Una vez más al fondo de la vida
se abre una puerta estrecha sin camino
y aparece en la mano un nuevo libro
con páginas en blanco y sin orillas.
Y es que se acaba un año y llega otro.
El que pasa anda lleno de senderos,
de piedras y de espinas, de lamentos,
pero también de rosas y de gozos.
Y abrimos con temblor la cerradura
y es oscuro el abismo en que nos vemos.
Habrá que construirlo y recorrerlo
y escribir en las hojas nuevas luchas.
Habrá que superarse, soltar lastres,
vencer dificultades y barreras,
abrir de par en par el alma entera
y hacerse marinero de mil mares.
Habrá que sonreír y perdonar,
dar un trozo de pan de nuestra mesa,
soñar que el corazón se hace de estrellas
y hacerse de esperanza y de cristal…
Y así, por doce meses, derritiendo
esta forma de ser en la que andamos,
para luego, algún día, ya sin barro,
entrar por la gran puerta de lo eterno.
entrar por la gran puerta de lo eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario