sábado, 19 de diciembre de 2020

UNA VEZ QUE LA PANDEMIA PASE



                                            Una vez que crucemos este túnel
                                            de llanto consumido en la tristeza,
                                            de soledad marchita por las horas,
                                            de fría calavera…

                                           Una vez que este eclipse que nos cubre
                                           con el velo terror de una pandemia 
                                           deje paso a la luz de un sol radiante
                                           y derrita la niebla…

                                           Sabremos valorar lo que es la vida, 
                                           el sentir de un abrazo, estar en fiestas,
                                           compartir una copa, un pan, un beso…
                                           andar en primavera. 

                                           Salir en procesión el Viernes Santo,
                                           juntarnos a cenar en Nochebuena,
                                           bañarnos en el mar y hacer amigos,
                                           jugar a ver quién juega.

                                           Volar con alas libres y de sueños.
                                           Viajar a los confines de la tierra.
                                           Descorrer los cerrojos de los miedos
                                           y romper las cadenas.

                                           Sabremos valorar lo que es rezar,
                                           con serena esperanza y honda pena,
                                           por aquellos que estaban y se fueron 
                                           sin un adiós siquiera.

                                           Sabremos valorar lo que es amor,
                                           lo que es palpar el alma que se entrega,
                                           el gozo que da el fuego en el invierno,
                                           lo hermoso de un poema.

                                           Cuando esta oscura noche se derrita
                                           y todo vuelva a ser como antes era
                                           –si no mejor–, si aún sigo con vida, 
                                           me tatuaré una luz en la conciencia
                                           para nunca olvidarme del valor
                                           que tiene un día cualquiera.


                Mientras tanto, FELIZ NAVIDAD A TODOS, dentro de lo que cabe.

  

sábado, 5 de diciembre de 2020

MARADONA

Confieso que me gusta el fútbol, deporte que he practicado y veo algunas veces. Y manifiesto que cada vez que he visto que se le ha dedicado a Maradona, antes de comenzar un partido, un emotivo minuto de silencio como homenaje, me ha dado que pensar. Como me ha hecho pensar el enloquecido y vergonzoso espectáculo de las masas estando de cuerpo presente.

Diego Maradona, como hay otros, era un genio del balón. Cierto. Una de esas personas tocadas por los dioses. Alguien capaz de crear arte, sentimientos y pasión en una cancha verde. Alguien, además, con carisma, atractivo, con don de gentes…, pero también un elemento, un degenerado, incoherente, cambiante, mujeriego, avasallador, abusador, irresponsable, endiosado...

Es decir, un Maradona genio dentro de un Diego botarate.

Genio porque con la pelota en los pies hacia lo que pocos. Botarate porque su vida fuera de un campo no hay por donde cogerla. Diego ha sido de todo menos ejemplar. Capaz de ponerse una camiseta con el eslogan NO A LAS DROGRAS siendo un drogadicto, antes, durante y hasta el último día. Incoherente total, predicador de claridades que trató con mafias, progresista de bocilla, capaz de ponerse a favor de los dictadores comunistas en pro de los pobres, según decía él, cuando vivía y ha vivido como lo que era, un capitalista supermillonario nadando en el lujo, el desenfreno y el derroche. Amigo de Castro, con un tatuaje inmenso del Che en la parte superior de su brazo derecho, pero siendo dueño de un gran hotel de cinco estrellas en Cuba. Poseedor de numerosas propiedades, coches, empresas, joyas… Coleccionista de mujeres, de todas las edades, y sembrador en distinto países de hijos reconocidos y sin reconocer. Maltratador y alcohólico, dependiente de fármacos, violento, mal enfermo…, la mano de dios. ¿Hay algo que le falte?

Ya sé que en esta sociedad nuestra infantilizada y relativista, más que buenista, idiotizada, no es políticamente correcto, y menos ante las izquierdas,  decir lo que ha sido el “barrilete cósmico” –que así lo llamara el periodista Víctor Hugo Morales–. También sé que algunos dirán que era humano y que todos cometemos fallos. Y es cierto, todo hombre y mujer comete errores en su vida, algunos graves, pero Diego no ha cometido errores, ha sido un error completo y más cuando estamos hablando de un DEPORTISTA en el que se miran los niños. Lo hemos visto con menores de edad denudas, enseñando el culo, borracho, drogado, golpeando a su novia, disparando a los periodistas, burlándose de todos, ridículo… Imagínense qué será lo que no hemos visto…

Aprecio el fútbol de Maradona. Valoro sus jugadas y goles. Lo he visto incluso in situ. Yo estuve en la final de la copa del Rey en Madrid cuando jugaba con el Barcelona, que sería su último partido, y donde acabó a patadas y puñetazos, tras perder por uno a cero contra el Atlético de Bilbao. Pero reconozco que ha sido deplorable como hombre. Ya sé que me vais a decir que hay que diferenciar al creador de arte con la persona que lo habita, que ha habido grandes escritores, pintores, escultores, cineastas, cantantes…, artistas en general, que han dejado obras maravillosas siendo abominables como seres humanos. Y ahí están, en la lista de oro de la historia y en los libros de texto.

Bueno, vale, doy por bueno que aceptemos la comprensión dada al personaje en consideración con lo que nos ha legado desde el punto de vista estrictamente futbolístico. Pero no sería equitativo si esa misma comprensión no la ejercemos con todos por igual. Porque es cierto que contamos con grandes y reconocidos artistas y otros grandes personajes en diferentes facetas de la vida que, siendo unos miserables sinvergüenzas, han sido y son encumbrados por sus obras y anda subidos a la cumbre de la fama y la gloria, mientras que otros, siendo geniales también, por casi nada, son arrojados al ostracismo, denigrados y despreciados. Toda una arbitrariedad y una inmoralidad muy en relación con la política. Una lástima. La ley del embudo es la mayor de las injusticias.  

Bien. Sin problemas. Que no se enfade nadie. Respeto a todos los que han ofrecido un homenaje al futbolista Maradona, especialmente en Argentina, que tan extraordinaria alegría le dio en el mundial de México. Pero respeto de igual manera a la chica futbolista, Paula Dapena, que se negó en la Ciudad Deportiva de Abegondo a rendirle homenaje por considerar que “para ser jugador hay que ser primero persona y tener valores más allá de habilidades, y aquí estamos tratando de un violador, pedófilo y abusador”.

Pobre hombre Diego Armando Maradona Franco. Qué gran futbolista. Qué pena. Descanse en paz. Y que la mano verdadera de Dios, sin trampas, lo bendiga  y lo perdone.