Me pidió un medio doble de comunicación
ligado a la Iglesia que escribiera algo, un poema o comentario, de alrededor de
diez minutos, para conmemorar un Jueves Santo tan especial como este que
estamos viviendo. Lo que compusiera iba a darse por radio y televisión y
tendría, cuando menos, repercusión nacional.
Me puse entonces manos a la obra y
escribí un poema con todo amor y fe.
Luego, concertamos el día para la
grabación. Pero no tuvo lugar. Motivos, al parecer, de espacio de programación
y compromisos presentados a última hora fueron la causa. Y ahí quedó el poema
sin conocerlo nadie.
Comenté entonces, la víspera del Jueves
Santo, tan desilusionante hecho a una persona muy allegada, a quien remití el
trabajo. Tras leerlo me animó a publicarlo en mi blog y en Facebook, así, al
menos, si no llegaba a tener tanta trascendencia, sí
podrían leerlo aquellas personas interesadas en el tema.
Cuando estaba a punto de colgarlo,
apareció Inés López Pradas, un ángel de ojos claros y alma limpia, que me aconsejó
grabarlo con mi voz e ella ilustrarlo. Y
así lo hicimos, dando como resultado el montaje que aquí dejó.
Un montaje que, seguramente, no llegará a rincones
lejanos, como estaba previsto, pero sí, al menos, al alma de los que entráis en
este blog mío y me hacéis el honor de leerme. Dios os lo pague. Gracias por siempre
a todos.
Precioso poema para un Jueves Santo atípico. Un Jueves Santo que une la tristeza de Jesús martirizado a la tristeza de los que hemos tenido que quedarnos en casa sin poder ver, escenificada en las calles de nuestros pueblos baezanos y ubetenses, la inmensa tragedia del que dio su vida por los seres humanos allá en la Galilea de hace más de dos mil años. ¡Qué pena!
ResponderEliminarBello poema en este Jueves Santo sin Sol y sin brillo, como bien dices, la telaraña del virus malicioso ha roto este Jueves Santo esperado.., un abrazo maestro y amigo.
ResponderEliminar