miércoles, 20 de noviembre de 2024

EDUCAR, ¿PARA QUÉ?

Durante cuarenta y un años me he dedicado a la enseñanza y siempre considerando que aparte de enseñar mi obligación era también la de educar. Y ahora, ya jubilado y viendo el panorama de la sociedad que nos rodea, me pregunto si no habré estado y no estarán también los maestros de ahora equivocados.  

 

Porque he y hemos debido de estar perdiendo el tiempo. En los colegios hemos hablado y realizado miles de ejercicios y actividades acerca de la solidaridad, la paz, la concordia, la verdad, el amor, la familia, la convivencia, la unidad, la igualdad, la fraternidad, la libertad, la fidelidad, la generosidad, la honradez, el perdón, el respeto, la bondad… Esfuerzo tras esfuerzo, actos, reuniones, representaciones, concursos, charlas, poesías, redacciones, canciones, dibujos, murales… para poco, para nada.

 

Porque de qué y para qué ha valido y vale tanta estructura si luego el edificio se cae al primer soplo del lobo. Para qué decir esto y aquello y luego los mandamases de la vida: la televisión, los móviles y las redes sociales te lo derrumba a base de colores y músicas repletas de violencia, materialismo, hedonismo, egoísmo y mala educación. Para qué tanto hablar de valores y vemos que aquellos que los recibieron y han de ser espejo y ejemplo no los tienen, muy al contrario, muestran los polos opuestos.

 

Niños, tenéis que decir la verdad y no mentir. Tenéis que ser honrados, sembrar la paz, perdonaros, respetaros, creer en el amor y ser fieles.

Niños, nada de racismo. Hay que respetar a los padres, a los abuelos, a los mayores, a los profesores…  

 

Niños, no se puede maltratar, ni acosar, ni robar, ni matar, que esto es gravísimo…, 

 

Niños, debéis tener buenos modales, ser tolerantes, justos, honestos, demócratas, amantes de la naturaleza, solidarios, comprensivos, 

 

Niños, fraternidad, igualdad y libertad…, 

 

Niños, hay que estar unidos, sin diferencia de razas, cogernos todos de las manos y rodear el mundo abrazándolo.

 

Y luego, sin embargo, a nuestro alrededor: malos modos, descortesías, irresponsabilidades, racismo, violencia, desigualdades, robo, corrupción, injusticia, falta de respeto, intransigencia, odio, infidelidades, muerte…, y más y más.  

 

Y desconcierto absoluto porque todavía no sé si soy hombre, mujer, gay o transexual… 

 

Que no, que en el colegio se dice lo que luego pocos hacen… Entonces, ¿qué?, ¿para qué?..., ¿para perder el tiempo?, ¿quedar bien?, ¿pasar la vida?…

 

En definitiva, si los valores que se enseñan a los niños no se ven luego reflejados y se refuerzan en el mismo centro, en la familia y en la sociedad, de nada sirven. Y quienes más han de dar muestras de esos valores son los que menos los tienen y menos los cumplen. 

 

Y digo yo, ¿no deberíamos de educar no educando?: Niños y niñas, que cada uno haga lo que crea conveniente…, e igual, cuando todo sea un callejón sin salida y una selva, ya veréis cómo decidís, por vuestra propia cuenta, ser educados y educar en todos los sentidos.  

 

Tiempo al tiempo.

 

 

 

domingo, 3 de noviembre de 2024

UN PANORAMA ESPERPÉNTICO

Si algo me preocupa con el avance de la edad es que uno se va ahondando progresivamente en el reino del escepticismo. Y más cuando la sociedad en la que vives no te muestra más que individualidad, indiferencia y materialismo, y la política que te envuelve no te enseña más que intereses partidistas, insoportable división, miserable mediocridad e intolerable irresponsabilidad.  

