halla? ¿Dónde está ese espacio?
Y en el mapa que llevo, aquí, escondido
en la conciencia, busco ese lugar.
Y lo encuentro en la sangre de ese herido

que se da a los demás. Y en la patera
que cruza el mar llevando un amasijo
de sombras sobrehumanas. Y en la cárcel,
donde anidan la culpa y los olvidos.

Y en la mesa del pobre. Y en el llanto.
Y en los ojos del hombre perseguido.
Y en cada corazón esclavizado.
Y en cada soledad. Y entre los trigos.

Y en cada voz que siembra libertad.
Y en medio del dolor, en cada grito.
Y en cada paz del alma que se ofrece.
Y en cada mano abierta que hace amigos...

Está en la Navidad que se celebra
y en Belén, donde el sol ha descendido.
¿He dicho Navidad? ¿Qué es Navidad?
¿Belén? ¿Dónde Belén? ¿Dónde ese sitio?

Navidad es soñar con ser mejores.
Y Belén está dentro de uno mismo.              

                            

martes, 3 de diciembre de 2013

SENTENCIADO POR LA MAFIA

Cuando en una sociedad la justicia no funciona, la corrupción se generaliza, los políticos son indiferenciados, la irresponsabilidad es la norma, la mentira aflora como la hierba, la mala educación impera, la división se acentúa  y cada uno va a lo suyo..., no es que esté enferma, es que está muerta.

            Y nuestra sociedad está muerta. Y lo está porque aquí no es que la justicia no funcione, es que no se le conoce. Aparte de favorecer a los delincuentes y canallas, ser lenta, interesada y partidista y estar politizada, es inmoral y desastrosa. No existe ningún territorio en el mundo donde se dejen salir a la calle a terroristas, criminales, violadores, mafiosos, ladrones... ¿Pero dónde se ha visto eso? Aunque la ley Parot haya sido un parche y el código penal, por el que nos regíamos y no se quería cambiar, una porquería. Se imaginan la que se hubiera armado, por ejemplo, en Estados Unidos si se hace algo parecido, soltando a personas condenadas a cientos de años. Impensable. Arden los estados y el presidente a la cabeza.
           
Y lo está, porque la corrupción huele a cañería de cieno y estiércol por todas partes. Corrupción en partidos, sindicatos, bancos, negocios, sanidad, oeneges, cofradías, asociaciones... Corrupción incluso uno en uno mismo. Lavándonos la conciencia desde la infamia de creer que los fines justifican los medios.

            Y lo está, porque los políticos no son sólo indiferenciados, sino despreciados por los ciudadanos. Nadie cree ya en ellos. Y se lo han ganado a pulso. Ahí los tenemos aferrados al poder como sea. Ahí, líderes de los grandes partidos cambiando de piel como las serpientes para seguir reptando por medio de las hojarascas en forma de billetes, mintiendo como bellacos, prometiendo lo que luego no solo no cumplen, sino que hacen lo contrario. Ahí alcaldes aferrados a sus cabezonerías egoístas rodeados de concejales serviles y mediocres para que no les hagan sombra.

            Y lo está, porque hay una irresponsabilidad que nos la pisamos. Vamos de chapuza en chapuza, de engaño en engaño, de ese no es mi problema al eso es lo que hay y apáñatelas como puedas.

            Y la está, porque la mentira aflora por todos lados. Mentimos hasta cuando queremos decir la verdad. Mentimos diciendo sí cuando es no y viceversa. Mentimos sobre todo cuando debiendo hablar, guardamos silencio. Mentimos cuando damos largas para cansar y sea el otro el que se dé por vencido. Mentimos sin descanso, como llenos, hartos, ciegos de hipocresía.

            Y lo está, porque ya no se puede ser más maleducados. No hablamos con moderación, no guardamos las formas, no cuidamos el lenguaje, andamos de grosería en grosería, faltándonos al respeto. Y si alguien comete el más mínimo error, saltan contra él lanzándole todo tipo de improperios, gritos e insultos, y más de quienes si son ellos los que los cometen y algo les reprochas, te responden con enorme desconsideración cuando no con amenazas.   

            Y lo está, porque andamos divididos. Cada comunidad, cada pueblo, cada trocito de territorio enquistado en su sí mismo, girando alrededor de su propio ombligo, creando fronteras, alzando barreras, trivializando pensamientos... y algunos luchando con todo tipo de armas por el secesionismo y la separación.

            Y lo está, porque tanto a nivel colectivo como individual cada uno anda arrimando el ascua a su sardina y cada palo aguantando su vela. Enriqueciéndose unos cuantos a costa de exprimir y dejar morir de hambre y de miseria a otros muchos.

            Ya sé que alguien pensará que me hallo un tanto en negativo, que la cosa no está tan mal. Y puede que tenga razón. Pero es lo que veo y lo que siento, y más después de encontrarme hace unos días con unos señores desaprensivos, de esos que van de buenos por la vida, que zaherían, vilipendiaban y denigraban sin piedad a una humilde persona, sin que nadie hiciera nada. Y, por salir en su defensa, recriminándoles los hechos y exponiendo que actuaban desde una falsa autoridad rellena de soberbia, haciendo como que no, pero hacían..., ando a día de hoy sentenciado por la mafia.