La leche que nos dieron, pero si ya estamos a uno de junio.
Habrase visto cómo corre el tiempo. Y menudo mes éste. Mes de los últimos
exámenes, la selectividad, las oposiciones, las notas, los actos de finales de
curso… Mes de la Feria de la Música, del Encuentro Internacional de la Poesía,
del Corpus… Mes de los sueños, de la llegada de las vacaciones, de plantear
dónde las vamos a pasar… ¡Pero si todo está carísimo! ¿No decían que habíamos
salido de la crisis? La leche que nos dieron.
Y sobre todo, el mes de la toma de posesión de la nueva
corporación municipal ante unos resultados que dicen mucho. Dicen del
descontento de la gente, cansada de los incumplimientos y complejos del
gobierno de la nación, pero también cansada de arrogancias, enclaustramientos,
impuestos abusivos, huelgas a golpes de tambor, olvidos, denuncias tontas,
conflictos…, de dejarse ciertas concejalías llevar por personas a sueldo,
sibilinos, que en lugar de pensar en el bien del pueblo en general piensan en
ellos y en sus propios intereses. Los resultados electorales dicen también que
stop a los nuevos que llegan con la intención de aprovecharse de los que, según
ellos, la casta se está aprovechando. Dicen que no puede un vividor deudor
presentarse entre personas dignas porque todos a la calle. Dicen que no se
puede querer ser eterno por mucho don de palabra que se posea. Dicen que votar
a algunos partidos de grupos pequeños es tirar el voto. Dicen que repitan dos
concejales cabezas de lista que se han dejado el alma honradamente y tienen
ideas diferentes. Dicen que la nueva alcaldesa debe ser cercana, de puertas
abiertas, justa, humilde, en contacto con los ciudadanos, valiente, gobernadora
de todos y dada al bien y a la cultura de todos, y no sólo de unos cuantos
radicales e intolerantes que son de pensamiento único y se atribuyen la
autoridad moral y no dan valor a nada que no sea lo suyo. Listos que ya han
empezado, sin esperar siquiera a que se siente en el sillón, a pedirle
subvenciones en grandes cantidades para ellos y lo que traen de fuera, mientras
ni migajas, ni un mínimo apoyo para los que piensan diferente, y trabajan por
una Úbeda mejor que llegue a todos sitios. Y es que todo lo que no sea de su
onda no es cultura. ¡Qué le vamos a hacer! La leche que nos dieron.
Mes también del Corpus, del día grande que brilla más que el
sol. De ver por las calles, junto a la Sagrada Forma, a decenas de niños sin
saber a lo que van, distraídos y revoltosos, luciendo sólo los trajes y los
vestidos recién salidos de la superlimpieza. De ver las banderas sobre hombros
presidenciales y las medallas brillantes en el pecho de los penitenciales y
gloriosos, y que luego muchos de ellos se guardan hasta que se acerque la Semana Santa y se
vuelvan a sacar del baúl del olvido de la coherencia donde se suelen guardar
porque sólo entonces se recuerda a Dios. Perdón si ha molestado a algunos esta
palabra. Que hay que tener mucho cuidado con lo que se dice.
¡Vaya mes! Y encima me entero de que hoy, día uno, se
celebra el Día Mundial de la Leche. Habrase visto las cabezas. Lo que faltaba.
Pues, eso, la leche que nos dieron.
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