Y en esta situación personal y dramática llega la gota fría y cae sobre la comunidad valenciana dejando cientos de muertos bajo el barro, familias que lo han perdido todo, casas destrozadas y lágrimas de sangre cayendo por las mejillas secas del alma. Y contemplamos las imágenes por televisión y, aunque no nos muestran los cadáveres de nadie como si la muerte solo tuviera lugar en las películas y no en la realidad, ni nos dicen siquiera en verdad cuantos son los fallecidos, se nos queda en el corazón una herida, algo así como si viéramos un documental que nos punza por dentro mientras comemos. Y surgen movimientos sociales y religiosos que pretenden ayudar haciendo que otros ayuden, y venga, bolsas de comida para los pobres valencianos, colectas en las misas, cuentas bancarias para colaborar…, y compramos en los supermercados, y echamos en la canastilla de la iglesia dinero, y hacemos transferencias a la cuenta del banco que nos indican… Y miles de personas, sobre todo jóvenes, se lanzan al compromiso de ayudar a esas pobres gentes que se ven abocadas al mayor de los desconsuelos… Y así, cuando menos, queda calmada la conciencia colectiva y personal: Yo he ayudado. Y, por último, llegan algunos militares, no demasiados, no sea que les dé urticaria a los nacionalistas antiestado. 

Mas dentro de cuatro días…, o diez…, si te vi no me acuerdo, ya lo verán, ¿o es que hemos olvidado lo del volcán de La Palma? ¡No os dejaremos solos! Pues que se lo pregunten a los que allí siguen encenagados entre la lava oscura y rocosa.

 

Pues lo mismo ahora. Dentro de poco tiempo, cuando ya se hayan aparcado lo cepillos y las palas de los voluntarios, y los uniformes de los soldados cuelguen en los tendedores de los tranquilos cuarteles, y los presentadores de los telediarios vuelvan a salir en pantalla desde sus modernos platós, y queden agotadas las bolsas de alimentos, y consumido el dinero de las colectas, y arrasadas las transferencias bancarias, incluyendo los cuatro millones de euros donados por Inditex –criticado de paso por los generosos y coherentes podemitas, cómo no– y el millón de Florentino…, si os vi no me acuerdo. Aunque nos quedarán, eso sí, por siempre, las bellas palabras de su santidad Francisco: ¡Rezamos por las poblaciones de la Península Ibérica, especialmente por la Comunidad Valenciana!, expresadas en un tuit el día de Todos los Santos, buscando como buen progre evitar decir España, esa palabra que nos quema la lengua y ya nadie sabe lo que es, aunque, ante las críticas desaforadas recibidas, tenga que rectificar dos días después desde el balcón papal. 

 

Mas algo es algo, faltaría más, la solidaridad siempre es de agradecer, aunque parte de lo recaudado monetariamente se pierda de manera inevitable por alguna alcantarilla del lodazal corrupto en el que nos movemos. 

 

Pero, ¿y el gobierno? ¿Cuánto da el gobierno? Ese gobierno que nos desgobierna enfrentándonos hasta en estos momentos tan dramáticos. ¿Cuánto da? Él que es tan generoso con tantos países a los que ha aportado grandes millonadas como ayuda… ¿Cuánto dará a los valencianos gobernados por la fascista derecha? ¿Qué grandes obras hidráulicas y arquitectónicas realizará para que cuando caiga otra DANA, que caerá, no provoque daño alguno? ¿Cuántas viviendas construirá? ¿Cuántos negocios restituirá?  

Y, en medio de todo esto, uno comprueba de paso, con tristeza infinita, que eso de las autonomías, a la hora de la verdad, más que ventajas trae inconvenientes. Pues ante tragedias como estas se nos presenta un país desorganizado, sin coordinación, resquebrajado, incapaz de evitar ataques partidistas, peleas de gobernantes tirándose los trastos a la cabeza, declaraciones rufianescas indignas, silencios bilduetarras clamorosos, guerras personales tan sucias como miserables… y comportamientos tan ruines y abyectos, tan denigrantes para el ser humano, tan vacíos de valores como los de quienes se dedican, en situación tan triste, deplorable y ruinosa, a los pillajes y saqueos. 

 

Y para colmo, van los Reyes, junto a los dos irresponsables mandatarios, a contactar con los damnificados en la zona cero, cinco días después, y se llevan un menos diez embarrado y clamoroso que no tiene recuperación alguna. 

 

Lo siento, pero ante este panorama tan esperpéntico a uno le dan ganas, antes de terminar convertido en un indolente total, de meterse en una cueva y ponerse a llorar para que al menos no se le acabe secando también la conciencia.

sábado, 19 de octubre de 2024

ENCUENTRO ESPIRITUAL CON SANTA TERESA DE JESÚS

De bien nacidos es ser agradecidos, nos dice el viejo refranero, y yo quiero serlo.

Este verano, en una de las muchas visitas que suelo hacer a la villa cercana de Sabiote, me encontré con Francisco, un miembro del Coro San Marcos. Hablamos y me propuso hacer algo para conmemorar el día de Santa Teresa de Jesús y el de San Juan de la Cruz. 

 

Bien es cierto que ellos han venido interpretando las canciones de los poemas más destacados de los dos santos místicos, complementadas con un texto monocorde generalista, pero querían algo propio y personal, algo que tuviera que ver directamente con su pueblo, que cuenta con la creencia popular tanto de la presencia en él de la madre Teresa de Jesús y como con la documentada del padre Juan de la Cruz. 

 

Me ilusionó la propuesta y comencé a estudiarla y escribirla. Y tras varias semanas concluí la primera parte del proyecto, que titulé Encuentros espirituales, en el que tres personajes vestidos con trajes de época (el alcaide de la villa en aquellos tiempos, don Luis de Teruel, fray juan de la Cruz y la misma Santa Teresa), comentan los quehaceres, vida, obra y muerte, de la mística reformadora de la Orden del Carmelo, intercalándose los textos con canciones basadas en poemas de la santa, que serían interpretadas por el magnífico coro San Marcos. 

 

Concluidos los ensayos, en los que interveníamos Joaquín Rafael, el párroco de Sabiote, Tere y yo, así como el coro, se presentó el encuentro en la Iglesia de Santa María, capilla del antiguo convento de carmelitas descalzas, repleta de público, iluminada por el equipo de Antonio Moral, a las diez de la noche del día 14 de octubre, lunes, con un gran éxito. 

 

Los tres personajes relataron la vida de la madre Teresa de Jesús, desde su nacimiento en Ávila, 1515, hasta su muerte en Alba de Tormes, 1582, así como su relación con Sabiote y su intención de fundar convento aquí, realidad que tuvo lugar, finalmente, en 1585, tres años después de su muerte.  

 

El coro San Marcos, todos elegantemente vestidos de negro, supo poner en cada nota musical arte y elegancia, entrega total y amor sentido. 

 

La parroquia también puso todo de su parte y el Ayuntamiento no escatimó en responder a cuantas solicitudes presentamos para llevar el encuentro espiritual a cabo.

Pero como suele pasar en este pueblo amigo, vecino de Úbeda, lo mejor fue el público, que llenó el espacio en una noche de lluvia invernal, regalándonos un aplauso final inolvidable y obsequiándome con un recuerdo enmarcado que me emocionó por inesperado e inmerecido. 

 

Pues aquí, si alguien debía agradecer algo era yo, puesto que componer este trabajo me ha dado fuerzas para seguir caminando, me ha llenado de ilusión y me ha ofrecido la oportunidad de pisar de nuevo un escenario para dejar en los corazones un mensaje de paz, misticismo y vida.

 

Y ahí no acabó todo, porque fue terminar y obsequiar a todos los presentes con todo tipo de pasteles y vinos dulces hechos por ellos mismo, que tomamos en el claustro del que fue convento carmelita entre comentarios amables, enhorabuenas y abrazos de consideración que hacen a uno sentirse feliz y agradecer a la vida estos momentos que aún, ya en mi recta final, me sigue concediendo. 

 

Ahora ya ando en la tarea de escribir el encuentro espiritual con San Juan de la Cruz para representarse por los mismos personajes y coro en la próxima noche del 13 de diciembre. Una nueva ilusión y un nuevo sentimiento de gratitud que quiero expresar desde mi blog, ya que pocos medios, por no decir ninguno, se hacen eco de actos tan sencillos, espirituales y sin política alguna como este ya realizado.

 

Gracias, amigos de Sabiote, de todo corazón.  

 

 

 

 

sábado, 5 de octubre de 2024

NOS FALTA UN HERVOR

No me cabe la menor duda de que a la inteligencia humana le falta un hervor, quiero decir que, pese a todos los grandes logros, es inmadura e infantil. 

 

Una inteligencia la nuestra, por lo tanto, frágil, sumisa y dúctil. Y así podemos ver que  personas que nos parecían superiores, nada más tratarlas someramente, no son más que pequeñeces repletas de vacío y ñoñería, o intelectuales, jueces, catedráticos, doctores, ministros, reyes…, con comportamientos ridículos, gestos necios, creencias pueriles, relaciones torpes, títeres sin cabeza…

 

O a deportistas y demás mundanal ruido de famosos y adinerados que no aprenden, que sabiendo que puede haber cualquier lagarta o lagarto al acecho, caen como moscas en las heces del campo. 

 

Y claro, los más pillos, analizando el calibre de tal ganado, mueven los hilos, tejen la tela de araña, toman el poder y a disfrutar que son dos días.

 

Y así nos va. Así podemos ver sin entender, cómo en la primera potencia mundial como es Estados Unidos, los dos candidatos a presidirla con el peso tan tremendo que lleva el cargo, son un señor prepotente, engreído, egoísta, con cien causas judiciales sobre sus hombros, mujeriego y sin empatía por nadie ni por nada, y una señora que ha tenido que empujar a un anciano caduco, que no sabe dónde está el sur ni el norte, y que una vez quítate tú que me pongo yo, todo lo más que sabe hacer es reír, reír y reír… 

 

O cómo en Venezuela pueden tragar millones de persona con un mueble vestido con chándal de fantoche que es capaz de dar un pucherazo electoral en unas elecciones no libres y hacer después que el día uno de otubre sea ya navidad, porque lo dice él, por sus santas narices, iluminando el país de colorines para que otros tontos, cuando llegue el veinticinco de diciembre, estén ya hartos de mantecados y de hacerse fotos con caras de abejorros bajo los resplandores. Y cuidado, que lo mismo dice el tío que el uno de enero es ya semana santa.

 

 O cómo en Corea del Norte, un gordo, el único bien alimentado, puede tener sometidos a millones de personas tan ciegas de mente que, muertas de hambre y atadas a las cadenas de la esclavitud, hasta lloran de emoción si lo ven pasar a dos kilómetros.

 

 O en China, o en Cuba, o en Rusia, o en tantos otros países del mundo, donde se vive por vivir, pan y circo… y ni esas. 

 

O ahora en Oriente Medio, donde los terroristas atacan por sorpresa a los judíos masacrando a cientos de ellos, violando, torturando, secuestrando…, sabiendo muy bien cómo se las gastan los israelitas con lo del ojo por ojo, y ver que a continuación arrasan su territorio dejando un montón de escombros sobre los que subirse los palestinos para lanzar soflamas de ira y venganza. Y luego el Líbano, y bombas van y vienen, y cúpulas de hierro, e Irán, que llama a todos los musulmanes a la unión contra Israel para bailar la conga del mar al río… No siendo muy conscientes, ¿o sí?, de la que se puede liar. 

