viernes, 19 de febrero de 2016

CINCO AÑOS DE VIDA

El lunes, 28 de febrero de 2011, iniciaba este blog. Lo abría porque era consciente de que pocos meses después, en octubre, cerraría la puerta de un sueño en el que había gastado nada menos que treinta años de mi vida. Un sueño lleno de hojas en blanco en las que he dejado escribir y he escrito, en libertad e independencia, cuanto el pensamiento y el sentimiento han deseado y querido. Un sueño con alas blancas llamado revista IBIUT.

Y sabía que una vez clausurada la publicación yo no podía dejar de expresar mis anhelos, mis vivencias, mis pensamientos, mis reflexiones, mis sufrimientos, mis gozos…, porque hay una fuente, un río que mana en mi conciencia, un torrente que brota y corre por entre sus montes y llanuras, areniscas y pedregales, días de lluvia y noches de luz…, que si lo seco con silencios me seca él por dentro la vida.

Y aquí, tras el cristal de una pantalla, en esta página que no puedo palpar con los dedos, en este papel sin olor a imprenta que anda como en el aire, volátil, sin saber qué espacio ocupa, si es que lo ocupa, ni en qué carpeta queda recogida la realidad de las palabras; desde este monitor vidrioso dejo fluir mi agua de sed, temeroso y consciente de que alguien, alguna vez, puede, desde no se sabe qué distancia, cortar los hilos de estas computadoras que nos enlazan, de las que dependemos tanto, o de cambiar maneras, estructuras o programas…,  y ya haberlo perdido todo. Aquí, tan virtuales los caminos, tan etéreos, escribo mis comentarios, más que esperando sean leídos, esperando que, al escribirlos yo, me sirvan para superar la nostalgia y la melancolía, e impedir de paso que me asfixien los fantasmas de un pasado que no volverá, aceptando que todo tiene su tiempo y su lugar limitados, porque nada de lo que nos rodea es eterno.

Y así, exponiendo, por regla general, un par de veces al mes mis composiciones sentidas, he ido y voy avanzando hacia el océano inmenso de la eternidad con la mirada puesta en la línea del horizonte que cada vez veo más cercana. Y me aliento a mí mismo. Y de paso mato a ese gusanillo que me roe las venas de escritor que ha pecado de ser libre, de no arrastrase, de huir del fango de los intereses creados, de no andar en el barrizal de políticas injustas y mediocres, y menos aún en los vericuetos alucinantes de las subvenciones oficiales… De un escritor lleno de defectos y de errores, pero que no se ha vendido nunca, porque ya de por sí no vale demasiado y es consciente de que vendiéndose hubiera valido mucho menos.   

Y aquí sigo cinco años después, escribiendo este comentario conmemorativo. Sabiendo que cuento con algunos miembros seguidores y con otros que, sin serlo, entran de vez en cuando en el blog para leerme. Para todos ellos, para todos vosotros, cuente o no con vuestra estima, con vuestra mejor o peor crítica, sabed que os quedo muy agradecido, y no sólo por visitarme, sino porque el simple hecho de poner mi nombre en internet ya me marca un paso más en el contador del corazón, animándome así a saber que no estoy del todo solo.  

Cinco años ya con este blog de Ramón Molina Navarrete. Cinco golpes de mi mano llamando a la convivencia. Cinco gotas de lluvia de mi alma desbordadas para crear un mar por donde ya han navegado más de un centenar de barcos de papel rumbo al infinito.

Gracias de todo corazón.  

domingo, 7 de febrero de 2016

DÍA DE LOS ENAMORADOS

Estoy a favor de los que piensan que no debería existir un “Día de los enamorados”, por la sencilla razón de que el amor verdadero no tiene tiempo ni espacio, es tiempo y espacio en sí mismo, por lo que todos los días, horas, minutos y segundos, se esté donde se esté, tienen que tener una misma dimensión: la de sentir el fuego de la pasión brotada en el alma. Considerar que un día del amor es especial, es no conocer la eternidad de amar, en cuento todos los días, para quien ama, son particularmente especiales.

No obstante, la tradición nos deja como “Día de los enamorados” el día de San Valentín, sacerdote católico que casaba, en secreto, a jóvenes, en contra de la voluntad del emperador Claudio II, que consideraba eran mejores soldados estando solteros. Día, por lo tanto, dado a los regalos, las cenas románticas, las peticiones de mano… Pero día también que debe servir para reflexionar, para saber si dentro del corazón lo que se siente por alguien es amor verdadero, no ése de fiesta y diversión, pasajero, de ir tirando, de fachada, de excusas, de hasta que se nos acabe, sino de compromiso de vida por ambas partes, hondo, grandioso, de escalón diez, de superaciones, de gozos y sacrificios, de renuncias, de hogar, de pan partido y compartido, de en la salud y en la enfermedad, de dar fruto, de hasta la muerte, eterno. Ése que no te lleva más que a desear estar juntos y luchar por conseguirlo. Ése que te hace estar dispuesto a darlo todo, hasta la vida si fuera necesario.

Para los que creéis en el amor así y amáis así, con amor infinito, de envejecer juntos, de para siempre, os dejo este poema en el que creo. Felicidades todos los días de todos los años.


                        AMOR ETERNO
                                
            Conocernos fue un dardo al corazón,
            una explosión de lumbre en las entrañas,
            una fiebre embriagándose en la sangre.

Luego vino el licor de las palabras,
el roce de las manos para hacernos
de espuma y levedad, sueños con las alas
            ascendiendo a la cumbre de los besos,
a la luna mayor de las galaxias.

Después vinieron días con sus sombras
para nunca rendir nuestras miradas,
para juntos reír, llorar, soñar…,
para juntos saltar las alambradas
y ver que envejecemos sin que el viento
deseque el manantial de nuestra agua.

Conocernos fue un éxtasis de asombros.
Vivir juntos, arder para ser ascuas
y nunca ya morir; porque morir
será tan solo un vuelo en la esperanza
que nos lleva hasta el sol de la belleza;
ese reino de luz ilimitada
con orillas de azules y palmeras
donde seguir unidos ya sin lágrimas,
donde hacernos de gozo un solo ser,
            dos eternos viajeros infinitos
            que caminan desnudos por el alba,
dos estrellas formando un universo,
dos hogueras ardiendo en una llama…        

Pues ni muerte, ni tiempo, ni lugar
podrán romper la unión de nuestras almas.