jueves, 19 de junio de 2025

ESPERPÉNTICO CUADRO POLÍTICO

Lo que nos está mostrando la política española es algo más que un cuadro esperpéntico. Que un presidente del gobierno se aferre al sillón con tanta indignidad es de locos. No hay más que ver lo que lo rodea. Es innegable que en su gobierno y en su partido ha tenido y tiene corruptos barriobajeros, algunos de tan rastrero calibre que asombra, como el señor ese que en su piso de Valencia, cuando va la UCO por mandato judicial, en lugar de andar llorando en un rincón, avergonzado por el hecho de verse expulsado del partido, criticado, vilipendiado y ultrajado, arrepintiéndose de tanta condición miserable, va y se lo encuentran, no ya con una señorita atrevidilla, sino con una auténtica profesional del porno que quería escabullirse con un disco duro oculto en su ropa íntima. ¡Tiene tela!

 

O como ese otro, el señor tranquilo y pactador, socarrón, capaz de dar España a cambio de un plato de lentejas para comprarse el mundo perdiendo el alma, que parecía un santurrón y estaba más podrido que el cieno de una pocilga. 

 

Y un tercero, el matón de discoteca, que no daba un paso sin su grabadora para tenerlos a todos chantajeados, amenazados y cogidos por sus partes. 

 

Y más y más, aparte da esposa, hermano, fiscal, fontaneras, amnistías, jueces, cambios constantes de opinión… Y cuanto queda por salir.

 

Y no se va. Y no se va porque cuenta con unos lacayos ciegos, privilegiados, con su buena paga y sus trajes y vestiditos de moda, que lucen mientras entran y salen, y cuya única misión es la de aplaudir a rabiar a todo lo que se mueva si lleva el dibujo de la rosa y el puño, y les beneficie personalmente. Y porque tiene a unos socios insaciables, separatistas, golpistas, etarras y nacionalistas egoístas y tribales, que lo dicen a las claras, que le dicen que quieren grandes privilegios, libertad de presos, dineros, competencias, todo… y la autodeterminación, para ser naciones independientes, pero sin despegarse del cordón umbilical y las ubres de España no sea que venga el frío de Europa. Y que añaden con toda la cara de cemento que ahora que el presidente está más débil, ahora hay que estrujarlo aún más a cambio de no dejarlo caer.  Y él, que escucha todo esto, sin hacer un guiño, está dispuesto a darlo todo porque para quien no es nadie, verse entre los grandes del mundo, pisando moqueta o rodeado de aduladores, es sublime y obnubilante, vamos, el no va más. 

Y ahora me dirán que yo digo todo esto porque lo que quiero es que gobierne la derecha y la ultraderecha, es decir, los fascistas, porque eso es lo que es uno cuando se atreve a criticar a la izquierda. Pues no. Yo lo que quiero y he querido siempre es que nos gobiernen personas honestas, íntegras, limpias, honradas, justas, leales… Que piensen en el bien común, que no mientan, que sean equitativas, que no se vendan, que impidan la desunión en un mundo cada vez más necesitado de unidad y colaboración de todos. Que sean de derechas o de izquierdas es lo de menos, siempre que sean dignos. Así debe ser la democracia.

 

Pero pena me da la derecha si alcanza el poder. Lástima me da el presidente que llegue tras este señor que está de corrupción hasta las cejas. Porque no podrá vivir. Lo van a acribillar si toca una ley ya aprobada o mueve a un colocado. Los sindicatos tan aborregados ahora por la pasta se volverán lobos y no podrá pararlos ni todo el oro de las minas del rey Salomón. Los acosos, escraches, concentraciones y manifestaciones serán continuados… Y si la economía deja de ser dopada será una carga de acero en las espaldas… Y si un tren se para o hay un apagón o vuela una mariposa y roza la nariz… que tiemble el cosmos. 

 

Es decir, que el espíritu de la transición, esos años de reconciliación donde volvimos a darnos un abrazo todas las personas de buena voluntad, donde los viejos cerraron las heridas de una guerra civil vivida y los jóvenes alucinamos con la llegada de una democracia que nos daba libertades prohibidas, se ha perdido, ha muerto, lo han matado. No lo volveremos a tener. Lástima que mis hijos y nietos…, que viven ya y vivirán en un constante guerracivilismo, tengan que sufrir tan triste momento histórico. 

 

Que estamos en una terrible polarización social y política, es evidente. Que es muy difícil cuando no imposible acabar con el lastre de los partidos nacionalistas, es claro. Que todos los partidos han tenido charcos de corrupción que emergerán a las bocas nada más se sientan atacados unos y otros, es irrebatible. Que el tú más, y tú más también, y tú mucho más…, será el pan nuestro de cada día…, nadie lo pone en duda… Y así la cuerda se estirará hasta el extremo. 

 

Lo que hace falta es que esta radicalidad no se siga tensando y tensando, y dé lugar a que los odios, rencillas y venganzas nos acaben llevando a un nuevo conflicto. Solo hará falta que salte la chispa producida por el chasquido de las necesidades. Por ahora, tranquilos. Mientras que bares y restaurantes y playas estén llenos, creo que podemos seguir aguantando.   

 

lunes, 2 de junio de 2025

PROCESIÓN PARA UN CENTENARIO

Respetando todos los pareceres y opiniones, expreso que no soy muy partidario de las procesiones fuera de lugar y tiempo debidos. 

 

Quiero decir, por ejemplo, que si una cofradía tiene fijado un jueves o un viernes o un domingo para salir a la calle en pública manifestación religiosa, procesionando sus titulares, si por cualesquiera circunstancias no pudiera llevarse a cabo, no por ello debe hacerlo otro día.

 

Y aunque así está dispuesto por la autoridad eclesiástica, es evidente que los fieles cofrades no suelen poner mucho de su parte para que se cumpla. Insistiendo para que la norma no les sea contraria a sus pareceres. Y se inventan eventos religiosos y los organizan para sacar a la calle sus imágenes y salir ellos acompañándolas a cara descubierta con los varales e insignias reglamentarias correspondientes.

 

Y nos llenan el almanaque de efemérides cofrades a celebrar, cuando no con vía crucis y vía lucis, con rosarios de la aurora, de la noche, de las velas, de las candelas, de las estrellas…, o con innumerables aniversarios, encanjando aconteceres, tales como diez años de la fundación, veinte del encargo al imaginero del Cristo, treinta de su llegada a la ermita, cuarenta de la primera salida procesional…, o lo que venga bien. El caso es salir a la calle y además fuera del día que les corresponde.

Sin embargo, considero que cuando se trata en verdad de un aniversario destacado, como es un cincuentenario o, todavía más, un centenario, sí es motivo suficiente para que se organice no solo una procesión especial, sino diferentes actos que confluyan en una expresión colectiva que ponga punto de oro a la celebración. 

 

Y esto es lo que ha sucedido con la Cofradía ubetense de la Entrada de Jesús en Jerusalén que, al cumplir el centenario de su fundación, ha venido presentando y realizando a lo largo del año diferentes actos que han desembocado en una gran procesión en plena eclosión de calor como ha sido la del pasado día 30 de mayo.

 

Y recién llegado del frío de Bruselas, muy cansado, fui a verla. Hice un esfuerzo, porque menuda gracia tiene ir en plena ola de sobrevenido calor a ver una procesión que entra de lleno, sin ser Semana Santa, dentro del panorama penitencial de la Semana Santa. Y como al llegar a la plaza del Reloj ya había pasado el Cristo, atajé por callejones, como en los viejos tiempos de mi infancia, hasta llegar al Real, situándome justo en la esquina del palacio de los condes de Guadiana, ahora convertido en hotel de cinco estrellas.

 

Y quedé gratamente sorprendido. Los hermanos desfilaban en orden y con formalidad. Estandartes, gallardetes, bocinas… como si se tratase de la procesión del Domingo de Ramos, solo que sin túnicas ni hachones, vistiendo trajes oscuros los hombres con guantes negros y elegantes vestidos las mujeres. La banda de cabecera bien uniformada y con toques actuales. Luego, el Cristo, montado en un pollino, "¡a hombros!" Y me gustó. Lo llevaban, con delicadeza y sencillez, costaleros venidos de no sé qué pueblo de otra provincia, con sus camisas negras del Santo Entierro y La Soledad. Tras él, la banda del Amor, muy bien uniformada también, con altura en las marchas que tocaban. Junto al Señor Jesús las autoridades y representantes de todas las cofradías. A continuación, un amplio grupo de mantillas pertenecientes a diferentes hermandades, portando en el pecho una insignia dorada del Borriquillo con lazo verde, para no dejar sola a la Madre de Dios, la Virgen del Amor, sin palio ella, sobrecogedora, acompañada por la banda joven… Y la sorpresa: justo donde me encontraba, sin yo saber nada ni esperarlo siquiera, se detuvo de golpe la imagen de Nuestra Señora y se le cantó una especie de salve, al son de la música, más que con la voz con el alma, haciendo caer de repente, desde uno de los balcones del palacio, miles de pétalos de rosas hasta el punto de inundar no solo el trono y la figura de la Virgen del Amor, sino el asfalto, dejándolo, tras pasar el trono, como una alfombra de colores serenos que exhalaban un olor a perfume como bajado del cielo.

Y yo, que suelo ser crítico desde profundos silencios, porque en esto de las procesiones la comprensión es más fuerte que la agria opinión personal, me alegré de haber sido testigo de una procesión de Semana Santa, sin ser Semana Santa, especial y conmemorativa, que cruzaba las calles y plazas de Úbeda con majestuosa seriedad…, y que catalogaría de sobresaliente de no ser por los de siempre, por esos señores fuertes y aguerridos, con el costal en la cabeza tapándole hasta los ojos, que son magníficos bajo el trono y anárquicos fuera de él, con subidas y bajadas, entrando y saliendo, hablando y saludando por medio del guion, rompiendo con ello la solemne armonía de un procesional histórico que, conmemorando la historia, ya es historia.     

 

Enhorabuena a todos los que lo habéis hecho posible.