 

Y por si faltaba algo, Rusia invadiendo sin mucho sentido Ucrania, dejando, por casi tres años ya, que se dice pronto, miles de muertos en las cunetas… Y para colmo, mientras, muy progresistas ellos, la Unión Europea tratando de estudiar cómo se pueden hacer mejor los tapones de las botellas de plástico para unirlos a los recipientes y se puedan tirar juntos al muladar. 

 

Y si no era bastante, las fotos, vídeos y grabaciones del adultero de Juan Carlos con una vedette sin escrúpulos que le sonsaca y lo graba, ¿se puede tener menos sesos por más que se tenga el capullo de un rosal gigante? Y hablando de reyes, pues eso, que al actual rey de España, ese que sabe firmar muy bien todo lo que le ponen sobre la mesa, como es de obligación para mantener privilegios, le han mandado que en nombre de todos los españoles pida perdón por la conquista de América, donde puede que se hicieran desastres que entraban en el contexto de la época, pero donde se dejaron también grandes aportaciones, sacando de la barbarie, la ignorancia y la ignominia a aquellos pueblos tiranizados, respetando además la vida de los indígenas que ahí siguen. Si un familiar delinque, o se considera que delinquió, que lo mismo no fue así, ¿hemos de pedir perdón ahora, cuando lleva ya cientos de años muerto? Si así fuera estaríamos todos y a todas horas de rodillas unos de otros. Pero el rey inglés y los ingleses que arrasaron con todas las tribus indias sin dejar rastro al invadir sus territorios, esos no, esos no tienen que pedir perdón por nada, solo eran hermanitas de la caridad defendiendo a sus familias con revólveres y rifles de las terribles flechas de los apaches traicioneros. 

 

Un hervor. Le falta un hervor al ser humano que, para colmo, además, tiene memoria de pececillo vivalavirgen. 

 

Y luego muchos se sorprenden de que Sánchez se mantenga en el poder sin decir una sola verdad en su vida. 

 

 

 

 

jueves, 19 de septiembre de 2024

ANTONIO VELA ARANDA, AMOROSA DESPEDIDA

No es fácil hoy en día ser sacerdote. El mundo va por un camino diametralmente opuesto al que ellos predican. Los valores no son los mismos ni las conciencias tampoco. Los poderosos destellos artificiales no dejan ver la luz del sol. Y Dios parece que anda cada vez más lejos de todo y de todos.

Las críticas hacia sus personas son atroces. Basta cualesquiera errores para difamarlos. Basta con que uno de ellos cometa una indignidad para que ya todos sean iguales. Basta con oponerse a alguna mínima petición de los beatos de turno para que se les dé la espalda. Basta que alguien saque a relucir un añejo comportamiento fuera del contexto de una época histórica para que se les ridiculice hasta el asombro.

Generalizando, los seminarios están silenciosos y las vocaciones parecen estar llamando a corazones de pocos vuelos. Las iglesias se van quedando vacías, los jóvenes no quieren saber nada del compromiso cristiano, los mayores no encuentran el calor en las liturgias y hasta los niños lloran si se les dicen que van a misa. Todo lo más, y de manera particular por estas tierras nuestras, si algo sostiene todavía el edificio para que no se derrumbe por completo, son las cofradías y asociaciones religiosas, a las que los consagrados intentan mantener con el fin de no verse solos, aceptando carros y carretas, sabiendo que es un atajo largo y estrecho a la verdad evangélica y teniendo que tragar con no pocas actuaciones y rituales más próximos a la parafernalia que a la hondura de la fe, aceptando e incluso promoviendo desde vestimentas rituales de imágenes a rosarios de auroras y viacrucis, pasando por procesiones con escaso sentido y lejos de su fecha de estatutos luciendo báculos entre trajes y corbatas, cuando no soportando rivalidades y disputas de bandas para ver quien toca mejor la macha del Cristo de los cinco clavos.

