Tuve un amigo en tiempos de la transición con el que
compartía sueños literarios. Nadie como él supo de mis esfuerzos por sacar una
revista adelante y algunos poemarios disfrutando de la libertad que la
democracia nos traía. Algo que sin embargo él no llevaba bien, considerando
aquellos años tiempo de traidores a Franco, empezando por el Rey y terminando
por Suárez. Perteneció al OPUS y se casó con una chica de Almería en la
mismísima catedral rodeado de un boato extraordinario. Luego, se hizo de Fuerza
Nueva, trabajando para el partido en algunos eventos de propaganda…
Y le perdí la pista. Lo último que supe de él era que vivía
en Barcelona. Hasta hace algunos años que vi una foto suya en la prensa, con el
puño levantado cantando La Internacional. Entonces me interesé por él y supe
que se había hecho de la izquierda radical y se dedicaba a organizar congresos,
actos culturales, mítines y asambleas, aparte de tener una importante editorial
en la que sólo publica y distribuye libros de la onda. Fundó una ONG ecologista
y una agencia mediadora en restauración de obras de arte. Se hizo de una gran
fortuna. Ha recibido varios reconocimientos y distinciones. Se divorció y se
casó dos veces más por lo civil. Ahora vive en una casa de lujo en la zona de
Vallmajor, con una tailandesa veintiún años menor que él.
Por You Tube pude verlo hace unas semanas dando una
conferencia en la que despotricaba contra Felipe VI, Rajoy, el Partido Popular,
Ciudadanos, los fascistas de la derecha, los carcelarios de presos políticos y
demás corruptos del gobierno, mientras lanzaba enérgicas soflamas a favor de la
independencia de Cataluña, el reparto equitativo de la riqueza, el justo
control del estado, la solidaridad del pueblo para con el pueblo y no pocas
alabanzas al marxismo, el castrismo y el madurismo.
Y curiosidades de la vida. La semana pasada, estando en
Córdoba, paseando con mi nieto por el parque de la zona centro, nos cruzamos.
Él, bastante calvo ya, con la barba como de una semana, vestía a la manera
pobre, con pantalón vaquero rasgado, camiseta negra descolorida, cazadora color
verde oscuro con las coderas raídas, calcetines bajos y zapatillas de deporte grises.
–Hombre, Ramón. Cuánto me alegro de verte después de tanto
tiempo. ¿Vives en Córdoba?
–Lo mismo digo. Y no, no vivo en Córdoba, ando visitando a
mi hijo y su familia.
–Pues yo vivo en Barcelona. Aunque tengo un apartamento ahí
cerca, en la otra parte del río.
–¿Qué estás…, de vacaciones?
–No. Ahora estoy aquí por motivos de trabajo. Tengo que
entrevistarme con algunos políticos en Sevilla.
–¡Qué bien! Como has sabido entender la vida, ¿eh? Has dado
un giro de ciento ochenta grados, macho. Se ve que en la derecha sólo
encontraste frío y soledad. Que ser independiente suponía quedarte perdido en
medio de un desierto pedregoso. Y que era en la izquierda donde se hallaba el calor,
el buen rollo, el compañerismo, la colaboración y las ayudas. ¿Verdad?
–Bueno. Hay que vivir. ¿Y tú, qué? ¿Sigues siendo tan beato?
–Lo que sigo siendo es sólo un buscador del hombre y de
Dios.
–Pues te equivocaste y te equivocas, amigo. Dios es un
cuento. Cuando te mueras te comerán los gusanos y punto.
–Lo mismo el equivocado eres tú, que vives en la falsedad y
la doblez. Disfrazado permanentemente y sin espejos donde poder mirarte para
que no te hundas en la vergüenza. Y que sepas que a ti también te comerán los
gusanos.
–A mí no. Ya he dejado dicho que me incineren.
–Vale.
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