lunes, 8 de mayo de 2023

EL DOLOR DE NO IR EN NINGUNA LISTA ELECTORAL

Estoy triste y decepcionado. Dentro de unos días van a tener lugar las elecciones municipales y ningún partido político me ha pedido que vaya en sus listas. 

 

Y es para estarlo, porque uno no es que sea una lumbrera, pero comparado con algunos y algunas de los que aparecen en los listados puedo estar a nivel. Tengo ligeros estudios, experiencia en la docencia, e incluso en la dirección, se algo de leer y también puedo escribir una carta o un documento para que se paguen los impuestos, e incluso puedo declamar algo en verso si fuera necesario. También puedo actuar, pasar como que no te he visto, hacerme el tonto, aparentar que trabajo hasta el límite, reírme de mi sombra y hasta llorar de pena, aunque para esto no es necesario fingir mucho, basta con mirar alrededor o asomarse a la tele o a las noticias. 

Pensé que podía ir en la lista de “Con Andalucía-Izquierda Unida-Podemos”. Ahí tengo –aunque muchos no lo crean– buenos amigos. No se lo voy a perdonar. Pero lo mismo también tengo algún enemigo, no lo sé, que lo ha impedido, por eso de que uno va a misa y acepta a Jesús como líder indiscutible de su partido. Una pena, porque a mí eso de estar del lado de los trabajadores, los explotados, los humildes, los necesitados, los pobres, los presos, los perseguidos, los oprimidos, los usurpados, los parados…, que es con los que ellos dicen estar, me mola mucho. Baste también con decir que las bienaventuranzas y las obras de misericordia son mi programa favorito. De igual modo, hubiera estado dispuesto a dejarme la coleta, vestir camisa tricolor y darle algún carguete a la madre de mis hijos para una mayor unidad en la lucha contra la casta, si bien me hubiera negado, eso sí, a disuadir a los ubetenses de que coman jamón con aceite de oliva y cervecita, pobrecillos, como aconseja Garzón que hagamos, aunque luego él lo incumpla en las fiestas. 

 

Después pensé que podrían venir los de VOX. No es raro por lo mismo, porque como soy cristiano y creo en Dios pues debo ser un facha de los de aúpa, un fascista de libro, un reaccionario de primera. Además, soy valiente, digo y escribo lo que pienso y no me vendo ni por un yate de los de Puerto Banús. ¡Qué buen voxero hubiera sido! Abascal a mi lado un mindundi afónico. Además, nada más llegar al cargo, como dicen ellos que harán cuando lleguen al poder nacional, aniquilaría chiringuitos y quiosquillos, paguillas y pagazas, ayudillas y ayudazas, adiós a los chupopteros, los subvencionados, los vendidos, los pelotas, los palmeros, los fariseos de una vela al santo y otra al demonio… Pero nada, se ve que hasta ellos me tienen miedo, no sea que me pase y recorte excesivamente gastos y reduzca sueldos, complementos y gratificaciones, y los reparta en los que de verdad trabajan por el pueblo y se vean entonces sin poder comprar gambas ni ramones bilbaos.

 

Pero para decepción decepción, el no haberme dicho nada el PP. Imperdonable. Porque es que la inmensa mayoría de los políticos ubetenses que se dicen de izquierdas y parte de los del mundanal ruido, si creen que puedo ser de algún partido… ese es el Pépé. No me hubieran hecho falta muchos esfuerzos para demostrarlo. En el fondo todos saben que vivo en la moderación, que huyo de los conflictos y los enfrentamientos, que soy cobardica y acomplejado. Vamos, que soy incapaz de matar una mosca, por lo que hubiera dejado todo como está y gobernado para todos, es decir, para los mismos de siempre. Ahora, eso sí, de haberme llamado a filas hubiera hecho, al menos, una precampaña algo mejor de la que se está haciendo. Con más calidad, más ánimo, más redes sociales, mejor dramatización y puesta en escena, más amplia publicidad, mayores denuncias, porque los peperos saben muchas cosas que dicen por lo bajini pero que se las guardan después en al bolsillo interior de la memoria…, porque son así, porque no quieren hacerse destacar y les tomen manía. Son tan buenos…

 

Mas el mayor dolor, lo confieso como buena persona que soy, es que los del Partido Socialista Obrero Español Andalucista Jiennense y Ubetense no me hayan invitado a tomar parte en su lista de listos. Qué hubiera dado yo por ir en ella, por ver mi nombre impreso en su relación de oro, por saberme de fijo, así me hubieran puesto en el último lugar, uno de los ganadores-ganadoras indiscutibles. Tonto de mí que no ha hecho tampoco por donde para meterme, como sí han hecho otros más de cultura y trepadores. “Señor don Ramon Molina Navarrete, concejal del Excelentísimo Ayuntamiento de Úbeda, Ciudad Patrimonio de la Humanidad.” ¡Suena bien! Qué orgulloso se hubiera sentido mi abuelo, condenado a cadena perpetua por Franco y encarcelado por muchos años, viendo que su nieto ha progresado dentro del progresismo y sin necesidad de ninguna memoria democrática. ¡Qué grandeza! ¡Cuánto honor! Y me hubieran distinguido poniéndome, en el solemne salón de plenos, en la solapa de la elegante chaqueta, la insignia dorada, y en el pecho la medalla brillante y esmaltada con su corona y sus doce leones que ya no recibiré nunca. He dejado pasar el tren y los trenes que se pierden no regresan y menos si el maquinista te ha puesto la cruz. Pero así son las cosas de la libertad y la independencia, no se puede hacer nada si no te quieren. 

 

Y querer querer, lo que se dice querer, para qué nos vamos a engañar, no me quiere ningún partido. A la vista está. 

 

Pero lo mismo me da un pronto y fundo un partido y me presento en las elecciones del 2027 y doy el golpe… ¡Capaz soy! Pero no, no, no… Que me machacarían entre todos y entre los mismos míos y me endurecerían el alma hasta el punto de ser el último muñeco de anidación dentro de otros muñecos mayores, vamos lo que se dice una vulgar matrioska sin poesía. Lo dejo para ellos y ellas que de prosas saben mucho. Enhorabuena. Y que lo disfruten.

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