Ahora que al despertar
encuentro que las horas
se me escapan
como un puñado de agua
entre las manos,
como un brillo fugaz que
se desangra.
Ahora que ya me sabe
casi todo a vacío, a
pobre escarcha,
a intrascendencia pura, quiero
darte, amigo, las gracias,
por darme aquel abrazo en noche fría,
por levantar mis alas,
por sentir tus silencios
y gozar del calor de tus palabras.
También a ti, que un día decidiste
hacerte mi enemigo, herir mi espalda,
te quiero agradecer
el haberme enseñado que las lágrimas
purifican de amor tras la paciencia
y ennoblecen el mar de mi esperanza.
.
Ahora que ya descorro
el velo que descubre la
distancia.
Ahora que es NAVIDAD, os
quiero a todos
desear en verdad, con toda el alma:
que todo lo mejor sea nunca malo
y todo lo peor sea siempre nada.
Con mi abrazo, Ramón
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