Quien miente algunas veces es un
mentiroso. Quien miente constantemente es un psicópata. Quien apoya, acepta o
salva a un farsante, se hace cómplice de la falacia y es también un embustero.
Y quien hace esto una y otra vez se convierte igualmente en psicópata.
Y esto es lo que tenemos en este
gobierno que nos ha tocado en suertes: psicópatas. Enfermos mentales que no
solo son serviles al mandamás sino que le aplauden y lo vitorean.
Mentiroso nuestro presidente desde
que salió al ruedo político. Mentiras una tras otra, con toda la cara dura. Tantas
mentiras que ya ni nos causan asombro, todo lo contrario, provocan risa. Los
comentarios de las gentes en las redes sociales están llenos, más que de enfado
y rabia, de ironía y ocurrencias divertidas.
Pero los psicópatas están tranquilos
porque aunque el país entero se hunda estarán apoyados por otros trastornados
del calibre de chupopteros, separatistas, etarras, comunistas y demás tropa
movida por intereses personales, y todo ello adobado por medios de comunicación
vendidos, periodistas comprados y afiliados borregos.
Y esto tiene difícil arreglo. Las
mentiras de hoy son mayores que las de ayer pero menores que las de mañana. La
penúltima, porque cuando acabe de escribir esto ya tendremos otra más gorda, ha
sido, según ha confesado el mismísimo Ministerio de Sanidad al Defensor del
Pueblo, la de que no teníamos “Comité de Expertos” para salir de la pandemia.
¡Dios mío! Toda una nación
inmersa en la lucha contra un virus tremendamente contagioso y letal y no
estábamos en manos de nadie realmente preparado, ni epidemiólogos, ni científicos,
ni economistas, ni médicos, ni sociólogos, ni técnicos de ningún tipo, ni pensador
alguno independiente. Nada. El jefe y cuatro de los suyos con un portavoz payaso
medio ronco de tanto engañarnos y confundirnos también. Como para echarse a
temblar.
Pero nada. Aquí no pasará nada.
Todo seguirá igual y las mentiras campando a sus anchas que ancha es Castilla.
Y eso que alguien de los suyos, que en gloria esté, cuando no mandaban, decía
que España no se merece un gobierno que nos mienta.
Pero sí, puede que pase. Y es que
algún personajillo del pueblo, semejante al capitán
calzoncillos de Dav Pikey, salga una vez más, con el carnet en la boca, en
auxilio de su jefazo con la intención de seguir ganando puntos para el ascenso
en el escalafón de los carguillos y carguetes, y me razone en su perfil de
batalla con el siguiente, profundo y excepcional argumento: “FACHA”.
Sin entender que incluso facha es
mejor que mentiroso.
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