domingo, 9 de octubre de 2022

UN LUGAR DONDE VIVIR LIBRE Y EN PAZ

¿Habrá algún lugar en el mundo donde me dejen tranquilamente ser libre y vivir en paz?

Porque es que uno anda ya cansado de una sociedad que parece más un enjambre de depredadores desquiciados que un remanso de noble convivencia. Aquí no cesan de salirme llagas en el corazón y donde, ligero ya de equipaje en esta recta final, me están volviendo loco.

 

Cuando escribo ya no sé cómo tratar los sustantivos y menos los adjetivos, y me irrita eso de tener que poner a la vez niños, niñas y niñes, u hombre, mujer, gay, lesbiana, transexual, bisexual, asexual, skoliosexual… para no excluir a nadie. ¿Cómo digo yo eso en un poema?

 

Hay una poesía preciosa de García Nieto que empieza diciendo: 

 

Cuanto más hombre el hombre, más se acerca,

más vuelve con la sangre y con el alma  

a aquellas torres lúcidas que tuvo

sobre la fe primera de la infancia.

 

Todo el mundo lo entiende, ¿verdad? Todo el mundo sabe, desde hace siglos, qué incluye aquí el vocablo “hombre”, ¿no? Pues bien, mil veces he pensado qué diría el poeta hoy, acosado por el feminismo desbocado y grotesco que nos invade. Sería: Cuanto más persona la persona, o Cuanto más ser humano el ser humano… Pero ni por esas, tiemblo, porque podría venir entonces la Ministra de Igualdad a recriminarle que no diga: Cuanto más ser humana el ser humana… O mejor: Cuanto más mujer la mujer… Ignorando que de ninguna de estas formas queda bien enmarcada la métrica… Así que, aparte de no genérico y prosaico, este poema estaría mal hecho. Y vuelta a la confusión cuando tengo que referirme al cisgénero masculino taxista, periodista, socorrista o socialista…, porque he de decir entonces, por la misma regla, taxisto, periodisto, socorristo y socialisto… ¡Qué lío! 

 

Y lo mismo pasa con el género, que ya no sé si he sido, o quiero ser, o dejaré de ser el que soy. Cuestión de probar. Y si tienes dudas, prueba cuantos antes, porque a partir de los doce ya puedes cambiar de sexo tranquilamente. Y si eres mujer y te quedas embarazada, ancha es Castilla, puedes abortar sin problema, como quien se quita una espina, con dieciséis no hace falta ni siquiera que se enteren tus padres. Y aquellas mujeres que se consideren tal y decidan tener hijos, sepan que no se llamarán “madres” sino “cuerpos gestantes”. ¡Qué horror!

 

Y esa es otra, lo horroroso, que también está bien visto. De ahí que muchos ni se laven, vayan con el cabello grasiento y vistan ropa haraposa que, según me dicen, cuesta además mucho más que la que no lo es. Horrores también como que se considere obra de arte un cuadro en el que se ha estrellado un huevo sobre el lienzo en blanco, o se realicen esculturas con cacas de gato…, o películas groseras y aburridas donde a los actores no hay quien los entienda de lo mal que pronuncian… O se escriban novelas tediosas y versos jeroglíficos insufribles. Todo fealdad. Y entre feos anda el juego. De ahí que se den los grandes premios oficiales a poetas y escritores que no hay dios que los entienda, ni demonio que los lea, pero eso sí, ellos y todos los demás artistas que los reciban han de ser de izquierdas, ateos, sectarios y ricos.  

 

¿Dónde está, pues, ese lugar que busco? Porque aquí ni me dejan ser libre ni vivir en paz. Aquí no puedo decir siquiera que creo en Dios porque soy de todo menos progresista. Además, es sembrar el odio, ponerme del lado de la inquisición, discriminar, ser machista, reaccionario, intransigente, facha, ignorante, bobo… Y hasta puede, si vivo todavía algún tiempo, que acabe siendo delito y me encarcelen. 

 

Aquí me fríen a impuestos, me amenaza Hacienda, me mira con lupa el Ayuntamiento, me tienen controlado, me vigilan, me ven, me escuchan, me prohíben, no comas esto, no bebas aquello, no fumes, no pienses… No vayas el fútbol y grites al árbitro, o llames pelirrojo al defensa que tiene el pelo color zanahoria, porque eso es racismo y xenofobia. No intentes publicar un desnudo porque te lo censurarán. No quieras ser azafata porque te lo impedirán. No pretendas ejercer la prostitución porque te arrastrarán a la clandestinidad y te harán la vida imposible. No mires a una mujer, no le digas una palabra agradable, que eso es acoso, y no te acuestes ni con tu esposa sin antes haber firmado ella un documento explicito y claro afirmando que sí es sí. No regañes a tus hijos ni hagas ademán de levantarles la mano que eso es violencia doméstica. No gastes una broma, ni cuentes un chiste, ni hagas inocentadas, ni novatadas…, que puedes insultar a alguien, faltar al respeto, herir… No, no, no… Otra vez niño, eso no se mira, eso no se coge, eso no se dice, eso no se hace… Y sin embargo, cada vez más asesinatos, más peleas, más agresividad, más malos tratos, más picarescas, más desvergüenza.

 

Aquí todo, además, es cogérsela con papel de fumar, andar en desconfianzas y no salirte ni un ápice del camino de lo políticamente correcto, donde la mayoría de nuestros grandes personajes históricos eran fascistas, misóginos, mataindios o matamoros, y todos los patriotas imbéciles, y casi todos los curas pederastas. Donde casi todas las mujeres han recibido abusos o han sido violadas, donde todo hombre heterosexual es un presunto peligro, donde no existe igualdad para todos, donde no se sabe ya ni cuántas clases de familia hay, donde en los parques juegan cada vez menos niños, donde no te metas con la fe islámica, donde hay mala educción, falacias, hipocresías, puertas cerradas, fachadas con carteles de alarma, okupas, insolidaridad, robos, paro, drogas, guerras, amenazas nucleares, populismos, tristeza, gente enferma y abandonada, gente que va hablando sola por la calle, jóvenes que se pierden en el metaverso, personas que si te acercas, te recelan… y dolor, gran dolor de hijos por los divorcios, infinidad de divorcios, porque yo no sé qué pasa con el amor que cada vez se acaba antes. Aquí me engañan con la luz, con el agua, con el gas, con la línea telefónica, con la compra… Y raro es el día que no me dan el día. Y encima cada dos por tres, sobre todo cuando estoy descansando, suena al teléfono y es alguien para hacerme una encuesta, venderme algo, o para que me cambie de compañía.  

 

Aquí también se va a obligar a los dueños de mascotas a esterilizarlos o a que aborten. ¡Qué obsesión con el sexo y el aborto! ¡Pobres animales! Y para colmo hasta se anda levantando muertos para echárnoslos en cara, para dividirnos, para que pasemos del perdón a la venganza.  

 

Y más y más y más…

   

Me voy, me retiro, busco incansable un lugar donde no enloquecer y me dejen ser libre y vivir en paz… Y mientras lo encuentro definitivamente, ando encerrado en mi convento personal y me escribo a mí mismo desde este blog para no morirme de pena. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario