viernes, 21 de enero de 2022

GOBERNADOS POR MENTECATOS

El mundo está sumido en una grave crisis y no solo por culpa de una pandemia terrible. 

 

Bien es cierto que nos ha surgido un virus cruel y ciego que nos ha recluido no solo en los refugios de los pueblos y ciudades sino en la gruta de nuestro interior. Y a la calle salimos de vez en cuando, no sin miedo, con gran desconfianza, con los rostros ocultos, con cadenas en los sueños. Un virus que puede no sea el último. El planeta, digan lo que digan ciertos sectores interesados, está enfermo… y se rebela en la agonía. Nadie puede negar que aquí no hay ni un solo río, ni un arroyo ni un mar limpio, que el calentamiento es una realidad palpable, que muchas especies animales están en peligro de extinción, que la contaminación nos envuelve con su niebla seca, que los bosques están siendo arrasados y las reservas de ciertos minerales y recursos agotándose…

 

Nadie puede negar que vivimos en una globalidad. Ya no vale eso de mi tribu, mi pueblo, mi nación… Vale mi planeta, este lugar redondo en el que todos estamos intercomunicados. Vale este espacio único flotando en un universo inmenso e infinito. Vale el ir todos a una hacia un horizonte de convivencia, de solidaridad, de fraternidad, de paz, de ser lo más felices posible sabiendo lo poco y lo leves que somos. Vale también la libertad de cada uno para no ser meras muescas de un engranaje esclavizador. Y vale, por ello, la necesidad de contar con los mejores para que este barco no se vaya a la deriva y navegue dentro del cosmos hacia el puerto de la luz más precisa.  

Sin embargo, se me hiela la sangre cuando miro, ante la necesidad de poner rumbo al futuro antes de que sea demasiado tarde, y acabemos incluso en guerra nuclear, a los gobernantes que nos gobiernan para poner a uno, o grupo de ellos, al timón. Y no veo más que a cretinos. Pero vamos a ver, si los que gobiernan las naciones más grandes son los más pequeños. Porque no me digan que no son enanos de pocas luces el señor Putin, espía de sí mismo, belicista e invasor; o el señor Johnson, payaso que ni se peina y sabe mucho de juergas clandestinas; o el mismo Macron, el censurador de preguntas que quiere imponer el aborto como derecho fundamental en toda la unión europea; o al presidente de la OMS, el señor Tedros, originario de un país donde la mitad de la población es analfabeta y pasa hambre. Y no hablemos de Maduro, el botarate torturador; o de Ortega y su señora, julieto y romea; o de Castillo, el del sombrero chotano más grande que él; o de Castro y Díaz-Canel, Moreno y Rockefeller; o de Balsonaro, tan homofobo como antivacunas, que te pueden convertir, dice, en cocodrilo… Y no digamos del único gordo de Corea del Norte, Kin Jong-un…, obsesionado con los jueguecitos de los misiles nucleares; o el gran dueño de China, Jinping, tan dado a los derechos inhumanos. 

 

Y el colmo, el presidente nada menos que de los Estados Unidos de América, el joven señor Biden, que está para sopicas y manta eléctrica… Bueno, quizás nos venga bien el señor Pedro Sánchez, tan veraz como nada narcisista…, “espejo, espejito, ¿hay alguien más cumplidor de promesas, guapo, alto, elegante y que mejor pacte con los enemigos del país que gobierno que yo?”

 

Vaya elementos todos… Pues anda que si así son los primeros, cómo serán los segundos… Antes, cuando un padre, abuelo o maestro veía a un niño destacar, se decía de él que iba para ministro… Madre mía…, ahora, si destaca, lo más seguro es que vaya al paro obrero, porque el puesto de ministro y ministra está reservado a los mentecatos y mentecatas que solo saben vivir del cuento de la política. 

 

Esta nave, amigos y amigas, se nos va al garete. Puaffff.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario