Durante cuarenta y un años me he dedicado a la enseñanza y siempre considerando que aparte de enseñar mi obligación era también la de educar. Y ahora, ya jubilado y viendo el panorama de la sociedad que nos rodea, me pregunto si no habré estado y no estarán también los maestros de ahora equivocados.
Porque he y hemos debido de estar perdiendo el tiempo. En los colegios hemos hablado y realizado miles de ejercicios y actividades acerca de la solidaridad, la paz, la concordia, la verdad, el amor, la familia, la convivencia, la unidad, la igualdad, la fraternidad, la libertad, la fidelidad, la generosidad, la honradez, el perdón, el respeto, la bondad… Esfuerzo tras esfuerzo, actos, reuniones, representaciones, concursos, charlas, poesías, redacciones, canciones, dibujos, murales… para poco, para nada.
Porque de qué y para qué ha valido y vale tanta estructura si luego el edificio se cae al primer soplo del lobo. Para qué decir esto y aquello y luego los mandamases de la vida: la televisión, los móviles y las redes sociales te lo derrumba a base de colores y músicas repletas de violencia, materialismo, hedonismo, egoísmo y mala educación. Para qué tanto hablar de valores y vemos que aquellos que los recibieron y han de ser espejo y ejemplo no los tienen, muy al contrario, muestran los polos opuestos.
Niños, tenéis que decir la verdad y no mentir. Tenéis que ser honrados, sembrar la paz, perdonaros, respetaros, creer en el amor y ser fieles.
Niños, nada de racismo. Hay que respetar a los padres, a los abuelos, a los mayores, a los profesores…
Niños, no se puede maltratar, ni acosar, ni robar, ni matar, que esto es gravísimo…,
Niños, debéis tener buenos modales, ser tolerantes, justos, honestos, demócratas, amantes de la naturaleza, solidarios, comprensivos,
Niños, fraternidad, igualdad y libertad…,
Niños, hay que estar unidos, sin diferencia de razas, cogernos todos de las manos y rodear el mundo abrazándolo.
Y luego, sin embargo, a nuestro alrededor: malos modos, descortesías, irresponsabilidades, racismo, violencia, desigualdades, robo, corrupción, injusticia, falta de respeto, intransigencia, odio, infidelidades, muerte…, y más y más.
Y desconcierto absoluto porque todavía no sé si soy hombre, mujer, gay o transexual…
Que no, que en el colegio se dice lo que luego pocos hacen… Entonces, ¿qué?, ¿para qué?..., ¿para perder el tiempo?, ¿quedar bien?, ¿pasar la vida?…
En definitiva, si los valores que se enseñan a los niños no se ven luego reflejados y se refuerzan en el mismo centro, en la familia y en la sociedad, de nada sirven. Y quienes más han de dar muestras de esos valores son los que menos los tienen y menos los cumplen.
Y digo yo, ¿no deberíamos de educar no educando?: Niños y niñas, que cada uno haga lo que crea conveniente…, e igual, cuando todo sea un callejón sin salida y una selva, ya veréis cómo decidís, por vuestra propia cuenta, ser educados y educar en todos los sentidos.
Tiempo al tiempo.