A vosotras, mujeres maltratadas, maldita la gracia que os
hace que el 25 de noviembre se designe como el “Día internacional de la violencia
contra la mujer”. Maldita porque lo que vosotras necesitáis no es un día
dedicado, sino que todo el tiempo del mundo haya educación, formación,
enseñanza y siembra de valores… Lo que necesitáis es que desde que se nace, en
la casa, la familia, la escuela, la calle, el trabajo…, los hombres sepan de
una vez por todas y para siempre que no son superiores a las mujeres.
La mujer es igual al hombre. Hombre y mujer son diferentes,
hermosamente diferentes en el perfil físico, pero nada más. En todo lo demás
son iguales. Iguales en derechos y obligaciones, en libertades y decisiones, en
esencias y dignidades.
Lástima también, amigas, tantos dolores callados,
sufrimientos, angustias, miedos, soledades… Para vosotras, por lo tanto, esta
carta que os escribo. Carta que es un grito, no hacia ustedes que ya andan
cansadas de gritos y de ruidos, sino hacia aquellos que os consideran
inferiores, casi como un objeto, para rogarles y exigirles que se arranquen del
alma la discriminación, el odio, la arrogancia y el falso orgullo… y vean en la
esposa, la compañera, la novia, en definitiva, en toda mujer…, un ser de
altura, único, irrepetible, especial, digno de amar y ser amado, pero a quien
nunca se puede obligar a que te ame… Porque el amor sólo es grande y bello
desde la libertad.
Os animo, mujeres maltratadas, a la lucha. A salir del pozo.
Ya sé que muchas desconfiáis de personas de despacho y políticos tan ineptos
como falsos, que poco, en realidad, les interesa el tema, sólo quedar bien y
aparecer en las fotos y medios de comunicación. Y cuando hay un crimen ponerse
en grupo para guardar un cínico e ineficaz minuto de silencio. Cierto. Lo sé además
por experiencia. Lo he vivido de una manera directa a partir de estrenar mi
obra “Malos tratos” y llevar con el Grupo Maranatha más de año y medio
representándola, con fines sociales, por numerosos pueblos y ciudades de
nuestra geografía. Ahí he podido comprobar la mucha falsedad de no pocos
políticos, políticos y ocupadores de cargos cercanos a políticos que dirigen y
trabajan en Diputaciones, Ayuntamientos, Concejalías y Centros relacionados con
la Mujer… Que sí, mucha palabrería, pero poca realidad, poco compromiso, poco
convencimiento. Y demasiada mentira y engaño, excesiva hipocresía. Mucho sillón
y ordenadores y aire acondicionado, y mucho salir a desayunar…, y también grandes
sueldos y despilfarros a costa de la cúpula que levantan con los pilares de
vuestra ignominia de dolor y humillaciones.
Pero también es cierto, y lo debéis saber y convenceros de
ello, que tenéis a miles de personas dispuestas, de corazón, a darlo todo por
vosotras, a dejarse el alma y la vida por vosotras, a morir por vosotras. Volad
a ellas. No lo dudéis. Vale la pena el intentarlo. Vivir en el terror de cada
día, es el peor de los martirios. Adelante. Ánimo siempre. Un abrazo desde el
respeto y la consideración.
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