Por ello, uno no puede menos que sorprenderse cuando ve que un sacerdote, como en este caso don Antonio Vela Aranda, al despedirse de su parroquia de Úbeda que, dada la tremenda escasez de presbíteros, en verdad son tres: San Pablo, Santa María y San Millán, encuentra, en diferentes ceremonias organizadas y ofrecidas, un abrazo cálido y sentido, un gesto multitudinario de cariño, una sonrisa de gratitud por tanto que ha dado y tantos jirones de alma que se ha dejado a lo largo de los once años que aquí ha ejercido su siembra espiritual. Toda una muestra de qué algo ha debido hacer bien o muy bien este buen cura (Úbeda no da jamás puntada sin hilo y sabe mucho de silencios y recatos), hasta llegar a emocionarlo y hacerle llorar, con el agravante de que andando además delicado del corazón no se le debe alterar la sangre.

Estando yo lejos de Úbeda he recibido unas fotos del acto de despedida que se le dio en su templo principal de San Pablo, el pasado día 15 de septiembre, a las diecinueve treinta, cuando pocas horas antes, al amanecer, había partido la Patrona hacia su santuario. Arropado por compañeros sacerdotes presidió la Eucaristía y recibió algún obsequio, pero lo que en verdad recibió, antes de marchar a su nuevo destino, la parroquia de Cristo Rey en Jaén capital, fue la consideración y el reconocimiento de muchos ubetenses, encabezados por la señora alcaldesa, que le aplaudieron con vehemencia y amor prometiéndole que no lo olvidarán jamás.

Y esto, para un sacerdote, hoy en día, es algo más que una inyección de ánimo, es un nuevo corazón para no morir ya nunca.

Enhorabuena, don Antonio.  


viernes, 6 de septiembre de 2024

JESÚS MAESO, UNO DE LOS GRANDES

El pasado 27 de mayo asistí en Úbeda a la presentación del último libro publicado de Jesús Maeso de la Torre. Tras una dedicatoria breve y amable, y después de hablar con el autor unos minutos recordando viejos tiempos, marché con el libro bajo el brazo camino de mi casa. 


Jesús es alguien muy especial a quien conozco desde la adolescencia. Nos hicimos amigos y compartimos sueños, deportes, lecturas y proyectos… y ambos soñábamos con ser poetas. Después, la vida nos llevó por caminos diferentes, pero yo lo sigo llevando en mi corazón. Lo respeto y lo admiro. Tanto que, a medida que ha ido pasando el tiempo, me ha dado mayor reparo acercarme a él. Al principio, cuando comenzó a publicar y quiso que le presentara en Úbeda su primera novela “Al-Gazal, el viajero de los dos orientes”, el martes, 27 de febrero de 2001, en la sala Julio Corzo, aunque vi claro que tras la obra aparecía una mano culta, sabia y elegante, pensé que, dadas las dificultades e inconvenientes que muestran las editoriales y las muchas competencias que se dan en ellas, se le estrecharía la senda que lleva a la cima de la literatura. Me equivoqué. A partir de entonces, casi por año, Jesús no ha cesado de publicar novelas históricas, con tanta altura y tanta belleza que le han crecido alas y ya vuela en el olimpo de los grandes. 

 

Podría hablar de muchas. Pero hoy quiero hacerlo de dos de ellas que se desarrollan en el imperio romano, tanto de oriente como de occidente: “Teodora, la crisálida de Bizancio” y la última publicada, “El jardín de las vestales”.  

Líbreme Dios de caer en la fatua alabanza y la necia adulación, que además a Jesús lo incomodarían. Así que, ateniéndome a la verdad, diré que ambas novelas son historia pura, con una trama que no deja espacio para poder saltarse un solo párrafo, porque el lector perdería el hilo. Se comienza como quien hace un viaje partiendo de una edad temprana y acaba como si se hubiera llegado al final de toda una vida después de muchos años de sobresaltos. Con Teodora se transporta uno desde Gades a Bizancio, sintiendo los bajos fondos, sufriéndolos y aguantándolos…, para después ir ascendiendo sobre las penumbras hasta alcanzar la cima y beber el elixir del poder junto con el veneno de sus miserias dentro. Con el librero de Gades, que se enamora de una vestal sagrada, se vuelve a partir del mismo lugar hasta alcanzar Roma, escalar a base de esfuerzos, conseguir los altos caminos de las vanidades y gozar el sueño de llegar a conocer a quien era su dios de las letras, Tito Livio. 

