Y es que en estas tierras del sur ha tenido lugar el gran
desfile del gran día. Y miren por donde, nuestro gran rey de la parafernalia ha
dicho de salir a la calle para mostrar orgulloso su majestuoso nuevo vestido
que sus superlistos sastres le han confeccionado y que solo pueden ver no ya
los inteligentes, sino los muy inteligentes.
Y al hacerlo, en medio de grandes exclamaciones de admiración
y asombro de todo el pueblo, han aparecido unas pocas voces expresando que el
rey lo que va es desnudo. Y para qué la que se ha liado. No solo las
autoridades han salido en tromba contra esos cuatro bobos, sino todo el mundo,
hasta los analfabetos de la escuela de no he leído un libro en mi vida pasando
por novelistas de todo a cien, poetas del régimen, intelectuales serviles,
periodistas apesebrados, actores de la subvención, artistas del andeyocaliente,
palmeros de corcho, chupópteros de pacotilla…, y como no, ministros y ministras
y ministres con secretarios, subsecretarios, directores, asistentes, ayudantes,
chóferes, limpiabotas y demás enchufados del gobierno.
El rey va desnudo, dicen. ¿Pero es que no ven? ¿Están
ciegos? ¿Cómo pueden decir eso? Qué imbéciles son los pobres. No saben valorar
las preciosas telas que cubren el elegante, escultural y gracioso cuerpo de su
majestad, deberían estar todos ellos en la cárcel, qué digo en la cárcel,
desterrados cuando no aniquilados.
Qué pena que un país como España tenga todavía ciudadanos
tontos incapaces de ver los sublimes vestidos que cubren al gran rey. Toda una
humillación y una vergüenza que nos hacen sufrir además ante los demás países
que nos contemplan con envidia.
Vestido como ese, por poner unos pocos modelos, de la
enseñanza de la Ley Celaá. Una joya puesta en marcha que acaba con contenidos,
evaluaciones, promociones, memorización, valores, responsabilidades, mérito, esfuerzo…
¡Grandioso el rey!
O como ese del feminismo oficialista, que todo lo que toca
lo embarra y lo concluye en guerra mujer-hombre. Hasta el fútbol lo han convertido
en campo de batalla, división y empacho.
O como ese de la amnistía, que borra toda mancha de pecado
sin necesidad de confesarse, y dará lugar a recibir a otro gran rey sobre
alfombra roja con varias líneas amarillas que también llegará ataviado con un
impresionante traje que todos podrán apreciar y que cubrirá una ropa interior
de oro que verán en especial los suyos separatistas que luchan por la
independencia de sus bolsillos para seguir viviendo por siempre del cuento
chino sin dar golpe.
O como ese de “avance y progresismo”. Ese que el rey se pone cada vez que quiere
cometer una tropelía. Hago esto para gobernar en pro del avance y el progreso.
En aras de una sociedad avanzada y progresista. Por el bien de seguir avanzando
y progresando. Pacto con etarras, golpistas, delincuentes, ladrones, aprovechados,
corruptos… para seguir avanzando y progresando en el avance y el progreso… Y no
falla, es vestirlo y todo el pueblo al unísono suelta una exclamación
exorbitante: ¡Ooooooooooohhhh!, sin percatarse de que con tanto avance y tanto
progreso lo mismo nos damos una buena castaña sin cura.
O como ese tan mágico que hace horroroso el vestido que ayer
parecía bellísimo. Ese del viejo no pactaré… al nuevo yo pacto. Del viejo todos
somos iguales, al nuevo es mejor ser desiguales. Del viejo bildu es hijo de eta
a bildu es primo de zumosol. Del viejo erc rufianesco, tuertuoso y temible al
nuevo erc lobo con piel de cordero. Del viejo pnv es de derechas y vengo a recoger
las nueces y cobrar, al nuevo pnv es de izquierdas y las nueces las recoges tú
por lo guapo que eres y lo guay, y ya me pagarás multiplicado. Del viejo con encajes
y pasamanería de ministra vocinglera quien se mueve sale en la foto, al nuevo,
dos días más tarde, redondo se salió del marco.
O ese, por mostrar uno que sea graciosillo, de color
pepeísta que pide hablando en eusquera en el congreso que no se hable eusquera en
el congreso y añade, ante las mofas críticas de algunos grandes modistos, la
orla de que a él nadie le puede impedir hablar en el idioma que quiera…,
mientras anda pidiendo a los demás que solo se hable en castellano. Y al final,
hartos de reírse, todos con pinganillos en las orejas. Este vestido es para que
el pueblo se ría también a carcajadas y más si encima una perla de la sisa se
equivoca de color al votar para ser cosida… Y dicho y hecho: ja,ja,ja,ja,ja… a
coro, para acompañar al jajaja del rey.
Y para qué seguir con los vestidos del monarca, todo un
armario lleno, toda una casa, todo un país. Vestidos de todas formas y colores,
tamaños, diseños, tipos, tallas, precio…
¿Pero el pueblo español de veras ve al rey vestido? La
respuesta es todo un enigma. El pueblo se acerca, mira, deja escapar su
admiración ¡oooooohhhhh! para que no le compliquen la existencia, echa una
papeleta de vez en cuando en una caja y se va a llenar los bares, que la vida
es breve, blancanieve.
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