martes, 5 de septiembre de 2023

DEL FALSOFEMINISMO Y OTROS DESQUICIAMIENTOS

Definitivamente nuestra sociedad está desquiciada. Aquí ya no queda ni un solo valor, ni un gesto de verdadera honestidad, ni una mueca de responsabilidad.

Los maestros del presenten ya no son los que nos enseñaban antaño en las aulas de las escuelas. Los maestros de ahora andan, cual fantoches, por la televisión, las redes sociales, la prensa, la radio…, todos vendidos a compradores poderosos, dispuestos a convertir la noche en día, haciendo de tripas corazón, comulgando con ruedas de molino excusándose en la necesidad de que tienen de comer, sin una pizca de comprensión, ni de misericordia, ni de justicia. La carne, amigo, los filetes.

Y salen a cazar cuales perros palmeros y serviles acompañando a sus amos que van revestidos con el ropaje de la hipocresía y llevan las escopetas cargadas de ideologías políticas cada vez más radicalizadas y extremistas…, y pobre la presa que se cruce. 

Y ahí los tenemos (como en la foto de ABC de IOSU ONANDIA). Sobre los campos del poder, los padrones de la gloria pasajera y los llanos de lujo. Cazadores que incluso cazan a hombres y mujeres que se suponían íntegros, cabales e incorruptibles… Y una vez apresados se vuelven también las voces de sus amos, muñecos de cartón, cazadores a su vez de animalillos y pájaros humildes…, como esos ministros y demás altos cargos que eran admirados y ahora están desprestigiados por estar manchados de porquería hasta las cejas. Cazadores que mienten, que engañan, que hacen negro lo blanco, que si tienen que vender a su madre y la venden sin escrúpulos, y si tienen que vendar España, la venden sin reparo…, porque, además, ¿qué es España? Y si no, pregúntenselo a doña Yolanda Díaz, capaz hasta de ir a Bruselas a concretar el precio con el mayor prófugo de la historia.

Cazadores ciegos de ideología negativa, como esas y eses del clan falsofeminista, que nos han vuelto locos. Primero porque uno ya no sabe si es hombre o mujer, o mediopensionista, si no estaré en un cuerpo equivocado, si no hubiera sido mejor ser lo que no creo ser, si la culpa es mía por no haber probado para saberlo eso que los carcas nos han estado prohibiendo con sus ridículas estrecheces pecaminosas. Falsofeministas que hacen leyes terribles favoreciendo a degenerados criminales, que todo lo ven desde el ángulo del sexo, del que están obsesionadus, donde uno ya tampoco sabe qué hacer ante una mujer, por ejemplo, que te presentan, no sea que la mires más de cinco segundos y te declaren un lascivo, cuando no un agresor sexual visionario, aunque ella vaya vestida de Eva. Nada, guardar silencio y cerrar los ojos. Y cuidado con lo que dices, que te estamos vigilando. Cuidado, porque si no coincide con lo que nosotros decimos, te la cargas.

Pero hay más, como el duro, forzado, largo y apasionado morreo, en la entrega de medallas del campeonato mundial de fútbol, de un tal Rubiales, presidente impresentable, garrulo y poco transparente, a una tal Jenni, inocente y casta jugadora, por lo que le ha costado al hombre agresor el cargo, después de haberlo ordenado los cazadores, ayudándose de los perros adiestrados, manipulándonos de tal manera que no hemos tenido en cuenta siquiera la más elemental presunción de inocencia, introduciéndonos en el redil de la condena casi a muerte, sin rechistar, abducidos por el ignominioso crimen cometido, convenciéndonos de que todos somos Jenni. ¡Otra cosa que yo no sabía!

Y para colmo viene otra cazadora, pin, Pam, pun (seguramente partiéndose de risa por los estúpidos que somos todos) y nos dice a las ovejas que nada de besos, de ningún tipo, que no deben darse de ninguna manera, ni pequeños ni grandes, ni en la boca ni en las mejillas. ¿Pero que abuso machista es este? La mano y si acaso, o mejor, la punta de los dedos y sin pasarse. Se aconseja una ligera inclinación de cabeza con los párpados caídos. Vamos, ni los inquisidores de la más oscura iglesia medieval, que se están quedando a su lado en mantillas.   

Y aquí no dimite nadie, ni se va nadie de los cargos, ni se inmutan. Ni aunque hagan el más espantoso de los ridículos. Como el seleccionador nacional de fútbol, que aplaude a rabiar a Rubiales y luego, cobarde y traidor, se baja los pantalones y dice como un corderillo pusilánime y tristón que se equivocó, que quiere seguir en el privilegiado cargo de mandar a los grandes jugadores…, pero ¿con qué autoridad, con qué cara, con qué disciplina, con qué ejemplo? Y lo mismo con ciertas mujeres jugadoras, que se propusieron echar a su seleccionador y al no lograrlo se negaron a ir al mundial, y tras ganarlo las “reservas”, no sé cómo se las han apañado unas y otras y las de más allá hasta lograr finalmente echarlo a la basura pese a haberlas hecho campeonas del mundo mundial. ¡Pobre hombre! Vaya una manera de embarrar el gran éxito alcanzado. Vaya daño que unos y otros han hecho al fútbol en particular y al deporte en general. No pocos son los que van a dejar de interesarse por él y verlo. No pocos son los que se van a borrar de este deporte y de otros muchos, porque a este paso de falsofeminismo alocado, ciego y radical, hasta es posible que a los pocos aficionados que queden los obliguen a ir a los partidos de mujeres y les prohíban ir a los de hombres, tan machistas ellos. Ya están empezando a conseguirlo, por lo pronto se andan manifestado pidiendo la igualdad de ganar lo mismo que Vinicius o Messi. Y yo también, no te digo, yo también quiero ganar lo mismo, ¿o es que yo no tengo derecho? Que yo también sé darle patadas a un balón y he llegado incluso a debutar en el Úbeda C.F. Y si hace falta me transexualizo, que la pasta es la pasta y además quedo como de dulce. Pues eso.

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