Y todo el enredo, inmerso en un laberinto repleto de nombres y lugares, se desarrolla dentro de un contexto histórico excepcional, una escenografía perfecta, un vocabulario riquísimo y un conocimiento tan exhaustivo en las formas y en los fondos que le hacen a uno creer, en tan honda realidad, que es un personaje más de la novela…, hasta el punto de que te atrapa y no quieres que termine.  

 

Pero lo más sublime en las novelas de Jesús no es otra cosa que la lluvia de infinitos matices que las baña, la mágica escarcha que las viste, el mar grandioso de la poesía que las inunda hasta hacerlas únicas. 

 

Y es que Jesús Maeso, aparte de un novelista histórico, un escritor completo, un autor íntegro, un literato reconocido, un orador sublime…, es, sobre todo, un poeta genial capaz de hacer brotar flores perfumadas donde solo hay arenas y desconsuelo.  

 

¡Ah! y lo más asombroso, si el hecho de leer las novelas de Jesús es ya gratificante y al hacerlo te revisten de sabiduría, te instruyen y te ilustran, releerlas, pese a conocer ya su contenido, es comprender en verdad y sinceridad el gran valor de una pluma ágil, movida por una mente preclara, de la que obligatoriamente y de manera especial los ubetenses hemos de sentirnos orgullosos.   

martes, 20 de agosto de 2024

APOSTASÍA

Fui amigo suyo de juventud. Él tenía algunos años más que yo y su carácter irradiaba confianza. Era una persona servicial y amable, muy devoto para su edad y todo un honesto seguidor de Jesús de Nazaret.

 

Una tarde me presentó a la chica con la que se había comprometido. Era preciosa y en su rostro se reflejaba la inocencia de un ser más espiritual que terrenal. Y si él era creyente mucho más lo era ella. Sus padres pertenecían a un grupo religioso importante. Se amaban con esa sencillez que solo reflejan las flores cultivadas en el invernadero de los monasterios. Soñaban con casarse y, hasta que llegara el momento de consagrarse ante el altar, cultivar la pureza. Creían en el amor de para siempre. Hablaban de que tendrían muchos hijos. De educarlos en valores. De infundirles fe y esperanza. De lo bella que es la vida. De crear una asociación para ayudar a no abortar. De colaborar para atender a los necesitados. De anhelar morir ya ancianos cogidos de la mano dando gracia a Dios. Y de seguir viviendo juntos en el otro reino eterno y prometido. Todo por Dios, decían, todo por él. 

 

Ahora, cuando una y otra vez no ceso de leer y escuchar noticias sacrílegas buscando burlarse, ridiculizar y parodiar con absoluta indignidad y falta de respeto la fe cristiana, me ha venido a la mente aquella pareja amiga que un día desapareció de mi vista cuando rompieron por culpa de una tercera persona que vino a abrir los ojos de ella haciéndole ver lo ridículo que es eso de creer.  

 

“Mi camino era un camino lleno de espejismos”, me confesó

la última vez que hablamos. Había conocido a un chico en la universidad de Granada, de ideas modernas, revolucionarias, anárquicas, que la había sacado de la vulgaridad, el patriarcado y la sumisión, y del que se había enamorado con locura, aunque, eso sí, dentro de los parámetros sin ataduras de la comuna y el amor libre.  

Nada pude hacer. Y aunque me dijo que nunca dejaría de ser seguidora de Jesús, lo cierto es que, sin darse cuenta, había cambiado a Dios por una ideología. 

