Otro más. De nuevo la bala llegada de las sombras ha impactado
en el corazón de un amigo y lo ha hecho caer contra el suelo para siempre.
Insisto. Tantas ausencias van pesando. Esta soledad en la
que avanzo hacia el abismo que se acerca, cansa ya demasiado.
Ahora ha sido Ginés de la Jara Torres Navarrete, con quien
tanto he compartido.
Ginés ha sido un hombre honesto, trabajador incansable, de
memoria prodigiosa. Investigador de la Historia que ha dejado su vida entre
legajos y silencios sin tiempo. Poco dado a las interpretaciones y a la
literatura de los datos. Inteligente y apasionado. Tenaz. Orgulloso de su
propio saber. Amable y servicial. Bondadoso y cordial. Autor de infinidad de
artículos y de libros, entre los que destacamos la “Breve Historia de la Villa
de Sabiote” y la “Historia de la Muy Ilustre Villa de Torreperogil”, de ambas
villas Cronista Oficial; así como la
“Historia de Úbeda en sus documentos”. Tres grandes obras, al fin y al cabo, dedicadas
a sus tres pueblos más amados. Siendo nombrado en su día “Hijo Predilecto” del
primero, e “Hijo Adoptivo” de los dos segundos.
Estuve en junio de 2015 en la presentación de su libro “San Nicolás
de Bari y su jurisdicción eclesiástica”. Allí compartí su alegría y su
satisfacción. Allí nos dimos un abrazo de respeto y amistad. Y allí nos hicimos
la fotografía que aquí presentó. También estuve a su lado, cerca de su alma,
cuando estando herido de suma gravedad, inconsciente, próximo a la muerte, le acercamos
a la ventana de su alcoba, al pasar por su casa la procesión conmemorativa con
motivo del 500 Aniversario de su Aparición, a su Virgen, mi Virgen, nuestra
Virgen de la Misericordia. Siendo testigo, pocos días después, de su
recuperación más que milagrosa. De igual manera, lo he visitado, tiempo más
tarde, en su propio domicilio, siendo recibido con suma amabilidad y obteniendo
palabras suyas que siempre guardaré en las alforjas de las esencias inolvidables.
Y ahora ya no está. Ahora ha volado por el viento de la intangible,
tras quedarse dormido, el pasado sábado, 12 de enero de 2019, bajo el sol frío
del invierno, mientras yo traía del campo a mi hogar un temprano ramo de
almendro ya en flor. Y es que la muerte trae vida, y en el caso de Ginés,
hombre que jamás escondió su fe cristiana, muy al contrario, se enorgullecía de
ello, vida en abundancia. Una vida en el más allá, donde nada más llegar se
habrá puesto a dar lecciones al Señor de la Historia documentada de sus pueblos
más queridos, rebatiéndole, sin duda, datos, fechas y nombres, y poniéndose de
inmediato a estudiar y analizar los documentos guardados en los archivos
celestes para hacer, sin prisas pero sin pausas, las genealogías completas de
todos los allí presentes… Y es que no puede ser de otra manera. Si la gloria,
conforme dicen, es un lugar de eterno gozo, Ginés solo puede ser dichoso si
dedica el tiempo de su infinitud a conversar y escudriñar legajos que hablen
del pasado para más amar el presente. En este caso, el presente sin final.
Pues eso, querido amigo, que seas feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario