Confieso que me gusta el fútbol,
deporte que he practicado y veo algunas veces. Y manifiesto que cada vez que he
visto que se le ha dedicado a Maradona, antes de comenzar un partido, un emotivo
minuto de silencio como homenaje, me ha dado que pensar. Como me ha hecho
pensar el enloquecido y vergonzoso espectáculo de las masas estando de cuerpo
presente.
Diego Maradona, como hay otros, era un genio del balón. Cierto. Una de esas personas tocadas por los dioses. Alguien capaz de crear arte, sentimientos y pasión en una cancha verde. Alguien, además, con carisma, atractivo, con don de gentes…, pero también un elemento, un degenerado, incoherente, cambiante, mujeriego, avasallador, abusador, irresponsable, endiosado...
Es decir, un Maradona genio dentro de un Diego botarate.
Ya sé que en esta sociedad nuestra infantilizada y relativista, más que buenista, idiotizada, no es políticamente correcto, y menos ante las izquierdas, decir lo que ha sido el “barrilete cósmico” –que así lo llamara el periodista Víctor Hugo Morales–. También sé que algunos dirán que era humano y que todos cometemos fallos. Y es cierto, todo hombre y mujer comete errores en su vida, algunos graves, pero Diego no ha cometido errores, ha sido un error completo y más cuando estamos hablando de un DEPORTISTA en el que se miran los niños. Lo hemos visto con menores de edad denudas, enseñando el culo, borracho, drogado, golpeando a su novia, disparando a los periodistas, burlándose de todos, ridículo… Imagínense qué será lo que no hemos visto…
Aprecio el fútbol de Maradona. Valoro sus jugadas y goles. Lo he visto incluso in situ. Yo estuve en la final de la copa del Rey en Madrid cuando jugaba con el Barcelona, que sería su último partido, y donde acabó a patadas y puñetazos, tras perder por uno a cero contra el Atlético de Bilbao. Pero reconozco que ha sido deplorable como hombre. Ya sé que me vais a decir que hay que diferenciar al creador de arte con la persona que lo habita, que ha habido grandes escritores, pintores, escultores, cineastas, cantantes…, artistas en general, que han dejado obras maravillosas siendo abominables como seres humanos. Y ahí están, en la lista de oro de la historia y en los libros de texto.
Bueno, vale, doy por bueno que aceptemos la comprensión dada al personaje en consideración con lo que nos ha legado desde el punto de vista estrictamente futbolístico. Pero no sería equitativo si esa misma comprensión no la ejercemos con todos por igual. Porque es cierto que contamos con grandes y reconocidos artistas y otros grandes personajes en diferentes facetas de la vida que, siendo unos miserables sinvergüenzas, han sido y son encumbrados por sus obras y anda subidos a la cumbre de la fama y la gloria, mientras que otros, siendo geniales también, por casi nada, son arrojados al ostracismo, denigrados y despreciados. Toda una arbitrariedad y una inmoralidad muy en relación con la política. Una lástima. La ley del embudo es la mayor de las injusticias.
Bien. Sin problemas. Que no se enfade nadie. Respeto a todos los que han ofrecido un homenaje al futbolista Maradona, especialmente en Argentina, que tan extraordinaria alegría le dio en el mundial de México. Pero respeto de igual manera a la chica futbolista, Paula Dapena, que se negó en la Ciudad Deportiva de Abegondo a rendirle homenaje por considerar que “para ser jugador hay que ser primero persona y tener valores más allá de habilidades, y aquí estamos tratando de un violador, pedófilo y abusador”.
Pobre hombre Diego Armando Maradona Franco. Qué gran futbolista. Qué pena. Descanse en paz. Y que la mano verdadera de Dios, sin trampas, lo bendiga y lo perdone.
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