 

Y las noticias nos siguen hablando de la irrespetuosidad y la desconsideración hacia la religión católica. Las últimas, las que se burlan de las formas consagradas, de la cena del Señor en las olimpiadas de París, de los más pequeños, deformándolos con la publicación de un libro con actividades desde el que los incita a la masturbación, a explorar sus cuerpos, a mantener relaciones con los del mismo sexo, induciendo incluso a la pederastia. Y en no sé qué pueblo, ayer mismo, subiéndose el alcalde a un ridículo papa-móvil, rodeado de numerosos fantoches vestidos de obispos y cardenales, para ir bendiciendo con agua inmunda a sus fieles siervos ciudadanos con un hisopo hecho escobilla de wáter. Todo sea por el progreso. Todo sea por un mundo sin Dios. 

 

Mi amigo anda ya por el tercer divorcio y tiene hijos de cuatro mujeres. Es de ideas “avanzadas” y es enemigo acérrimo de todo lo que huele a iglesia. Su odio a los curas es enfermizo. Si por él fuera todos los templos deberían convertirse en habitaciones de hoteles, restaurantes o teatros. O de lo contrario pegarles fuego. Su feminismo es extremista. No solo es partidario del aborto sin condiciones sino de que al niño post-parto se le pueda matar si es antes de las cuarenta y ocho horas, porque un recién nacido todavía no tiene identidad plena de ser humano. Es partidario de los intercambios de pareja y del incesto siempre que sea consentido. Un fenómeno. 

 

Mi amiga no le anda muy lejos. Nunca se casó, aunque sí ha tenido media docena de parejas estables y algunas inestables. Madre de dos hijos. Y otros dos abortados. Una vez vi una fotografía en la que se le veía con la pancarta en la mano: “nosotras parimos, nosotras decidimos”. Es pro-Putin, contra Israel, admiradora de los Castro, del Che, de Maduro y de Ortega. “¡Todos los beatos nicaragüenses a prisión por siempre!”, gritaba en una manifestación en Madrid hace unas semanas teñido el pelo de rojo chillón. Pertenece a un partido situado en la extrema de la extrema. Y lo peor de todo, es contraria a las manifestaciones públicas de fe. Nada por tanto de la Semana Santa en la calle. 

 

El 90% de los matrimonios se celebra por lo civil. Sólo un diez por ciento se casa por la Iglesia. Infinidad de parejas viven juntas sin papeles. Más de la mitad de los matrimonios se separa. El amor se acaba. Las rupturas matrimoniales se incrementan, llegando a superar los cien mil por año. La duración media de los matrimonios viene a ser de ocho años. El 47% de los niños tienen padres no casados. Las rupturas conllevan graves problemas para los hijos, hasta el punto de que más del sesenta por ciento de ellos requieren tratamiento sicológico. Unas cien mil mujeres abortan cada año en España, de ellas un diez por ciento son menores de edad. El número de católicos no llega al 60%. Y disminuyendo… La siembra de ellos y de los que se les asemejan va irremediablemente dando sus frutos. 

 

Y claro, mi viejo amigo y mi vieja amiga, cuando se miran al espejo de lo que fueron y son, y se ven tan lejos del camino que Jesús propone y un día anduvieron, se rebelan contra él y, como andan enclaustrados en las antípodas, se exasperan, se enrabian y buscan por todos los medios romper la baraja enmugreciendo la vida. No hay nada. Todo es mentira. Dios no existe. Jesús solo fue un pobre embaucador. La Iglesia es una falsa y corrupta inquisidora. Y los cristianos unos desgraciados, hipócritas, reaccionarios, ignorantes y fachas.

 

Y desprecian con todas sus fuerzas a todos los que no son como ellos.   

 

Y yo, ante tamaña realidad, desconcertado, me pregunto qué se gana y si se puede ser feliz yendo en este barco sin rumbo en el que van y nos quieren llevar, empujado por las olas del odio, sin luz de trascendencia, relativista, rupturista, amoral y hedonista… podrido.